MURCIA. A veces, el motivo de inspiración para ahondar en estos ayeres se produce prácticamente a petición de parte. Y sucedió hace unas días que una de mis hermanas encontró una foto de la instalación en Murcia, en el año 1968, de una de las cúpulas móviles desplegables inventadas por el arquitecto calasparreño Emilio Pérez Piñero, con objeto de proyectar durante un tiempo, en el recinto cinematográfico habilitado en su interior, las películas rodadas en el sistema ‘Cinerama’.
Hollywood buscó una forma de hacer cara a la competencia de la televisión en los primeros años 50, y la apuesta fue ofrecer una mayor calidad de la imagen y una pantalla mucho mayor, apostando por la espectacularidad. El primero de los nuevos sistemas de proyección fue el ‘Cinerama’.
El sistema consistía en filmar cada plano con tres cámaras situadas en paralelo, las tres controladas con un solo visor que garantizaba la sincronía, y posteriormente proyectar la película con tres proyectores independientes de forma simultánea (uno para cada uno de los planos filmados), sobre una enorme pantalla curva. Estos estaban orientados de forma que el de la izquierda cubría la parte derecha de la pantalla, el de la derecha la izquierda y el del centro, la central. El nombre 'Cinerama' surgió de combinar los vocablos 'cinema' y 'panorama'.
"A Murcia llegó en 1968, cuando el novedoso sistema ya había dejado atrás sus mejores años"
La primera película se llamó Esto es Cinerama y fue estrenada en Broadway en septiembre del año 1952. A Murcia llegó en 1968, cuando el novedoso sistema ya había dejado atrás sus mejores años debido a que los altos costes de producción de las películas no se veían compensados por el taquillaje, por mucho que los espacios de proyección habilitados para el nuevo sistema, también con un elevado coste, eran de gran capacidad. La llegada del ‘Cinemascope’ acabó de hundir el invento.
Pero todo ese proceso ocurría en España con cierto retardo. Y más aún en provincias, pues salvo en Madrid y Barcelona no se habían adaptado cines adecuados a los requerimientos del Cinerama. Y fue en 1961 cuando se planteó el Cinerama itinerante como estrategia, a la vista de que no iba a más la apertura de espacios estables para las espectaculares proyecciones, y cuando entró en juego Pérez Piñero, que acababa de ganar el concurso convocado por la Unión Internacional de Arquitectos en Londres.
Pero no fue hasta 1966 cuando se materializó el desarrollo del proyecto, y en enero de 1967 cuando la empresa explotadora del sistema Cinerama determinó encargar la construcción al calasparreño, a partir de un local de 34 metros de diámetro por 17,50 de altura, con estructura de acero y cubierta de lona, al que se adosaría un hall, también desmontable, para taquillas, sala de espera y bar. Además, una pantalla de proyección curva de superficie homogénea de 25 metros de anchura por 11 metros de altura, a todo lo cual se sumarían 1.030 butacas desplegables. El tiempo de instalación era reducido, oscilando entre los 6 y 8 días según el lugar donde se instalase.
El importe de obra y servicios ascendía a la cantidad de 3.492.000 pesetas, comprometiéndose Pérez Piñero a tener disponibles todos los elementos el 15 de mayo de ese mismo año.
El estreno del Cinerama Móvil tuvo lugar en El Prat de Llobregat el viernes 16 de mayo de 1967, con la citada película Esto es Cinerama, continuando su andadura por España en San Sebastián, Sevilla y Alicante, para llegar a Murcia en noviembre de 1968, como reflejó el diario Línea el 1 de noviembre.
"era un equipo de tres grandes proyectores norteamericanos sincronizados electrónicamente"
La crónica, acompañada por una foto de la espectacular instalación de Pérez Piñero, anunciaba que pocos días después se presentaría en Murcia, por vez primera, "el más impresionante de los sistemas cinematográficos. Siente el espectador de Cinerama la sensación de protagonizar la acción, ya que goza de idénticas sensaciones a las que sus ojos ven. Vuela, corre, se estrella o vive momentos de gran placidez dentro de los paisajes más recónditos de la naturaleza".
Explicaba también que todo ello era posible gracias al equipo de tres grandes proyectores de fabricación norteamericana sincronizados electrónicamente, que proyectaban imágenes sobre una pantalla de 275 metros cuadrados. "Un personaje puede alcanzar la altura de diez metros".
El pabellón Cinerama, enclavado en la Gran Vía de Alfonso el Sabio, en el amplio solar donde hoy se alza el Edificio de Servicios Múltiples de la Delegación del Gobierno, inició las proyecciones el martes 5 de noviembre, a las 19:30 horas, con un segundo pase a las 22:30, si bien a partir del segundo día fueron tres los pases, a las 16:30, 19:00 y 22:30 horas. Se proyectó Esto es Cinerama, y la entrada, según el emplazamiento de las localidades, a partir de 25 pesetas.
Narraba el documental la evolución de la imagen en la historia desde los orígenes de la humanidad. La película incluía escenas de una montaña rusa de un parque de atracciones de Nueva York, un número de danza, las cataratas del Niágara, un coro, los canales de Venecia, una presentación militar en Edimburgo, escenas de tauromaquia, una demostración de sonido, un parque de atracciones de Florida y la interpretación de una canción, America the Beautiful, a través del ruido producido por un bombardero B-25.
El lunes 25 de noviembre se estrenó una nueva película: Las 7 Maravillas del Mundo, de 1956, que la critica consideró superior a la primera. La tercera llego el 30 de diciembre, y fue Vacaciones en Cinerama, de 1955, del que se destacaba, sobre todo, un espectacular e inmersivo descenso de esquí. El 20 de enero de 1969 pasó a proyectarse Aventuras en los Mares del Sur, del año 1958, que dejó paso el 10 de febrero a En busca del Paraíso, de 1957, calificada por el crítico cinematográfico de Línea como la más floja de las proyectadas en Murcia hasta esa fecha.
Para el 25 de febrero se anunció como gran estreno, tras 9 meses de éxito en Madrid, Aventura en Rusia, de 1966, que cubrió el resto de la estancia de Cinerama en Murcia hasta el 30 de marzo y compensó con creces el descenso de nivel de la anterior proyección.
La cúpula cinematográfica del genial Pérez Piñero se plegó y marchó rumbo a Andalucía, con estancias en Granada, Málaga, Córdoba y Cádiz, y luego se dirigió al norte de España, recorriendo Valladolid, Zaragoza, Pamplona, Bilbao, Gijón y La Coruña, donde concluyó para siempre su periplo en 1973.
La instalación móvil fue vendida como carpa de circo a la famosa Ciudad de los muchachos, con sede en Orense.