MURCIA. La Navidad es tiempo de alegría, de paz, de reencuentro, de disfrutar de la compañía de familia y amigos y para la inmensa mayoría de la humanidad es sin duda la época más bonita del año. Las ciudades, sus barrios y calles se engalanan para iluminar estos días en los que se rebosa felicidad y buenos deseos.
Recordamos cómo un Niño, nacido en un pequeño establo hace más de 2000 años, cambió el mundo. Vino para iluminar con la luz de la verdad, del amor y de la paz, rompiendo las cadenas que esclavizaban a la humanidad presa del egoísmo y el materialismo
La tradición y cultura cristiana que nos han legado nuestros padres y abuelos nos ha enseñado a preparar de forma ilusionada nuestros hogares en torno al nacimiento de Jesús, escenificado con las imágenes de San José, la Virgen María y el Niño junto al Ángel anunciador y el buey y la vaca que le daban calor.
Las tiendas y comercios, los lugares de trabajo, hospitales y colegios se adornan con belenes y árboles llenos de espumillones y bolas multicolores para que estos días no pasen desapercibidos para nadie y consigan transformar lo que es cotidiano en algo excepcional capaz de conseguir una sonrisa o hacer olvidar una preocupación.
Los mantecados, tortas de recao, mazapanes y turrones aportan el sabor dulce de la Navidad. Los festivales infantiles, encuentros de cuadrillas, villancicos y aguilandos son actividades obligadas durante estos días para recordar cada instante que estamos en los días más señalados del año.
El espíritu de la Navidad nos invade año tras año para reavivar la esperanza en un futuro mejor, para que las ilusiones, deseos y necesidades puedan verse cumplidas con alegría y amor en compañía de nuestros seres más queridos. La Región de Murcia vibra en cada uno de los pueblos de estos sentimientos de alegría, felicidad y paz.
Sin embargo el Grinch de la Navidad, ese personaje verde enemigo de la Navidad, este año parece que ha centrado su atención en Murcia, sembrando incertidumbre y desasosiego para intentar amargar la Navidad a los murcianos. Nuestros esforzados y sacrificados agricultores ven con estupor como cada día encuentran más dificultades e incomprensiones y se les niega el agua necesaria sumergiéndolos en una continua inquietud ante la amenaza de tener que dejar su trabajo.
Los comerciantes que esperaban ilusionados estos días para intentar remontar las crisis vividas durante los últimos años, también reciben la visita del Grinch empeñado en borrar el espíritu navideño. En lugar de disfrutar del merecido descanso después de extenuantes jornadas laborales tienen que estar preocupados en defender su futuro ante los intentos de dificultar el acceso a sus negocios.
La Navidad tiene una gran importancia tanto anímica como económicamente, ya recupera los mejores sentimientos del ser humano y una gran parte de la actividad económica crece con una especial intensidad estos días. La hostelería, el comercio, el ocio o el transporte esperan de estos días el tan ansiado desahogo para poder cerrar el ejercicio con saldo favorable.
A pesar del Grinch y sus intentos de amargar a tantas y tantas familias para que no puedan disfrutar con tranquilidad y alegría estos días o de las continuas dificultades que se empeñan en ponernos nadie nos va a quitar la Navidad. Frente a la resignación y el conformismo, coraje y rebeldía como nos anuncia la llegada del Niño Dios.
Es tiempo de vivir la Navidad, de esperanza y felicidad, de seguir soñando con que es posible cambiar las cosas si nos lo proponemos y una vez más derrotar al Grinch que acecha la Navidad. ¡Feliz Navidad!
Miguel Ángel Cámara Botía