CARTAGENA. Dicen los propios vecinos, propietarios de apartamentos y casas, veraneantes y bañistas que en La Manga los problemas no duran más que el tiempo de veraneo, a partir de septiembre todos repliegan sus velas y posponen la importancia de ese gran problema que les atañe hasta el mes de julio del año siguiente. Es probable que por este motivo, haya muchos de estos asuntos que se dilaten en el tiempo, pero cuando florecen, lo hacen como si no hubiera nada más relevante que este.
Hace unos meses hablábamos, en un reportaje publicado en Cartagena Plaza, del problema que iban a tener los usuarios a la playa de Barco Perdido cuando la urbanización Sirenas 3 decidiera, tal y como había podido hacer de forma legal, cerrar su zona de uso a los viandantes que llegan a la playa a través de su urbanización.
Pues bien, éste ha llegado en pleno mes de agosto y, como no podía ser de otra manera, ha levantado una enorme polvareda. Los miembros de esta urbanización decidieron cerrar los accesos el pasado 8 de agosto. Como era de prever, las quejas del resto de vecinos y veraneantes fueron creciendo en el fondo y en la forma pues no encontraban la manera de llegar al arenal una vez que habían cerrado las puertas, por lo que las quejas al Ayuntamiento llegaron por decenas.
"El trasiego de personas en nuestra Urbanización se ha hecho insostenible por falta de seguridad, por ruido, por suciedad etc… y nos ha obligado a tomar la decisión de cerrar. Hacer un cierre como el que permite Costas, no tendría ninguna relevancia, si no fuera porque los vecinos y público en general no tienen accesos públicos y llevan 37 años utilizando nuestra Comunidad para acceder a la playa", anunciaban días atrás los propios vecinos en una carta enviada al concejal de Litoral, Diego Ortega, y añadían: "en el momento que cerremos y ya tenemos que cerrar, nos tememos altercados entre los vecinos y contra nuestras propiedades, pues ya nos han amenazado.
Llevamos 37 años dando un servicio que no nos corresponde y cuando ya es inasumible, recibimos las amenazas vecinales, porque dicen que les 'cortamos el paso a la playa…' ", subrayaban en la misma carta.
Explica la carta firmada por la presidenta de la urbanización que la Ley de Costas "no contempla la posibilidad de dar acceso a las playas a través de propiedades privadas, en ese caso existe la expropiación por interés público, los accesos a las playas tienen que ser públicos y solo el Ayuntamiento puede darlos".
Por ello consideraban "urgente que hagan las obras correspondientes, aunque sean provisionales para abrir la calle inmediatamente, es una obra sencilla, quitar dos muretes de escasa altura y poco más, pero no deberían consentir altercados y desorden público por dejadez u otras causas".
El Ayuntamientos de Cartagena decidió, el pasado viernes, medidas provisionales para que la urbanización Sirenas 3 mantenga abiertos los accesos a la playa, en tanto en cuanto se ejecuta la solución, que ya tiene el visto bueno técnico de Infraestructuras y del servicio de Litoral, y de las comunidades de propietarios de los vecinos afectados.
Infraestructuras va habilitar un acceso peatonal en el paso de servidumbre, con el visto bueno y la cesión de una parte que también es necesaria desde Gran Vía de la urbanización Babilonia. En unos días comenzará la obra, explican fuentes municipales.
Así se ha consensuado y se le ha trasladado en el decreto de medidas provisionales a la urbanización Sirenas 3. Por eso es un decreto de medidas provisionales, insisten desde el Ayuntamiento. Y se hace para cumplir escrupulosamente la ley de costas, que marca las distancias que tiene que haber en el acceso a las playas y por tanto al dominio público.
Esta petición fue recogida por el Ayuntamiento hace más de un año y ha sido objeto de reuniones entre técnicos y concejales con los vecinos de La Manga, de ahí que la solución se encuentre ya en vías de ejecución.
Hay división de opiniones, como no podía ser de otra forma. Algunos vecinos de la propia urbanización insisten en que toda su documentación para obrar con el cierre está en regla, por lo que el Ayuntamiento no debería haber llegado obligando a abrir las puertas. Consideran que ha habido tiempo suficiente por parte del Ayuntamiento para ejecutar las obras que ahora proponen y no se han hecho. Otros, por contra, celebran la decisión municipal de abrir los accesos cerrados días antes, porque si bien desconocen cuál es la raíz del asunto, ni quien debe asumir las responsabilidad para solventarlo, tienen claro que las playas no pueden convertirse en un coto privado de baño.