MURCIA. En principio tendrían que ser negocios de nicho puesto que, en lugar de dirigirse al mercado de masas, se orientan a la diversidad. El hecho es que, dentro de esta catalogación, acaban apareciendo muchos más usuarios de los que se suponía en un principio y que, además, surgen a escala global. El resultado son empresas que acaban teniendo un gran impacto tanto económico como social porque lo que afrontas, en definitiva, son derechos fundamentales.
¿Qué excusa hay mejor para emprender que ayudar a mejorar la calidad de vida de tu propio/a hijo/a? Esta fue la causa que originó el nacimiento de Specialisterne, una empresa fundada en Dinamarca en 2004 de la mano de Thorkil Sonne, profesional del sector tecnológico y padre de un chico con autismo, que vio esas capacidades en su hijo y vislumbró la oportunidad de ponerlas en valor.
Para aprovechar las capacidades y el talento especial de personas con Espectro del Autismo creó una empresa social con la que demostró que estas personas, con la formación y el apoyo adecuados, podían trabajar bien y ser la base para un proyecto sostenible. Actualmente, la red mundial de esta empresa basada en la neurodiversidad opera, de forma directa o indirecta, en 25 países -incluido España- de 4 continentes.
También tras el proyecto de Bemyvega hay un problema familiar. Vega, hija única de Antonio Sánchez Kaiser, nació con un problema de baja visión de condición genética. Doctor ingeniero industrial y catedrático en la Universidad Politécnica de Cartagena, sintió indignación al darse cuenta de que éramos capaces de mandar sondas a Marte y no se hubiese desarrollado nada que facilitara el acceso al conocimiento a las personas con discapacidad visual en igualdad de condiciones.
Fue entonces cuando él, entonces liado con la mecánica de fluidos, y su mujer, también ingeniera, se animaron a buscar una solución que permitiese a personas con visión reducida a disfrutar de los contenidos formativos de todo tipo. El resultado es Bemyvega, una empresa que desarrolla soluciones para la grabación, retransmisión y visualización en tiempo real de clases, charlas, conferencias o exposiciones para consumir, tanto en directo como en remoto. El sistema recoge toda la información y la manda en tiempo real a cualquier dispositivo inteligente que tenga el alumno.
Sus dispositivos están ya presentes en distintos centros educativos de la Región de Murcia. El proyecto, mentorizado por CEEIM y ahora en el entorno de Lanzadera, era uno de los finalista del ‘Reto ONCE Innova Emprendedores 2022’. Pero, además, ha recibido ya otros galardones y reconocimientos, como el Premio Emprendedor XXI Región de Murcia de este año y el Premio CaixaBankJóvenes Empresarios, en la categoría ‘HEROES’, que cuenta con el apoyo del Instituto de Fomento en esta edición regional. También recibió el galardón ‘Innovation and Social Inclusion Award’ en la última edición de South Summit que otorga la ONCE desde su área de Cooperación e Inclusión Social de personas con discapacidad.
El de La Fageda es, sin duda, uno de los mayores casos de éxito de emprendimiento social acometido en nuestro país y caso de estudio en numerosas escuelas de negocio. Fundada en 1982 por Cristóbal Colón y especializada en la producción de productos lácteos, mermeladas o helados, La Fageda emplea hoy a más de 450 personas -muchos de ellos con trastornos mentales y otros muchos en riesgo de exclusión-, y venden 100 millones de yogures al año, solo en Cataluña, su único ámbito de actuación.
Suele definir Colón su organización como “una entidad sin ánimo de lucro pero con mucho ánimo de margen”, ganancias que siempre acaba reinvirtiendo en proyectos nuevos. En ese afán por diversificar las líneas de negocio, La Fageda ofrece también servicios de jardinería, de inserción laboral o cursos de formación en emprendeduría social, entre otros. Entre todas estas actividades, La Fageda facturaba ya en l año 2020 la cantidad de 24 millones y medio de euros. En sus planes a corto plazo está, también, montar una escuela en la que acoger a todos aquellos alumnos que el sistema educativo deja fuera.
Con robo incluido, el nombre de la marca de zapatillas Timpersbrand no para de sonar cada vez más fuerte. La peculiaridad de estas zapatillas es que son diseñadas por ciegos, “que no para ciegos”, como les gusta subrayar a sus fundadores para que quede clara la magnitud del mercado al que se dirigen aunque diseñan y confeccionaron también las zapas de los paralímpicos de Tokio.
El verano pasado sufrieron el robo de unos 1.000 pares de zapatillas de su almacén de Torrent (Valencia) con el seguro recién firmado. Sin quererlo, el robo les cambió la vida porque fueron muchas las personas que se volcaron con la marca y, al poco tiempo, recibieron inversión de Angels Capital, el brazo inversor de Juan Roig, lo que les permitió recuperarse pronto del ‘descalabro’.
Ahora, los fundadores de Timpersbrand (Aitor Carratalá, Diego Soliveres y Roberto Mohedano) se sienten fuertes para seguir adelante empeñados ahora en poner el foco en la marca y las zapatillas. “Nuestro objetivo ahora es que cuando hablen de nosotros desaparezca de los titulares el término discapacidad y esto se convierta en algo anecdótico. Algo que se mencione al final, después de hablar de unas zapatillas top en cuanto a diseño, calidad, sostenibles que son casi totalmente made in Alicante. En esas estamos ahora, concluye Diego Soliveres.