tribuna política / OPINIÓN

Fin del baile de máscaras en San Esteban

7/09/2023 - 

MURCIA. La Región de Murcia ya tiene presidente autonómico. Ha sido la última de todas las comunidades en elegir a su último mandatario, nada menos que tres meses y medio después de la celebración de las elecciones. López Miras ha pasado de asegurar que nunca iba a meter a Vox en el Consejo de Gobierno a ponerles la alfombra roja, llevarles los cafés, hornearle los bollos y ceder todo lo que Antelo ha estado dispuesto a exigir. Quizá fuera de las fronteras de la Región de Murcia alguien haya podido pensar que las intenciones del sucesor de Pedro Antonio Sánchez y de Ramón Luis Valcárcel (sobre quienes ya pesan condenas y juicios futuros con posibles penas de varios años de cárcel por su gestión) eran sinceras. Pero quienes hemos seguido la trayectoria del lorquino en San Esteban, sabemos de sobra que a Fernando López Miras le da igual el cuándo, el cómo, el con quién y el dónde. Lo único que le importa es que los números le den para seguir en el cargo y seguir viviendo, como el titiritero de la canción, de feria en feria.

Arranca, ahora sí, la XI Legislatura. En la anterior, el Gobierno estuvo apoyado en nada menos que siete tránsfugas. La entrada de Vox en el ejecutivo no es ninguna novedad en la Región de Murcia. La exconsejera de Educación, Mabel Campuzano, ya procedía de las filas de la ultraderecha. Cierto es que su nula gestión desconcertó a propios y a extraños, pero ahí estuvo. Si a López Miras no le asustó ni le pareció antidemocrático comprarse a más de un 15% de los diputados de la Asamblea Regional para no levantarse del sillón de San Esteban, menos aún le iba a suponer problema alguno pactar con Antelo, aunque eso suponga tener que desdecirse de todo lo que le han escrito desde Madrid durante el último trimestre.

Que nadie se llame a engaño: el acuerdo que hoy convierte a López Miras en presidente no se ha fraguado en Murcia. Viene directamente desde Madrid y sirve no a los intereses de la Región, sino a la estrategia desesperada de dos líderes en la cuerda floja, como lo son Feijóo y Abascal. Y también es un pacto a medida de los intereses de quienes realmente mandan en nuestra Comunidad Autónoma: el agronegocio de la Fundación Ingenio, las macrogranjas del señor Fuertes y el desmantelamiento de la Universidad Pública en favor de la UCAM. Mientras tanto, los ciudadanos y ciudadanas de la Región de Murcia seguiremos viendo cómo la sanidad sigue estando sostenida con 'palos y cañicas', cómo aumentan las listas de espera para un especialista o cómo cada verano se cierran centros de salud y consultorios para no contratar profesionales sustitutos. Continuaremos asistiendo a la paulatina degradación de la escuela pública que, en muchos casos, ya depende del voluntarismo de docentes y grupos de padres y madres. Proliferarán los barracones, la falta de personal y de material y, por supuesto, las concesiones de conciertos con empresas privadas amigas, mientras se cierran líneas enteras en la pública. Y desaparecerá cualquier atisbo de educación en diversidad, en igualdad o en salud sexual, porque eso es pervertir a los jóvenes. En el verano en el que parece que por fin todo el mundo (quienes viven fuera de la caverna, claro) ha entendido lo que es el consentimiento, López Miras pacta con quienes se apartan de las concentraciones de repulsa contra los asesinatos machistas.

Pero si para alguien es una mala noticia el acuerdo entre la derecha extrema de López Miras y la extrema derecha de Antelo, es para nuestra propia tierra. Para nuestras costas, nuestros bosques y nuestros paisajes. El Gobierno de la Región de Murcia está desde hoy sostenido por un grupo político que, desde el más puro analfabetismo científico, niega el cambio climático y se muestra contra cualquier medida que sirva para proteger la naturaleza. Su cerrada defensa de las grandes empresas del agronegocio, aquellas que han arruinado a cientos de pequeños agricultores de la Región de Murcia y que han arrasado el Mar Menor, les lleva a contradecir los propios hechos y datos que manejan los expertos sobre nitratos y otros contaminantes que han convertido una joya natural en una fosa séptica.

Sin ánimo de agorero, sí que me atrevo a hacer una predicción: los próximos cuatro años van a ser un desastre para la Región de Murcia. Un desastre que sólo puede parar la reconstrucción de un tejido social alternativo que impida que el programa ultraderechista acabe implantándose. La movilización ciudadana debe marcar los próximos años, y eso tiene que hacerse necesariamente desde la calle. Por supuesto, es fundamental contar con personas de valía en las instituciones. En la Asamblea Regional ya hemos visto durante los últimos años cómo María Marín, portavoz de Unidas Podemos, se convertía en la única oposición real a López Miras, mientras que en el Congreso de los Diputados, el único murciano que ha destacado por llevar a Madrid los problemas de la Región ha sido Javier Sánchez Serna, coordinador autonómico de Podemos. Pero serán voces clamando en el desierto si no se activa un gran proceso de cambio en cada ámbito social, laboral y asociativo. Un proceso que lleve, tal y como decíamos hace años, a la unidad de todas las luchas. Hay mimbres para la esperanza, pero hay que ponerse en marcha cuanto antes y no bajar ni la cabeza ni los brazos. Está en nuestras manos recuperar la Región de Murcia y acabar con el eterno Gobierno de una derecha que la ha vendido a precio de saldo.

Fernando Miñana

Responsable de prensa del CCA de Podemos Región de Murcia

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