MURCIA. La calidad del Gobierno regional es muy deficiente. Esa es la conclusión alcanzada por los 18 Grupos de Trabajo de Vox Murcia, encargados de evaluar la legislatura que está a punto de terminar. La última remodelación es un gesto atolondrado de López Miras ante una expectativa electoral decreciente con los resultados de su Gobierno: inseguridad, corrupción, amiguismo, enchufismo, transfuguismo, fracaso escolar, listas de espera, pobreza estructural, contaminación y déficit hídrico.
Medir la calidad del Gobierno regional es evaluar sus políticas públicas. Los equipos de Vox Murcia han observado: grado de politización de la Administración regional, inclinación de los dirigentes a buscar apoyos a cambio de subvenciones, dependencia excesiva del presupuesto sin mejorar la economía, comportamiento arbitrario de los directivos, actitudes que justifican apartarse de las normas y otros indicadores de desgobierno en las autonomías.
"La estructura natural de la Comunidad no debe sobrepasar de 7 Consejerías"
Cuando los resultados de López Miras se contrastan el balance es desolador. Los indicadores muestran la mala calidad del Gobierno en términos de renta por habitante, desempeño educativo, vulnerabilidad de la población ante el crimen, exposición de jóvenes a las drogas, creciente islamización de barrios, aparición de zonas "No-Go" con alta peligrosidad, deficientes infraestructuras básicas, servicios esenciales con graves carencias, despoblamiento, ocupación, pobreza y precariedad. Otros marcadores de torpeza son el adoctrinamiento de funcionarios, actitudes contra la política de trasvases, planes no ejecutados, normas incumplidas, partidas inaplicadas e infradotación en los sectores agrícola y ganadero.
En la Región de Murcia preocupan los índices de corrupción, despilfarro y exceso de aparato para una administración autonómica envejecida y esclerotizada. La proliferación de altos cargos es un vicio todavía más agravado con el engorde a 10 Consejerías decretado por López Miras, en lugar de las 8 preexistentes, plagadas con tránsfugas que todavía conservarán el sillón hasta cobrar la última nómina de su mandato. Este despliegue de burocracia se contradice con la estructura natural de la Comunidad Autónoma, que no debe sobrepasar 7 Consejerías, que se corresponden con las áreas de gestión encomendadas por el Estatuto de Autonomía.
El nuevo reparto de competencias parece hecho a voleo, improvisado en una noche de juerga. Juntar Trabajo con Educación y Mar Menor con Universidades produce caos y descoordinación, un juego de ruleta rusa para los meses finales de la legislatura. Tras la remodelación hay consejeros del Gobierno regional cobrando 80.000 euros con menos trabajo que simples jefes de negociado en el ayuntamiento de un pueblo. La explosión de altos cargos sin cometidos sirve para ocupar la sociedad civil con lazos de amistad personal y trampas para votos, pero condena todas las políticas de la Región de Murcia a un desempeño mediocre.
En Vox hemos identificado al menos 50 normativas inservibles para el desarrollo regional. Esta regulación no afecta solo al Mar Menor, Vivienda, Industria, Urbanismo y Medio Ambiente. Prácticamente todos los departamentos están colmatados con legislación parasitaria que impide el correcto funcionamiento de la administración en perjuicio de trabajadores y empresas. Los equipos de Vox sugieren una derogación ordenada, pero fulminante, de toda esta basura jurídica, y la creación de un marco normativo diferente, inspirado por la libertad de empresa, la protección ambiental y la prosperidad con perspectiva de familia.
La mala calidad del Gobierno también se acredita con el fracaso múltiple de los centros directivos salvo raras excepciones. El efecto acumulado es que la Región de Murcia se desprestigia con la percepción (muy extendida) de que para hacer negocios hay que tener contactos, para acceder a servicios hay que tener enchufes, para crear empresas hay que mendigar permisos, para crear puestos de trabajo hay que suplicar ayudas, para mantener un negocio hay que tragar normativas, y para emprender hay que llamar a demasiadas puertas, todas cerradas y poco transparentes.
Cuando el enfoque clientelar domina el estilo de un Gobierno prospera una política de padrinos y amiguetes. En la Comunidad Autónoma, desde hace tiempo, las personas más capacitadas son postergadas por correligionarios que arrastran nuestro territorio por debajo de sus posibilidades. Solo queda Vox para darle la vuelta a esta situación. En las elecciones del 28 de mayo hay una oportunidad para apartarnos del dictado de la Agenda 2030, ese programa izquierdista que funciona como constitución para democracias fracasadas. ¿Estamos obligados a soportar una agenda que corta el trasvase, suprime libertades, abre fronteras, cierra oportunidades y trae servidumbre para los españoles? Esa agenda solo sirve para manejar la Región de Murcia como una "plantación" donde López Miras pretende ser el amo y capataz.
Antonio Martínez Nieto
Vocal CEP Vox Murcia
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