Juan José López, presidente de Hostecar, en una imagen de archivo.CARTAGENA. Juan José López, presidente de Hostecar -patronal de la hostelería-, mide sus palabras con pulcritud, tratando de morderse la lengua para no excederse en sus opiniones, a sabiendas de que el equilibrio que hay que mantener entre los dueños de bares y restaurantes y las administraciones debe durar mientras el virus esté acosándonos. El apoyo de las segundas es necesario, imprescindible en algún caso, para el sector, pero los dueños de bares y restaurantes, sus camareros y cocineros siguen sin entender porqué han sido el punto de las dianas de gran parte de las medidas restrictivas que se han ido anunciando en el país y en la Región concretamente.
López insiste en que su sector es la cabeza tractora del sector turístico y que los políticos, aunque tarde, se han dado cuenta de que si no están, la Región pide auxilio a gritos. Pero, por otro lado, explica que se han convertido en los auténticos 'conejillos de indias', a pesar de no considerarse como "un foco de contagio".
- La realidad ha demostrado en estos últimos días que si no hay hostelería, Cartagena se queda sin vida comercial.
- Pues se ha venido a corroborar estas últimas semanas con el cierre de bares y restaurantes lo importante que es el sector para la vida de una ciudad. Sin hostelería, Cartagena ha sido una ciudad muerta, sin vida y sin actividad comercial. Esa es la pura realidad.
- ¿Hasta qué punto está contento de los acuerdos alcanzados con las administraciones regional y local?
- La atención ha sido inminente y es porque las administraciones se han dado cuenta que la hostelería es vital. Los acuerdos son insuficientes, pero nos queda el buen sabor de boca al percibir que los políticos son muy conscientes que la hostelería es básica y nosotros les hemos abierto los ojos; sin ella somos una Región mucho menos desarrollada económicamente.
-Hemos asistido a manifestaciones del sector semanas anteriores, aunque ustedes decidieron no secundarlas. ¿Creen que eran adecuadas?
- La gente tiene que expresar su opinión. Nosotros, por ser una asociación de gestión, consideramos que los acuerdos eran buenos. Además, pienso que a nivel local y regional hemos sido los que más hemos conseguido en tan poco tiempo y eso es por la predisposición de las administraciones, que sí que han cumplido su palabra.
- ¿Consideran a la hostelería la cabeza de turco en estos momentos de restricciones?
-Todos lo pensamos. Hemos sido el conejillo de Indias; se ha sacrificado a la hostelería cuando se trataba de cortar el virus. Curiosamente, en las comparecencias de López Miras en estas últimas semanas el discurso ha cambiado: no es culpa de la hostelería, sino de la gente que no hace bien las cosas. El único sector que ha modificado las infraestructuras y su modelo de trabajo somos nosotros y seguimos siendo el gran damnificado. Reitero que no somos focos de nada ni partícipes de contagio. El problema es la interacción entre las personas, los botellones, la falta de responsabilidad en el uso de las mascarillas, las distancias, etc...
-¿Cuánto va a tardar el sector en recuperar un mínimo de pulso?
-Pues eso sí que es difícil de valorar, pero sí que tengo claro que somos los que más ayudas hemos solicitado, por lo que habrá que devolverlas en los próximos cuatro años. No van a ser pocos los que se queden en el camino y al resto les costará tiempo. El próximo mes de marzo se cumple el año de cadencia de los préstamos ICO y como no se flexibilicen las devoluciones, vamos a tardar mucho tiempo en regresar a algo que se pueda llamar normalidad.
-Hemos visto que hay auténticos dramas de gente que no tiene ni para comer ¿es así?
-La crisis en nuestro sector comenzó antes incluso del cierre de los bares y restaurantes en marzo. Llevamos once meses con cargas y gastos y once meses sin facturar. Hay gente que no ha podido pagar luz, agua o comida. Por muy bien que hagas las cosas, es imposible soportar gastos y no facturar ni un euro.
- Han estimado cuántos empleos se han perdido en Cartagena desde marzo y cuántos quedarán en pie?
-Hemos valorado que alrededor de 12.000 empleos se han perdido en este tiempo. Nuestra temporada empezaba en marzo y fue ahí cuando empezó todo. Creemos que se podrán perder más. En la Región existe 8.0000 bares, cafeterías y restaurantes, con cerca de 60.000 puestos de trabajo. Somos mucha gente la que vivimos de esto y además también generamos empleo a nuestro alrededor, que a veces esto se olvida.
"Hacer previsiones o reservar mesas para la Navidad, para nosotros es una utopía. Así que preferimos ir semana a semana y ver qué decide cada lunes el comité covid"
- Es sin duda el momento más peliagudo de su sector ¿qué errores se han cometido y en cuáles cree que se ha aprendido la lección?
- Creo que todo debería haber sido más transparente cuando se transmitieron los mensajes al comienzo. En el primer confinamiento nos encerraron a todos sin saber porqué. Nos ofrecían ayudas, como los préstamos ICO, que nos lo vendían como nuestra salvación, cuando la realidad era otra. Las restricciones debieron ser más severas en un comienzo, pero los rebrotes y estas nuevas medidas de abrir con condiciones y luego cerrar han terminado de hundirnos a los hosteleros.
- ¿Se puede hacer algún tipo de previsión navideña en estas condiciones?
- Pocas, muy pocas. Solo que cada lunes, cuando se reúne el Comité del covid, se nos dé un poco más de apertura. Estamos a poco menos de cuatro semanas para Navidad y en otro momento estaríamos con comidas de empresa, cenas de Navidad y reservas hechas, pero ahora lo vemos todo semana a semana. Hacer previsiones y reservar para esas fechas, para nosotros es una utopía. Es bastante que nos dejen abrir los interiores, que la semana siguiente las mesas de seis sean de diez comensales y así, poco a poco. En nuestra escala particular de UCI hemos llegado al pico de abajo, esperamos que la Navidad sea un punto de inflexión y que este próximo verano empecemos a recuperar parte de la normalidad.
