EL RINCÓN DE PENSAR... EN LA EMPRESA / OPINIÓN

Gestionar la tesorería (I)

25/01/2021 - 

MURCIA. Hace un par de semanas, recibí la llamada de una persona con la que tengo mucha confianza. Era el día siguiente a la celebración de los Reyes Magos, y se le notaba alegré. Pensé que se habrían portado bien sus Majestades… Pero me dejó sorprendido cuando nada más saludarme me dijo: "He descubierto que la gestión financiera es algo muy sencillo, se trata de gastar menos de lo que ingresas, y de controlarlo".

Y me contó cómo –todos los años desde hace ya una década- ese día tiene la costumbre de hacer un 'balance' de su tesorería. Apunta en una hoja todo el dinero que tiene (efectivo, saldos en cuentas bancarias, valor de sus ahorros en fondos de inversión, acciones, etc.), y todo lo que debe (hipoteca, algún préstamo o financiación de compras pendientes de pago). Y su alegría era por haber conseguido mantener prácticamente igual esa diferencia respecto al 7 de enero del año pasado, pese a la caída de ingresos que había sufrido en su actividad como autónomo durante el 2020. Y lo había conseguido lógicamente 'ajustando' sus gastos.

Aunque la gestión de tesorería es tan solo una parte de la gestión de las finanzas, me parece que también a la gestión financiera de la empresa en su conjunto es muy aplicable esta anécdota, y la frase que me decía esa persona.

"Que sea sencilla no significa que sea fácil ni poco laboriosa; Por el contrario: es una actividad de hormiguita"

No voy explicar aquí la diferencia entre los conceptos de 'ingresos-gastos', que hacen referencia a los resultados de una empresa, y 'cobros-pagos' que son los que se refieren propiamente a los aspectos de tesorería y financieros. Sobre eso escribí ya dos artículos que pueden leer aquí.

Hoy quiero dar unas ideas –que espero continuar en un par de artículos más- sobre lo que es propiamente la gestión de la tesorería.

Y por tesorería vamos a entender el flujo monetario de los negocios habituales de la empresa, lo que incluye lógicamente el pago a los proveedores, el cobro de los clientes, y las operaciones a contratar (bancarias o no) para atender las necesidades de fondos que esos negocios habituales puedan generar.

No me refiero por tanto ni a las finanzas derivadas de negocios extraordinarios o no habituales (por ejemplo, la compra de maquinaria de producción, o de una nave industrial) ni a su gestión, aunque una vez establecidas esas operaciones, los pagos correspondientes se 'integren' dentro de la gestión de la tesorería.

Volviendo a la frase que me decía esa persona, destacaría dos cosas.

En primer lugar, coincido con ella en que la gestión de la tesorería es algo muy sencillo. En realidad, lo único que necesitamos para una buena gestión de tesorería es sumar y restar. Porque se trata de calcular si en algún momento a lo largo del periodo que analicemos, nos va a faltar dinero para hacer frente a alguno de los pagos.

Que la gestión de tesorería sea sencilla no significa que sea fácil ni poco laboriosa. Por el contrario yo diría que es una actividad 'de hormiguita'.

En este sentido me gustaría destacar dos aspectos que considero la base de una buena gestión de tesorería: una sistemática clara y un seguimiento constante. Ya que precisamente por su objetivo (que no se produzcan faltas de dinero en ningún momento), lo ideal en la gestión de la tesorería es que sea algo 'suave'. No se trata de que haya momentos en que nos 'sobre' dinero, si hay otros en los que nos falta para un solo pago.

Y en segundo lugar, coincido también con esa persona en la necesidad de controlar. Y quizá este es un aspecto en el que muchas empresas hacen agua, porque para que el control sobre la tesorería sea efectivo necesitamos un presupuesto, y preferentemente anual.

Puede parecer inoportuno hablar de presupuestos cuando estamos ya terminando el mes de enero. Pero en mi experiencia, la gran mayoría de empresas hacen presupuestos anuales 'de cuenta de resultados' (con objetivos de ventas, de márgenes brutos a conseguir, de gastos, etc.) que además revisan y actualizan con frecuencia; pero podría contar con los dedos de una mano las que he encontrado que hagan presupuestos 'de balance'.

Y con presupuesto de balance me refiero precisamente a estimar cómo van a evolucionar los distintos cobros y pagos a lo largo del ejercicio, y si –según esas estimaciones- podremos 'encajar' con cierta holgura los pagos en todo momento.

Para elaborar ese presupuesto debemos partir del balance de cierre del ejercicio, 'aplicarle' el presupuesto de ingresos y gastos, estimar los cobros y pagos que estos van a generar (para lo cual nos podemos servir de los periodos medios de cobro y pago), y los que puedan derivarse también de otras causas (autoliquidaciones de impuestos, capitales a amortizar durante el ejercicio, posibles ingresos derivados de operaciones no comerciales, etc.).

Este presupuesto es necesario para detectar con tiempo esas posibles carencias de tesorería y ponerles remedio buscando la mejor alternativa. Y la clave será disponer de esa información lo antes posible, pues en ocasiones esa situación puede ir acompañada o incluso derivar de un problema de falta de rentabilidad, en cuyo caso los plazos habituales para la concesión de operaciones de financiación pueden alargarse, y corremos el peligro de no poder atender algún pago, con la espiral negativa que eso suele conllevar.

Resumiendo en una frase las ideas que he querido transmitir: en mi opinión, la gestión financiera (y en concreto la de tesorería) es algo sencillo, pero que exige de una sistemática clara y un seguimiento constante de un presupuesto de balance.

Javier Giner Almendral

Economista

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