CARTAGENA. El pasado jueves casi un centenar de cartageneros celebramos con Iván Negueruela un homenaje más que merecido por su trayectoria el frente del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, que así se llama el que todos conocemos como ARQUA aunque, como dice el que ha sido su Director hasta esta semana, ese acrónimo no aparece en el BOE.
Un museo nacional en Cartagena que debe mucho, porque todo es mucho decir incluso en este caso, a quien ha sido su Director desde 1993 con las interrupciones provocadas por dos decisiones políticas anuladas por la justicia.
Retirarse como director por oposición y contra la imposición casi 30 años después, con el museo reconocido en dos ocasiones por la UNESCO como paradigma de buenas prácticas tras sus exitosas campañas de recuperación del tesoro de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, haría acreedor a cualquiera de los más altos reconocimientos a una trayectoria profesional y el caso de Iván no debe ser una excepción, vaya desde aquí mi admiración por esta labor.
Sin embargo, esos logros sirvieron como magnífica excusa para un reconocimiento mucho más personal y sincero de quienes lo acompañamos el jueves, muchos en cuerpo, muchos más en alma sin duda.
Porque Iván deja a los cartageneros un legado de un valor incalculable, la demostración de que el sentimiento de discriminación y expolio que sentimos y compartimos los cartageneros desde hace siglos tiene un momento, un lugar y unos responsables en la historia en que ubicar no ya su inicio, sino su consumación. La ciudad de Murcia en el siglo XIII, el Obispo Magaz y el rey traidor, a Cartagena pero sobre todo a su padre Alfonso X, Sancho IV.
Se trata, obviamente, del ilegal traslado del obispado de Cartagena a Murcia que magistralmente ilustra en su libro 'Murcia por una mitra' este vallisoletano de nacimiento y cartagenero de adopción y cartagenerista de convicción.
No es para él su principal aportación a esta justificada reivindicación, pues ésta la ubica en la evidencia de que Cartagena nunca desapareció, en que la Alcazaba que se ubicaba en el Cerro de la Concepción es la demostración de que tres milenios de continuidad nos contemplan y que la forzada imposición de Murcia en el siglo XIX como capital de esta provincia por Javier de Burgos. Una ciudad militar que desgrana en su obra Qartayanna al-Halfa.
Estas realidades estaban ahí pero sólo la audacia que, sin duda, comparte con los Bárcidas le ha permitido mostrarlas y demostrarlas a quienes vivimos en Cartagena, la Qart Hadast donde Asdrúbal el Bello se instaló y construyó su palacio en el prominente Cerro del Molinete, por ello conocido como Arx Asdrubalis.
Como tuve ocasión de manifestar en el emotivo acto del jueves, mi agradecimiento por despertar conciencias, por ofrecernos armas a quienes creemos que Cartagena no tiene lo que merece ni merece el trato recibido. Eso pensamos los cartageneros de a pie.
Y una reflexión obligada y necesaria, si a un hombre se le mide por el tamaño de sus enemigos, Iván es tan grande como pequeñas son quienes ostentando la representación institucional de Cartagena decidieron no acompañarlo en esta noche de homenaje. Ellas se lo pierden.
Jesús Giménez Gallo
Presidente de MC Cartagena