MURCIA. Desde la irrupción de la covid-19 en el mundo en marzo del 2000 se ha producido un aumento de diversas patologías. Por eso se precisa su estudio más profundo, para evaluar la posible influencia de la covid y/o sus vacunas en su desarrollo.
Una de las patologías de mayor impacto clínico por sus repercusiones a todos los niveles (personales, familiares, sociales, profesionales etc.) son los ictus cerebrales, posiblemente relacionados con su potencial estado de hipercoagulabilidad en la fase aguda de la covid-19. Sin embargo, no está bien establecido con suficiente evidencia como factor de riesgo de los mismos.
En un meta-análisis de 2.277 estudios sobre ictus se han seleccionado por su homogeneidad 6 (2,7%), que incluían 108.571 pacientes con covid. En este grupo de ictus se encontraron en el 1,4% y tenían como manifestación clínica más frecuente el llamado ictus isquémico (trombosis cerebral) en 787,4% y hemorragia intracraneal en el 11,6%.
El grupo de covid con ictus cerebral con diferencia significativa con el grupo no covid se asoció de forma independiente con mayor edad (4,8 años más), junto con presencia de hipertensión, diabetes, insuficiencia coronaria o cardiopatía isquémica (angina de pecho-infarto agudo de miocardio) y covid con afectación grave.
De forma semejante, en otro estudio con un registro de 23.559.428 pacientes con edad media de 56 años y 54,3% hombres, fueron evaluados 1.595.984 pacientes con covid con una media de 9,2 meses de seguimiento tras su superación. El ictus isquémico se encontró en el 4,4 por 1.000 pacientes sobrevivientes a la covid, comparado con 3,25 por 1.000 del grupo control sin covid. Es decir, los pacientes que se recuperaron de la covid presentaron un mayor alto riesgo de ictus isquémico o tromboembólico comparado con el grupo de la población general.
En primer lugar, las enfermedades cardiacas, especialmente la fibrilación auricular, como arritmia cardiaca de mayor frecuencia en las personas de >70 años, que favorece los episodios tromboembólicos cerebrales. En segundo lugar, la insuficiencia coronaria (angina-infarto), seguido después de la diabetes e hipertensión como es relativamente frecuente.
En los controles de seguimiento de 395.105.670 pacientes vacunados anti-covid no se ha podido observar un incremento de los ictus tras la realización del programa de vacunación hasta los 42 días de control.
Solo hay un estudio realizado en el CLINIC de Barcelona en un grupo seleccionado de pacientes que padecían arteritis de la temporal y >70 años. Encontraron un aumento del riesgo de octus en este grupo en posible relación con las vacunas Anti-SAR-CoV RNA. Ante estos datos, se precisa de un estudio más amplio y especialmente de una valoración personificada de estos agentes en este grupo de pacientes.
Como conclusiones podemos señalar: la covid aumenta el riesgo de ictus, relacionándose fundamentalmente con factores cardiogénicos (fibrilación auricular y cardiopatía isquémica).
Las vacunas no se han encontrado como factor de riesgo de ictus, excepto en un grupo limitado de pacientes con Arteritis de la Temporal y más de 70 años, considerándose la limitación de la vacunación en este grupo de pacientes.
Joaquín Gómez Gómez
Profesor Emérito de Medicina Interna-Infecciosas de la Universidad de Murcia.
