Foto: EFE/Marcial Guillén
MURCIA. Caravaca de la Cruz vive su semana más importante durante la primavera, del 1 al 5 de mayo se celebran las Fiestas en Honor a la Santísima y Vera Cruz, que son de Interés Turístico Internacional desde el 2004. Las fiestas de Moros, Cristianos y Caballos del Vino (Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO), conmemoran una tradición de la Edad Media, cuando la localidad era fronteriza con el Reino Nazarí de Granada. Estas son las cinco claves y curiosidades para entender mejor el festejo.
El 1 de mayo las peñas sacan sus caballos a la calle, los mismos que participan en el día 2 de mayo en la carrera, también participan en el Concurso de Caballo a Pelo, en el que un jurado valora, la morfología, el porte y la belleza del animal. Se celebra en el popular barrio del Hoyo, en la plaza de los Caballos del Vino y acuden miles de personas para ver el espectáculo.
Los enjaezamientos (ropas que visten los caballos) o los mantos, se bordan a mano, con hilos de seda y oro, reflejan momentos ficticios o verdaderos, además aparecen con realismo las personas más relevantes de la localidad. La originalidad de este atuendo puede verse durante la tarde del 1 de mayo, en las exposiciones repartidas a lo largo de la ciudad. Son las mismas vestimentas que se engalanan los caballos al día siguiente.
En la mañana del 2 de mayo arranca el día mas importante del año para los caravaqueños, se celebra la mítica carrera de los Caballos del Vino, subiendo la Cuesta del Castillo. Participan alrededor de 60 peñas, los cuatro caballistas van agarrados al caballo, vestidos de blanco. Para que la carrera sea válida los caballistas deben terminar en la línea de meta agarrados al caballo, si se suelta el ramal o se cae al suelo, la carrera será nula.
El récord en la subida de la Cuesta del Castillo lo tiene la Peña Artesano, con el caballo 'Asemil', con un tiempo de 7 segundos y 713 milésimas en 2016. Rebajó la marca récord que tenía la peña Caprichoso en 40 milésimas.
El 3 de mayo se lleva a cabo el rito ancestral del Baño de la Cruz, documentado en la Edad Media, en el año 1.384 y es el origen de las fiestas. En aquella época, pidieron agua bendita para acabar con la plaga de langosta que asoló los campos de la Región. Los agricultores pretenden que la Cruz les ayude a lograr un año de buenas cosechas. En la actualidad, el baño de la Cruz es uno de los rituales conmovedores y más multitudinarios de las fiestas. Miles de fieles se agolpan para intentar conseguir unas gotas de agua bendita.