CARTAGENA. La igualdad de armas es un principio jurídico esencial en los sistemas democráticos. Según dicho principio, la parte acusadora y la parte defensora deben disfrutar de equivalentes posibilidades de argumentar, recabar testigos y aportar pruebas en defensa de sus respectivas tesis. Si los derechos de la acusación flaqueasen podría llegarse a la impunidad, si los de la defensa, a la indefensión, pero tanto la impunidad como la indefensión repugnan al orden jurídico democrático.
Un principio similar rige, a debería regir, en el caso de la política democrática: los diferentes partidos deberían gozar de las mismas posibilidades de dar a conocer a sus candidatos, defender sus programas, criticar a sus adversarios, y establecer pactos de gobierno.
"en España caben partidos republicanos, separatistas y contrarios a las autonomías, con tal de que no intenten dar golpes de Estado para lograr sus objetivos"
Aplastado por los separatistas, este principio político de igualdad de armas se quebró hace tiempo en Cataluña y, aunque en el resto de España la situación es mejor, dista de ser óptima. El presidente socialista Sánchez ha implantado la doctrina de que todos los votos en el Congreso de los Diputados son igualmente legítimos y aceptables, complementándola con la de que los socialistas pactarán con todos los que los apoyen. Aplicándola con admirable eficacia, ha logrado hacerse con varios gobiernos, empezando por el de España. ¿Cómo? Pactando sistemáticamente con Podemos, Más País, IRC (en catalán, ERC), PNV, y Reunir (en vasco, Bildu), y ocasionalmente con Cs. Solo se le han resistido Juntos (en catalán, Junts), PP y Vox.
Nada tiene el Aparecido que objetar a esa línea teórica y de acción. A diferencia de la alemana, la Constitución española, que no es militante, permite la existencia de partidos separatistas o que vayan contra otros contenidos constitucionales sin más requisito que defender sus tesis en el marco democrático plasmado en las leyes. Aunque vivimos en una monarquía parlamentaria con un Estado unitario que reconoce la diversidad regional, en España caben partidos republicanos, separatistas y contrarios a las autonomías, con tal de que no intenten dar golpes de Estado para lograr sus objetivos.
"Las voces que se escandalicen porque el PP llegue a acuerdos con Vox mientras aplauden que el PSOE pacte con Podemos, violan el principio de igualdad de armas"
En suma, la línea de Sánchez es perfectamente legal y aceptable en términos democráticos. Ahora bien, el principio de igualdad de armas implica que el PP pueda hacer lo mismo si lo desea y, en consecuencia, tenga el mismo derecho a pactar con Cs (mientras exista) y con Vox que su adversario con todos los demás. Las voces que se escandalicen porque el PP llegue a acuerdos con Vox, sean parlamentarios o de gobierno, mientras aplauden que el PSOE pacte con IRC, Reunir o Podemos, violan el principio de igualdad de armas, lo que tiene un calificativo: ventajistas. Sí, ventajistas que piden impunidad para su política e indefensión para la de sus oponentes.
En esta etapa, los únicos partidos que tienen posibilidades de gobernar en España son el PSOE y el PP (como desde la Transición, una vez esfumada la UCD). Ocurre, sin embargo, que a ambos les resulta ahora casi imposible obtener mayoría absoluta en el Congreso y ninguno de los dos está dispuesto a aportar sus votos para que gobierne su adversario. Por tanto, la única posibilidad de formar gobierno en España y en muchas autonomías es que el PSOE o el PP establezcan pactos que la restablezcan y, puesto que los socialistas han optado por pactar con todo el que se deje, sea o no separatista o podemita, al PP no le quedará otra que pactar con Vox allá donde le convenga. Si respetan la igualdad de armas, los dos principales partidos solo tienen dos caminos: tratar de establecer un pacto a la alemana entre ellos, concediendo la presidencia al más votado, o pactar cada uno con cualquier otro que esté dispuesto a hacerlo.
Contra Vox se utiliza a veces el talismán del antifascismo, pero antifascista no es sinónimo de demócrata. Durante la Segunda Guerra Mundial combatieron, en territorio europeo, los regímenes fascistas liderados por Hitler y Mussolini contra los sistemas antifascistas liberados por Churchill, De Gaulle, Roosevelt (luego Truman) y Stalin. ¿Alguien cree que, por antifascista, Stalin era demócrata? Pista: bajo su égida murieron millones de personas por discrepar del estalinismo. Corolario, como bajo ese manto se encubren muchos antidemócratas, el talismán del antifascismo es un mero truco de trilero político.
Consciente de ello, la UE ha condenado tanto el ensalzamiento del nazismo como el del comunismo, de modo que todo el que acepte que el PSOE pacte con Podemos debería aceptar que el PP lo haga con Vox. Sepan, pues, todos que habrá gobiernos del PSOE con Podemos o del PP con Vox. Lo siento, Gabilondo. Como no hay otra, negar ese dilema es pura hipocresía o, alternativamente, cínico ventajismo. Los votantes tienen derecho a saberlo, aunque alguno se preguntará ¿y Cs? En el próximo pasico responderemos.
JR Medina Precioso