CARTAGENA . Pocas palabras definen mejor a Paula Mattheus que valentía. La cantautora de Getxo va consolidando su carrera y es una de las artistas emergentes más prometedoras del panorama nacional. En sus letras siempre hay un regusto a esperanza por más que el presente sea negro. Estudiante de Derecho, no se dejó llevar por esos 'valientes de sofá' que le dijeron que abandonara su carrera musical cuando la pandemia paró en seco la publicación de su proyecto. Ahora, presentado su primer EP, Veintitantas Primaveras, se encuentra de gira por toda España. Este viernes actúa en la Sala Musik de Murcia.
Empezó estudiando derecho y, al acabar, se lanza a ser artista profesional, porque artista ya era. ¿Por qué no lo hizo antes?
Artista como dices ya era, porque antes de empezar en solitario estaba en una banda. Lo compaginaba con la carrera de derecho. Nunca me entusiasmó la carrera. Esta misma pregunta me la he hecho yo durante los últimos dos años. Podría haber empezado antes. Sin embargo, creo que todo sucede por algo y que también era necesario, por algún motivo, que tuviera esos estudios, que pasara por una banda, y que las cosas fuesen así. No le doy muchas más vueltas.
Quiero detenerme en Valientes de sofá. ¿Cuántas veces le han dicho eso de ‘a dónde vas intentando ser cantante’?
Me fui a estudiar a Barcelona un máster de industria musical mientras preparaba mi proyecto. Saqué las primeras canciones en cuarentena. Entonces, me tocó volverme a mi casa en Bilbao unos meses. En ese año y medio que había estado preparando mi proyecto, tenía a gente a mi alrededor, mis compañeras y amigos estaban trabajando en otro tipo de empleos como en KPMG, Price… Cada uno que haga lo que quiera, pero sí que me tocó escuchar muchas veces ‘Paula, ¿tú no estudiabas Derecho? ¿Por qué no vuelves? Lo has intentado, has tenido mala suerte con la covid. Pero por ahora apártalo’. No mi familia ni mis padres. Ellos en todo momento me dijeron que no lo dejara por nada del mundo. Incluso tus amigos son esos Valientes de sofá. Lo más fácil es hacer otras cosas, pero, como digo en la canción, “No es una opción, si es lo que te mueve por dentro”.
El videoclip además refleja muy bien el espíritu de la canción.
Creo que al rodarse en mi tierra y no ‘disfrazarme’, sino que voy vestida como cualquier día, no está nada maquillado y es también un poco la gracia de la canción y del video.
¿Cuál es su historia desde que llegas a Madrid hasta que le ficha RLM? Trabaja además con Warner Chapell Music como compositora para otros artistas.
Mientras yo estaba en Barcelona, tenía un amigo que estaba en Warner Music y le hicieron una oferta de Chapell, que es la editorial donde están los compositores. A él no le agradaba mucho la oferta, pero pensó en mí. En ese momento no había sacado aún mi proyecto y mandé como 40 audios. Al chico de Warner debió de gustarle o interesarle. Vino a verme a un concierto a Madrid, yo todavía empezando en esto. Entonces firmo con Chapell, llega la pandemia y en cuarentena saco todos mis primeros temas. Yo todavía estaba en Barcelona.
A raíz de estar en Chapell, me empezó a tocar bajar a Madrid a sesiones de composición bastante a menudo. Lo de RLM no sé muy bien a que se debió, en septiembre del año pasado me escribieron. Nunca había apostado por trabajar con agencia. No era, en principio, lo que quería hacer. Me gustó mucho como me hablaron, como me trataron, los artistas que llevaban…Me sentí identificada con lo que me contaron y aquí estamos. Llevo un año con ellos y estoy encantada.
He leído que le gusta componer para otros. ¿Cómo afronta un trabajo cuando no lo va a interpretar usted?
Aquí, precisamente porque la va a cantar otro, no entra en juego ese ego. Si compongo una canción, que pienso que es para mí, y luego la canta otro, pues ahí si entraría un poco ese ego. Pero no es lo habitual. Lo normal es sentarte a componer con la persona que se va a quedar, supuestamente, la canción. Entonces al final la manera de componer es distinta. No estás pensando para ti, estás pensando para la otra persona. Construyes desde otro lado. Utilizas tus experiencias, cosas que te han ocurrido, pero no son tú. No es igual de complicado. Además, sales de tu zona de confort porque hay cosas que escribo para otras personas en las sesiones de composición que jamás las haría para mí. Yo he hecho pop urbano, ¡reggeton! No sacaría eso para mí, pero me divierte hacerlo.
Me comentaba Marta Soto que había llegado un punto en el que no se juzga cuando compone algo que, a priori, no es muy de su estilo.
No es que no me juzgue o no me juzgue. Yo no me siento cómoda cantando un reggeton. O diciendo cosas que yo pongo en frases para otros artistas. No es mi discurso. Cada artista tiene un discurso. Lo hago porque soy capaz. Pero no es lo que quiero comunicar con mis canciones.
En sus canciones habla mucho de valentía mostrando tus inseguridades, que es quizá lo más valiente que se puede hacer.
