MURCIA. Se nota cuando las cosas se hacen con mimo, con agradecimiento, con memoria... pero sobre todo con corazón. El resultado, en este caso, es una exposición de fotografía muy especial que se puede ver todo el verano (hasta el 23 de septiembre) en la sala de Los Molinos del Río de Murcia y cuya inauguración pasó un poco desapercibida con todo el ruido político de las últimas semanas. Se trata de Intrahistorias: retrato de una sociedad, un proyecto de Belén Campillo y José María Mármol (este último falleció en noviembre de 2022), que es diferente a todo y muy recomendable por muchos motivos. Porque no es una muestra de fotografía al uso, ya que en ella dialogan la imagen, la palabra y la identidad; porque está protagonizada por lo retratos de 35 personas de la Región que han destacado en sus profesiones -muchos de ellos muy conocidos-, que a la vez han aportado la fotografía de un antepasado creando así un interesante paralelismo entre presente y pasado; y porque unos textos mágicos -obra de Eugenio Pérez y Carlos Coll- cuentan historias de otras épocas, que siendo particulares son comunes de alguna forma para todos.
Da gusto escuchar la pasión con la que Belén Campillo habla de este trabajo, que reúne fotografías realizadas con cámaras antiguas de gran formato con las que se han recreado los procesos fotográficos del siglo XIX. Los 35 personajes que han posado para estos objetivos de la nostalgia han destacado en sectores tan diferentes como el deporte, la política, el arte, la literatura, la música, la medicina, el cine, la gastronomía, el ballet, la moda, el periodismo o el diseño. A ellos se suma, un personaje desconocido, una mujer de unos 90 años llamada María Hernández Gil, que "nos repesenta a todos los demás" y que establece esa conexión entre pasado y presente en una sociedad que siente la necesidad de mirar atrás para reconocerse.
El escritor y biólogo Jerónimo Tristante ha elegido esta fotografía en la que se ve a sus abuelos en un puesto de ropa en un mercado de Murcia.
Todos ellos han aportado una fotografía familiar de un antepasado, que aparece junto a la propia en la muestra, creándose así un curioso paralelismo entre dos imágenes tomadas con una técnica muy parecida (cámara de placas y en blanco y negro), pero en épocas muy diferentes. La composición se completa con un breve texto sobre la historia de estos ancestros, que hace reflexionar sobre el tiempo y la identidad, sobre unas raíces que se entremezclan y sobre lo que le debemos a estos familiares que permanecen en la memoria que aviva la fotografía. La investigación y documentación ha sido realizada por Félix Martínez y el proyecto ha estado comisariado por Isabel Durante y Julia Alarcón.
Belén Campillo señala que llevan trabajando dos años y medio en Intrahistorias: retrato de una sociedad, ya que muchos de los fotografiados -murcianos o con raíces murcianas- no viven en la Región y han tenido que esperar a que la visitaran con algún motivo (familiar o profesional). Fue, por ejemplo, el caso de Ginés García Millán, con el que quedaron en pleno agosto a las cinco de la tarde en Alhama de Murcia. Pero mereció la pena, porque lograron una bonita foto con una luz muy especial y por el trato tan amable que recibieron del actor lumbrerense. Éste eligió una fotografía antigua de su bisabuelo, quien despertó su vocación cuando siendo un niño le regaló una espada de madera. "Algún día seré actor", dijo blandiéndola.
El capitán del Real Murcia Armando Ortiz, un 'calco' de su bisabuelo
"A muchos de los retratados parece que les ha hecho más ilusión el poder mostrar esta foto de un antepasado que la suya propia", comenta Belén Campillo, quien considera que de esta forma los protagonistas de la muestra rinde un homenaje a personas que fueron importantes en sus vidas y que de alguna forma influyeron en los caminos que escogieron. De hecho, destaca que todos aceptaron la propuesta, en algunos casos sin conocer a los fotógrafos, por lo que "esta muestra también es de mucho agradecimiento, porque confiaron en nosotros. Teníamos que hacer algo de diez como respuesta a esa confianza. Hay mucho cariño y corazón en este trabajo, y nos comentan que es diferente a todo".
Son muchos los retratados, de distintos municipios de la Región, entre los que se encuentra el gran fotógrafo cartagenero Juan Manuel Díaz Burgos, quien eligió una fotografía de su abuelo, al que recientemente le ha dedicado una exposición; la investigadora y también fotógrafa María Manzanera; la actriz Pepa Aniorte; la payasa Pepa Astillero (estas dos últimas son murcianas de adopción con todas las de la ley); el capitán del Real Murcia Armando Ortiz, que es un calco de su bisabuelo; el pintor de Blanca y Medalla de Oro de Bellas Artes Pedro Cano; la propia comisaria de la muestra y profesora de Historia del Arte, Isabel Durante; o los cuatro componentes del grupo Arde Bogotá (el único caso de una foto en grupo).
Y si curioso resulta contemplar a estos personajes enfrentados con la imagen de un antepasado, también lo son las historias que hay detrás, contadas de una forma muy poética y llena de magia. Así, se narra cómo el abuelo del molinense Pascual Cantero (Muerdo) era barquero; o cómo la familia del escritor y biólogo Jerónimo Tristante regentaba una tienda de ropa en la plaza de san Pedro de Murcia donde un día entró un hombre con sombrero hongo y bastón llamado... Víctor Ros.
"Son historias que tocan el corazón, llenas de humildad y orgullo", asegura Belén Campillo. Las comisarias, por su parte, apuntan que "los otros, aquellos que nos precedieron, encuentran una nueva vida en esta muestra que concita dos claves fundamentales: tiempo e identidad".
Y añaden: "En este cruce de tiempo las imágenes ya no son solo recuerdo, sino parte activa de nuestro presente, la huella palpable de lo que somos. Somos la suma de lo que otros fueron. La imagen sigue latiendo y el presente adquiere, de esta manera, una dimensión diferente, pues se configura desde un pasado lejano reactivado. Se trata de un reencuentro con la historia de cada uno de los retratados que permite una suerte de biografía más allá del tiempo contenido, lo que permite reconocer un semblante identitario. El tiempo ya no solo marcha, inexorable, hacia delante, sino que se detiene, es interrumpido por las fotografías antiguas que se interconectan con las del ahora cargándolas de significados".