MURCIA. "No basta con salir con un comunicado 'light' y a destiempo". Esta es la amarga pero contundente afirmación del decano emérito de Málaga, Javier Lara, condenado por defender a sus colegiados.
La abogacía ha ido deteriorándose paulatinamente hasta cotas inimaginables, hace tan solo 20 años. Es un hecho notorio.
Los ingresos se han ido reduciendo paulatinamente por múltiples factores. Cambios en los criterios de fijación de honorarios. Modificaciones en el régimen de las tasaciones de costas. Competencia atroz, incrementada por plataformas que "subastan" los casos y se quedan con parte del trabajo que hacen otros. Un sistema de Justicia Gratuita sostenido y soportado por el colectivo. Injusto.
A partir del año 2005, las jubilaciones de los letrados mayores se estancaron. Además, la Mutua las ha ido reduciendo hasta niveles de miseria, con pensiones de 400 € de media. A base de comisiones, gastos, viajes, congresos innecesarios. Indecente. Pero éste es un tema para tratar más extensamente en otro momento.
El Turno de Oficio se ha estancado en un sistema de semiesclavitud, con retribuciones a las que se les llama "indemnizaciones", que en muchos casos no cubren ni los gastos de la prestación del servicio. Retrasos sistemáticos de hasta seis meses en el pago. El daño que se produce es apocalíptico para aquellos letrados cuyos ingresos principales vienen del mismo. Por si fuera poco, existen enormes dificultades para la conciliación familiar por el diseño absurdo del servicio, que requiere cambios urgentes.
Por otro lado, la transparencia de nuestras instituciones brilla por su ausencia. A modo de ejemplo, el índice de transparencia que publica la Comunidad Autónoma de Murcia le otorga un suspenso al Colegio de la Abogacía, con una nota inferior a 5 sobre 10. Intolerable.
Sigo: si los letrados mayores están con enormes dificultades, cada día que pasa, para los abogados jóvenes, salir adelante es una misión imposible. Necesitan un apoyo extra por parte de los Colegios.
El retraso de los procesos judiciales, agravado por las sucesivas huelgas de jueces y funcionarios, pone al borde de un precipicio a la inmensa mayoría de los abogados y despachos pequeños. Demencial.
Todavía hay más retos que mencionar, pero para no deprimir al lector y por las exigencias de la limitación del espacio periodístico, lo dejo aquí por hoy, para hablar ahora de soluciones.
Como digo, a pesar de este panorama desolador, es posible afrontarlo. Obviamente con el esfuerzo y la dedicación que requieren estos desafíos. Todos estos problemas pueden superarse, porque nunca antes fueron así. Porque el sentido común dice que no se puede continuar de este modo. Es necesario mejorar las condiciones profesionales de este colectivo, imprescindible en nuestra sociedad.
Para ello hace falta enfrentarse cara a cara y de manera contundente con los políticos que tienen la facultad de realizar cambios legislativos. Altos funcionarios, ministros, presidente, legisladores. Es necesario discutir con los responsables de la administración de justicia, y acordar soluciones que mejoren el servicio público, tanto en defensa de los profesionales como en defensa de los ciudadanos. Entre todos tenemos que derribar el "búnker" en que se ha convertido la administración pública, en general, y la administración de justicia en particular.
Obviamente, todo esto no lo puede hacer una sola persona. Hacen falta equipos de trabajo competentes y también ilusionados en enfrentar estos retos. Para ello, hemos logrado concurrir cuatro hombres y cuatro mujeres, unidos por el objetivo común de iniciar los titánicos esfuerzos que sabemos se requieren para revertir la situación, gestada a lo largo y ancho de las dos últimas décadas.
Pero ni siquiera ocho "locos ilusionados" son suficientes para semejante tarea. Resulta imprescindible el apoyo de todos los abogados y abogadas afectados. Los que han estado "dormidos" deben despertar y respaldar las medidas urgentes y necesarias que habrá que adoptar. Todos tenemos que sostener este esfuerzo. Quien no tenga tiempo para más, que haga lo que pueda, como mínimo que participe en elegir a sus representantes. Es el momento de ponerse a trabajar, intensamente. Es el momento de "arrimarse al toro", sin miedo a enfrentarse o caer mal a jueces o autoridades. Es el momento de arriesgarse.
Pedro López Graña
Candidato a decano del Colegio de la Abogacía de Murcia