Me parece muy bonito cuando la gente me escribe y me cuenta que mis canciones le ayudan, le hacen mejor. Para mí es algo curioso porque, cuando yo las hago en mi casa, no me encuentro bien (risas). Me resulta curioso cómo la gente empatiza y me dice cosas como las que me estás diciendo ahora mismo. Siempre, mira que es tirar piedras sobre mi tejado, pero siempre digo que estoy muy orgullosa de escribir desde la verdad. En la música tiene que haber verdad. Lo que más me gusta al componer es que soy libre de decir lo que quiera.
Habla de saber caer, de ser optimista a pesar de todo. Lo cuentas en Valientes de sofá, Donde me lleven mis alas… Es un poco el leitmotiv de sus temas.
Es cierto. Yo no me doy cuenta, porque lo hago desde mi casa, pero me han comentado varias veces que, hasta mis canciones más tristes, las de amor…Siempre intento lanzar un mensaje optimista dentro de ello. En primer lugar, porque es mi forma de enfocar todo en la vida, el amor, mis relaciones sociales… No siempre todo es bonito, pero hay que seguir.
¿Cuándo sintió que le iba a ir bien?
Es algo que nunca se sabe. No sé dónde voy a estar el año que viene, si mi siguiente canción gustará…No lo he sabido en ningún momento. Soy en general positiva. Cuando eres positiva, trabajas, te rodeas bien, llevas buena actitud y crees en lo que haces, atraes las cosas. Siempre lo he pensado. ¿Pensaba que me iba a ir bien? No me acuerdo. Lo que sí sé es que desde el día en que decidí que iba a poner todos los huevos en la misma cesta, no me di un respiro. Iba a trabajar y que pasara lo que tenía que pasar. Esa es la actitud.
La industria musical ha cambiado mucho en los últimos 20 años. Ahora se consume música de diversas formas. ¿Ahora es más ‘sencillo’ darte a conocer que antes? Sencillo por decirlo de alguna forma.
Tengo sentimientos encontrados con este tema. Es cierto que hoy tenemos más medios para darnos a conocer. Instagram, Tik Tok…Muchas plataformas. Pero creo que hay un descontrol enorme en la industria. Creo que ya no existe industria porque no controlas absolutamente nada. Puedes estar invirtiendo miles y miles de euros en algo que alguien hace algo absurdo en Tik Tok y se hace viral.
Se puede dar a conocer más gente de lo que se podía antes. Pero también la medida de lo que se está consumiendo es peor. Igual no está muy bien decir esto, pero lo pienso. Antes, la gente iba a los bares, a tocar, defendía sus proyectos…Iban a buscarle. Ahora hasta que no tienes un número determinado de seguidores o de oyentes nada. Es más, tu capacidad de hacer marketing que tu talento. A veces tengo esa sensación.
De no ser conocida, a tener que estar dando una imagen… ¿Eso trastoca algo?
Desde hace unos meses me ha empezado a impactar. Te hace mucha ilusión que la gente conozca tu proyecto, que la gente se involucre con él…Pero choca. Porque hace nada estaba tocando en mi casa y ahora estás en un concierto, la gente se sabe tus canciones, quieren fotos tuyas, autógrafos… Y te preguntas, ‘¿para qué?’ (risas). No terminas de entenderlo. A nivel emocional estoy aprendiendo a gestionarlo y a estar agradecida por todo lo que me está pasando.
Su carrera va poco a poco creciendo. Se va dando a conocer… ¿Se ha parado a pensar como llevarías el ser muy conocido de repente si hubieras salido de un formato como Operación Triunfo?
Siendo muy sincera, nunca he querido ir a ninguno de esos programas porque no es mi camino. Hay personas que pueden tener ese camino y lo pueden querer. Yo desde pequeña tenía claro que no era el mío. A los 16 años estuve a punto de entrar en La Voz. Pregunté si podía cantar mis canciones y cuando me dijeron que no, dije que no iba. Siempre he tenido claro que no era mi camino. Precisamente porque creo que el camino es largo, hay que sabe disfrutarlo, pasarlo por todo…Como te decía antes, creo que cada artista debe tener un discurso y eso no lo encuentras a los 18 años. Lo vas descubriendo con el tiempo, pisando el barro. No llevaría bien salir de una academia salir a los 18 años y ser mega famosa. Igual se me hubiera ido la cabeza, no hubiera explorado todo lo que he vivido…No sería la persona que soy ni tendría el discurso que tengo hoy. Me alegra no haber intentado entrar en ningún programa de este tipo.
Cuenta Andrés Suárez que admira a los compositores que son capaces de escribir una canción o dos al día. ¿Cómo es en este sentido?
Soy horrible. Lo escribo todo. Si no es canción, lo escribo en notas. Voy por la calle, me fijo en cosas y las voy escribiendo. No digo dos canciones al día, pero dos canciones por semana sí hago. No para quedármelas, sino como ejercicio.
Ha sacado el EP Veintitantas primaveras, pero tienes canciones como Gelatina, Intoxicados… ¿Van a formar parte del futuro disco o se van a quedar como sencillos?
Pues es una pregunta que me hago. Esas canciones, cuando las hice, todavía estaba en independiente y, realmente, yo había hecho un EP de 5 temas que iba a regalar. El plan era sacar ese EP, en verano empezar a tocar y en septiembre ir sacando singles. ¿Qué pasó? Que llegó la pandemia y nunca tuvo sentido sacar ese EP. Entonces me tocó sacar temas. ¿Podría hacer algún recopilatorio? Probablemente lo haga algún día. Pero por ahora, creo que se van a quedar ahí.