MURCIA. 6.670 euros. Esa es la cantidad que debería pagar cada murciano si la deuda pública de la Comunidad Autónoma se repartiera entre cada uno de sus habitantes. Es una cuantía que ha ido aumentando en los últimos años. Así ha sucedido exactamente desde el año 2008, cuando se originó la llamada Gran Recesión. Por entonces, los murcianos sólo tenían que aportar 505 euros para liquidar la deuda de la Región de Murcia. No en vano, la Comunidad debía solamente 755 millones de euros. Es decir, trece veces menos del dinero que adeuda en la actualidad.
Desde aquel ejercicio, que marcó el inicio de la recesión más dura conocida hasta ahora -a falta de saber cómo se desarrollará la crisis del coronavirus-, el pasivo de la Administración regional se embarcó en una escalada continua y sin freno: la deuda creció año a año a pasos agigantados al tiempo que marcaba topes históricos hasta llegar a nuestros días. En el primer trimestre de 2020, el débito autonómico se incrementó en 403 millones y, actualmente, la Región de Murcia debe ya 9.965 millones de euros, como así lo certifica el Banco de España. La cifra equivale al 30,8% del PIB regional.
Es el montante más elevado desde que se tienen registros. Nunca había estado tan disparada la deuda, que acaricia por muy poco la temida barrera de los 10.000 millones, una sombra que amenaza a la Comunidad desde hace varios años. Se trata de un umbral que la Administración autonómica previsiblemente cruzará, dado que el primer balance trimestral apenas recoge las incidencias del coronavirus. El estado de alarma se declaró el 14 de marzo y el Banco de España contabiliza el incremento de la deuda hasta el último día de marzo. El siguiente indicador del segundo trimestre sí reflejará el aumento del gasto para contener la pandemia. La deuda, por tanto, seguirá creciendo.
Además, el presidente murciano no ha ocultado que la Región necesita seguir endeudándose. Así lo ha reclamado en varias ocasiones Fernando López Miras, que pide al Estado más margen de maniobra para hacer frente no sólo a las demandas sanitarias derivadas de la lucha contra la covid-19, sino también para cubrir las necesidades económicas y sociales. El consejero de Salud, preguntado en rueda de prensa, deslizó que "todavía se está cuantificando" la inversión destinada sólo para el ámbito sanitario. Pero el presidente ya avanzó que ese desembolso ha superado todo el objetivo de déficit permitido para las comunidades en 2020, cifrado en el 0,2%.
Si a ello se añade que el Presupuesto apenas deja espacio para actuar -el 80% de las partidas se encuentran comprometidas en sanidad, educación y políticas sociales-, el jefe regional entiende que no hay más remedio que solicitar más préstamos: "Voy a pedir que nos dejen endeudarnos. No quiero que quede ninguna cuestión sin atender", esgrime Miras. En su opinión no hay otra alternativa para afrontar una situación tan excepcional como la que vivimos. "En periodos de guerra los estados deben endeudarse"; por eso "no voy a criticar que el Ejecutivo central se endeude", aseguró en una ocasión.
¿Y cómo ha llegado una Región que en 2007 debía solamente 648 millones a soportar las cifras actuales? Para el Gobierno regional el diagnóstico está claro: por el sistema de financiación autonómica. "Todos los males del sistema financiero de la Región tienen una causa: la infrafinanciación", afirmaba en febrero el consejero de Hacienda, Javier Celdrán. Para la Comunidad, el castigo del reparto de los fondos autonómicos se cuantifica en un pérdida de 7.500 millones para Murcia. Un estudio de la consultora Analistas Financieros Internacionales le da la razón: el informe reflejaba que entre 2009 y 2018 la Comunidad ha dejado de recibir hasta 7.969 millones de euros, justo en el periodo en el que la deuda autonómica subió en 7.891 millones de euros.
Ciertamente, la deuda se disparó coincidiendo con el cambio del modelo de financiación autonómica, ordenado en 2009 por el Gobierno de Rodríguez Zapatero. La Comunidad pasó de deber el 2,6% de su PIB en 2008 a adeudar el 4,8% en 2009. Un año después, en 2010 y con el nuevo modelo ya en vigor, el pasivo ascendió al 10,3% y se colocó por encima de los 2.100 millones. La deuda se había triplicado en apenas tres años.
Pero la espiral sólo acababa de empezar. En 2012, ya con Mariano Rajoy en el Ejecutivo nacional, la deuda creció hasta el 17,5% y alcanzó los 4.600 millones; es decir, el doble que en 2010. La subida era imparable. En 2013, la deuda llegó al 20,9% y en 2014, último año de Ramón Luis Valcárcel como presidente murciano, se instaló en el 25,6%, con un montante de 6.800 millones. Es decir, diez veces más que en 2006, cuando debía 686 millones.
La tendencia se mantuvo con los nuevos Gobiernos de Pedro Antonio Sánchez y, después, de López Miras. El 2015 se cerró en el 26,7%; en 2016 se sobrepasó el 28,3% y en 2017 se situó en el 28,7%. En 2018 comenzó a sonar con fuerza la barrera de los 10.000 millones, al terminar aquel ejercicio en 9.232 millones, equivalentes al 29,3% del PIB. Y 2019 concluyó en 9.562 millones.
La financiación es un agravio que perjudica -objetivamente- a la Región de Murcia, pero otros organismos discrepan del análisis de la Comunidad y no creen que todo se deba al modelo de financiación. También en febrero, el Colegio de Economistas de la Región exigía contundencia contra el déficit y defendía que no toda la deuda se debía a la infrafinaciación, si bien reconocía que existe un déficit estructural causado por la mala financiación. Poco después, un informe del Centro Económico y Social (CES) calculaba que el perjuicio de la financiación representa apenas el 20% de la deuda regional.