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la actriz publica el libro 'la sombra de la tierra' 

Elvira Mínguez: "Al odio de personajes femeninos se le busca justificación; al de masculinos, no"

8/06/2023 - 

MURCIA. "Cuando un personaje masculino es malo o tiene comportamientos de odio, no nos preguntamos por qué. Pero cuando esto mismo lo presentan personajes femeninos, buscamos la justificación". Es por ello que la actriz Elvira Mínguez presenta en su opera prima literaria, La sombra de la tierra, a dos mujeres dictatoriales y controladoras a las que sitúa en la en Villaveza del Agua (Zamora) de 1896. La ganadora del Goya a mejor interpretación femenina de reparto en 2005 por la película Tapas conversa con Plaza sobre su debut literario.

- Vendrán más libros, pero vamos a hablar sobre La sombra de la tierra. La novela presenta dos figuras femeninas -Garibalda y Atilana- que tienen sus propias normas, sus imposiciones. ¿Por qué te interesaba escribir sobre estas, llamémoslas, dictaduras enfrentadas?

- Porque normalmente no hay este tipo de personajes femeninos. Estamos habituados a ver estas características en personajes masculinos: odio, egoísmo, manipulación, no querer a los hijos... Lo único que quieren es aniquilarse y les da igual lo que haya por delante. No nos cuestionamos nada cuando vemos esta actitud en personajes masculinos, pero cuando la presentan los femeninos, surge el pensamiento de "algo les ha pasado" para justificar estos comportamientos. Pues no; yo quería mostrar mujeres que no tuviera ningún tipo de justificación para hacerlo, que simplemente son malas.

- La dictadura es opuesta a la democracia y en un contexto tan electoral como el de este 2023, no podía dejar de preguntarte si el libro tiene algo de realidad de este panorama político actual.

- No, para nada. Está ambientada en la época de la guerra de Cuba solo porque necesitaba la figura del sustituto: personas que tenían dinero y salvaban a sus hijos de ir a la guerra pagando a un sustituto. Esta es la realidad que quería meter. Además, está ubicada en Zamora porque mi bisabuela era de allí y mi tía -que tiene 80 años- aún recordaba ciertas cosas, por lo que ha sido mi baúl de documentación. Aunque en principio pensé en llevármela a México, por la revolución mexicana, pero se me complicaba la documentación.

- La figura de Garibalda, con su viudedad y sus imposiciones, puede recordar a Bernarda Alba. ¿Tiene algo de ella?

- Es algo que se ha comentado, pero son personajes. Hay una vertiente dictatorial que la tienen las dos, pero Bernarda es una mujer más atada a sus creencias religiosas, mientras que Garibalda se rige más por una cuestión política y del manejo de la información.

- La novela también toca la herencia de luchas que se deja sobre los hijos. ¿Deben seguir los hijos los enfrentamientos de los padres?

- No. Esa una de las reflexiones. Hay dos grandes temas: por un lado, la cuestión del odio. Dos preguntas para mí misma con las que arranqué la novela fue "¿qué ocurre si la existencia se basa en el odio?" y "¿qué ocurre cuando deja de existir el objeto odiado?" Por otro lado, me interesaba hablar de la sombra a nivel social - de ahí el título-, de los abusos infantiles intrafamiliares, de esa herencia maldita. No se heredan tanto los odios como las consecuencias de esos odios.

- ¿Te ha ayudado tu faceta de actriz a escribir la novela? Quizás a la hora de construir los personajes…

- Absolutamente. Sin eso, no creo que lo hubiera podido hacer. Una de las cosas que hago como actriz para preparar los personajes es escribir sobre ellos; eso me permite crear un marco de improvisación que, si me pide algo el director, me sirve como material de trabajo. Yo someto a los personajes a diferentes pruebas: cómo piensan, qué periódico leen... Son muchos años acostumbrada a escribir personajes.

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