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La histórica Hacienda de San Juan de Dios y su papel en la historia de Murcia como 'Huerto de San Blas' 

4/02/2024 - 

MURCIA. Hablar de la Hacienda de San Juan de Dios es hacerlo del Huerto de San Blas, situado en Torreagüera, que forma parte de la historia de Murcia y España, y es, además, sinónimo de solidaridad, conspiración, revolución… Los primeros documentos donde aparece nombrada la zona son del siglo XVII, aunque en aquellas fechas no se conocía por este nombre, sino por San Juan de Dios, orden religiosa que se fundó en el siglo XVI. Más datos documentales aparecen en el siglo XVIII, en el primer mapa realizado de la huerta mediodía de Murcia, que se conserva en el archivo general de Simancas, apareciendo también como San Juan de Dios.

En 1750, en los archivos de la orden, en la jurisdicción de Murcia, aparece la descripción detallada de los bienes y cultivos que componían el huerto. En ese año la superficie era de 236 tahúllas, 198 plantadas de moreras, con algunos frutales y oliveras, produciendo 8.400 reales de vellón. La hacienda en ese momento estaba compuesta por una ermita con advocación a San Blas, cinco barracas y un barracón para las mulas. 

En 1771, certificaban de forma más detallada las propiedades y rentas obtenidas en el Reino de Murcia. Aparece de nuevo la descripción de la finca, con 238 tahúllas plantadas en su mayor parte de moreras y las restantes de plantones y tierra blanca. La tercera parte de tierra inferior y la demás de mediana bondad. Las edificaciones que componían la misma era una casa torre, dos de una cubierta, un barracón de ocho andanas, una barraca de seis y una ermita con advocación a San Blas, que rendían 10.100 reales de vellón. Las rentas obtenidas en esta hacienda se empleaban para minorar los gastos generados por el hospital de San Juan de Dios de la capital.

También en el siglo XIX, un mapa de la huerta realizado por Pablo Villar en 1809 describe los puntos estratégicos en la inundación de la misma, como defensa ante una eventual invasión de las tropas francesas, sitúando la hacienda con casa torre.

Año 1833, en plena ebullición política en la capital, fue descubierta una conspiración comandada por el prior del convento de San Juan de Dios, Fray Antonio de Asís, contra los liberales murcianos. Una mañana, andando éste en compañía de otro conspirador apellidado Sáez, fueron sorprendidos por los liberales a la altura de la plaza de Las Cadenas, hoy llamada de Hernández Amores, resultando muerto por un estoque el tal Sáez y logrando escapar el prior, que se refugió en la propiedad del convento en Torreagüera, hasta su muerte en 1834, a causa de la gran epidemia de cólera que asoló Murcia y su huerta.  

Tras la desamortización de Mendizábal (1836), esta propiedad, que ya era conocida coloquialmente con el nombre de 'Huerto de San Blas', fue embargada al convento y pasó a manos de la familia Tilly, que poseía el marquesado de Camachos y Casa-Tilly. En 1854 la propiedad fue cedida por la familia a Antonio Gálvez, cuando fue ayudado políticamente Pedro Rosique (marqués de Camachos) por este, y así poder alzarse como gobernador civil de la provincia de Murcia en el denominado bienio progresista. Mas tarde, la propiedad del huerto recayó en la familia Guillamón.

En la hacienda tuvieron lugar reuniones, dándose cita diferentes dirigentes políticos de la época, comandados por Antonete, para proclamar en la Región de Murcia la denominada Revolución Gloriosa en 1868, liderada por el general Prim a nivel nacional, promocionar los Levantamientos del Miravete en 1869 y 1872, instaurar la Primera República en 1873 y, cómo no, promover la sublevación Cantonal en la ciudad de Cartagena y Murcia. También fue punto de encuentro de milicias revolucionarias, siendo registrada al completo en 1886 por la guardia civil, tras los acontecimientos acaecidos en el cartagenero castillo de San Julián.

Como lugar festivo, cuando llegaba el inicio del mes de febrero, para conmemorar el día del santo, en el siglo XIX y principios del XX se describen las grandes celebraciones realizadas ese primer fin de semana, acudiendo personas de todos los pueblos cercanos. Tocaban bandas de música, se realizaban carreras de burros... y, ya se sabe, donde hay mucha gente en una fiesta, tarde o temprano se producen sucesos como discusiones, accidentes, etc… o incluso protestas por la prohibición del alcalde de turno de disparar fuegos artificiales, mediando en esta disputa la guardia civil. 

Este tipo de actos festivos en honor a San Blas en el huerto acabarían con el estallido de la Guerra Civil, periodo en el que se destruyó la ermita. También se produjeron hechos tristes, como la muerte del hijo mayor de Antonete, Antonio, por causa de un accidente cuando manipulaba pólvora en 1863; la de su hija mayor, Encarnación, por cólera, en la epidemia de 1885; la de María Dolores, su mujer en 1887; así como la muerte y el multitudinario entierro en 1898 del propio líder político, donde se produjo una gran manifestación de tristeza y respeto, no solo del pueblo de Torreagüera, sino también de toda la región, hacia el posteriormente nombrado hijo predilecto de la ciudad de Murcia.

Respecto a la solidaridad, fue lugar de atención a los enfermos en las distintas epidemias del siglo XIX y de los afectados por la riada de Santa Teresa de 1879. El Huerto, sería sede de una de las primeras asociaciones en defensa de los derechos de huertanos, creada en 1891, y también lugar de reunión de la lógia masónica 'Miravete”' fundada en 1893, albergando la propiedad, un molino de aceite (almazara) en ese siglo.

Tras el paso de los años, este terreno sigue rodeado por su famoso muro, lo que ha dado lugar a un dicho en Torreagüera para decir que algo o alguien es viejo:  "Es/eres más viejo que el muro del Huerto de San Blas". Tuvo y tiene varios propietarios las numerosas parcelas en las que se dividió. Los restos de la edificación que aún perduran estaban al límite de su resistencia, lo que llevó a la  junta municipal, vecinos y colectivos de Torreagüera a defender la conservación de este espacio arqueológico, así como los restos del muro perimétrico, ante las distintas administraciones locales y regionales, para así integrarlos en un futuro centro de cultura al aire libre y dedicado a la vida deAntonio Gálvez. 

Este proyecto, tras las demandas vecinales, se comenzó a ejecutar siendo presupuestada una primera partida económica de urgencia en el año 2020 para consolidación y estudio de restos arqueológicos; aprobada y ejecutada en 2021 por el Ayuntamiento de Murcia, se descubrió en los restos de la casa el famoso zulo-escondite de la tinaja, que los torreagüereños han transmitido en forma de leyenda de  generación en generación. Se espera que en un futuro, no muy lejano, podamos seguir hablando históricamente de este célebre espacio enclavado en la huerta mediodía, el 'Huerto de San Blas'.  

*Raúl Jiménez y Lorca es cronista de Torreagüera

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