La falta de liberalismo económico y el desconcierto al Mercado hacen dimitir a Liz Truss

MURCIA. La dimisión de Liz Truss es la última muestra de la inestabilidad política que parece haberse adueñado del gobierno de Reino Unido desde la decisión de su salida de la Unión Europea (UE). Durante el periodo de 1979 a 2010, de 31 años, fueron 4 los presidentes que ocuparon el puesto de primer ministro de Reino Unido, el mismo número que lo ha hecho en los últimos 12 años. De estos últimos 4, los últimos 3 lo han hecho en los últimos 6 años, tras la dimisión de David Cameron cuando apoyó la opción perdedora de mantenerse en la UE durante su referéndum.

Parece que las gansadas que en España han enarbolado presidentes autonómicos como los de la Región de Murcia o la Junta de Andalucía, 2 de las Comunidades Autónomas (CCAA) que más dinero reciben del Estado Central, de bajar impuestos a costa del déficit público tienen réplica internacional, ahora sí, con responsabilidades y consecuencias directas. Y es que, a diferencia de nuestras CCAA que tienen el paraguas del Estado, de la Unión Europea y del Banco Central Europeo para controlar que sus déficits no se descontrolan con respecto de sus previsiones a largo plazo.

Un primer ministro británico y sus decisiones tienen un impacto en la realidad económica de Reino Unido y en la libra esterlina que afortunadamente no sufrimos con las declaraciones de los políticos patrios. Liz Truss pretendía dinamizar la economía con esta primera gran decisión desde su llegada al poder y, según su teoría, rebajando indiscriminadamente los impuestos a todo el Reino Unido, a costa de aumentar el déficit. La lógica de Truss parecía no tener fugas para ella, pero ha detonado el más absoluto desconcierto en los mercados financieros. 

"Un primer ministro británico y sus decisiones tienen un impacto en la libra esterlina que afortunadamente no sufrimos con las declaraciones de los políticos patrios"

El viernes 23 de septiembre su ministro de Finanzas anunció un ambicioso plan en el que se anunciaban rebajas de impuestos y aumentos del gasto público para ayudar a pagar el aumento de los costes de energía. Soplar y sorber al mismo tiempo suele dar hipo. Esta noticia, de materializarse, habría supuesto un descuadre aún mayor de las cuentas públicas de un país cuyos niveles de deuda pública aún no han vuelto a tasas prepandemia. La falta de cultura liberal en España nos ha hecho confundir esta medida y creer que bajar impuestos es siempre un fundamento del liberalismo. Pero, como en más de un artículo he tratado de explicar, el liberalismo es la ideología que aboga por la no intromisión en el proyecto vital de los demás y por el respeto de los acuerdos privados basados en la autonomía del individuo. 

Dado que la decisión de Truss suponía un aumento del déficit público, lo cual hipoteca la generación de riqueza futura y, ante las demás incertidumbres de los mercados financieros, los agentes económicos globales comenzaron a desinvertir en la Economía de Reino Unido. El Banco Central Británico se vio obligado a intervenir para evitar un desplome aún mayor de la libra y la quiebra de los fondos de pensiones indexados a ella. La estabilidad de la divisa suele ser un mandato crucial en la labor de todo Banco Central. La primera ministra tuvo que dimitir tan solo 6 semanas después de su nombramiento debido al caos creado por el anuncio de su decisión y a los elevados costes financieros que ha supuesto. El pasado 25 de octubre fue nombrado Rishi Sunak como su sustituto para el puesto tras su elección como líder del partido conservador.

Situaciones como ésta demuestran el elevado grado de exposición que tienen nuestras economías a las declaraciones de los políticos y el poder de planificación económica que aún poseen ciertas élites en detrimento de la libertad de los ciudadanos. Además de poner en evidencia cómo de alejados están del liberalismo, también económico, las ideológicas tanto de conservadores como progresistas en Europa.