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 informe 'Sos Acuíferos' 

Greenpeace alerta del mal estado del 69% de las aguas subterráneas de la cuenca del Segura

4/10/2022 - 

MURCIA. En la demarcación del Segura hay 43 masas declaradas en mal estado, el 69 % de las 63 en que se clasifica la cuenca. El regadío intensivo e industrial ha dañado seriamente los acuíferos sobreexplotándolos y contaminándolos, afectando gravemente a los ecosistemas. Así lo recoge Greenpeace en su informe 'el informe 'Sos Acuíferos'.

Este regadío industrial e intensivo consume el 85 % del agua superficial y subterránea disponible en la cuenca. Hay cerca de 450.000 hectáreas destinadas a la agricultura, de las que algo más de 260.000 son de regadío legales (faltaría cuantificar los ilegales). Pero además, a la contaminación de acuíferos con nitratos derivada de la agricultura industrial se ha unido con fuerza la ganadería intensiva, ya que en la Región de Murcia han proliferado masivamente las macrogranjas especialmente las de porcino.

El estudio concluye, según la cofundadora y responsable de proyectos de Datadista, Ana Tudela, que el 14 por ciento de todas las masas de agua del país se encuentra en mal estado, de acuerdo con el análisis realizado a los documentos presentados en los planes de tercer ciclo de planificación hidrológica (2022-2027), pendientes de su aprobación definitiva.

Tudela ha precisado que esto supone tener un total de 353 masas de agua subterránea en mal estado que en extensión superan los 140.000 kilómetros cuadrados, lo que abarca a casi el 40 por ciento de su superficie total.

Por otro lado, el estudio apunta que se extrae más agua de la que es capaz de reponer el ciclo natural del 27 por ciento de las masas de agua subterráneas, por lo que están en mal estado cuantitativo.

Además, ha destacado que el 30 por ciento presenta mal estado químico, es decir que tienen un nivel de contaminación superior a los niveles máximos permitidos para la salud humana, sobre todo por nitratos, pero también por plaguicidas o metales. Asimismo, el 14 por ciento se ha declarado en mal estado por ambas causas, cuantitativas y cualitativas o químicas.

Tudela ha agregado que incluso entre las masas de agua en mal estado algunas cuentan con varias figuras de protección ambiental, como las Tablas de Daimiel o Doñana, lo que en su opinión refleja que en España las administraciones "ni siquiera" han sido capaces de preservar las de mayor valor ambiental.

Por ejemplo, ha atribuido a la apuesta por el olivar en regadío en Andalucía el hecho de que la cuenca del Guadalquivir tenga al 28 por ciento de sus masas de agua con contaminación química y el 37 por ciento en mal estado.

Por otro lado, el estudio ha constatado que el 22 por ciento de estas no dispone de sensores piezométricos para contabilizar y conocer su estado real. Finalmente, ha indicado que todas las cuencas presentan un "estado preocupante" aunque el mal estado de los acuíferos es generalizado. En concreto, el mal estado de los acuíferos llega al 37 por ciento en la cuenca del Ebro; al 85 por ciento en la del Guadiana; al 52% de las masas en el Guadalquivir; al 69 por ciento en el Segura; al 47 por ciento, el Júcar y en el 29,6 por ciento de las masas en el Duero.

En ese sentido, el responsable de la campaña de agua de Greenpeace, Julio Barea, responsabiliza a la agricultura y a la ganadería intensiva e industrial al deterioro actual de las masas de agua.

Por ello, ve "evidente" que España ha descuidado y sigue descuidando sus aguas subterráneas. "Este descuido llevará a graves problemas en el abastecimiento humano. En España, según el Gobierno, el 30 por ciento de la población se abastece con aguas subterráneas. En la cuenca del Duero, por ejemplo, el 67 por ciento de los núcleos de población se abastece exclusivamente de agua subterránea, lo que, según Barea, "significa que el mal estado químico y cuantitativo puede afectar de manera directa al agua del grifo y dejarlos definitivamente sin agua".

En resumen, para la ONG las principales causas tras este problema "nacional" son la contaminación por nutrientes, las macrogranjas, los pesticidas y plaguicidas, la intrusión y la contaminación salina, así como la sobrexplotación del recurso por el regadío intensivo, pues la agricultura consume "más del 80 por ciento" de los recursos hídricos.

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