MADRID (EFE). El Gobierno está convencido de que el proyecto de ley de presupuestos generales para 2023 obtendrá el respaldo del Parlamento y de que las nuevas cuentas del Estado lanzan un claro mensaje político y económico que le rearma y refuerza sus expectativas ante las batallas electorales del próximo año.
"Los presupuestos no se han hecho para intentar ganar las elecciones, pero su filosofía, sus objetivos y las prioridades de sus partidas serán valorados por los ciudadanos", afirman a EFE fuentes del Ejecutivo después de que el proyecto de ley haya sido ya entregado en el Congreso para que inicie su andadura parlamentaria.
Comienza ahora la negociación con los grupos para superar el trámite de las enmiendas a la totalidad y debatir si es posible introducir alguna modificación propuesta por los grupos.
Asume el Gobierno que no será un camino fácil, con formaciones como ERC que pueden llevar su presión hasta el último momento aunque condicionado este partido, tras la salida de Junts del Govern, a conseguir a su vez apoyos a sus propios presupuestos.
En cualquier caso, el Ejecutivo recuerda que tampoco fue fácil en los dos años anteriores y, al final, el Parlamento acabó dando el visto bueno a su proyecto presupuestario.
"Día a día, poco a poco, todo va saliendo", aducen. Conseguir que por tercer año consecutivo se aprueben consideran que les sitúa como "uno de los gobiernos más estables de Europa" y en disposición de disputar la victoria en los comicios generales que, según las previsiones, se celebrarán dentro de catorce meses.
Frente a los augurios de la mayoría de las encuestas, las fuentes citadas recalcan que "nada está escrito" y subrayan que se minusvalora la capacidad de resistencia que está demostrando.
"Si con todo lo que está cayendo, el PSOE resiste, hay mucho que decir y decidir aún", señalan desde Moncloa recordando que en algunos de los últimos sondeos hay una recuperación del voto socialista en medio del debate sobre la rebaja de impuestos.
Las medidas que recogen los presupuestos para seguir haciendo frente a las consecuencias económicas y sociales de la guerra en Ucrania y para aliviar la situación de los más vulnerables cree el Gobierno que seguirán siendo valoradas frente a las posiciones que defiende Alberto Núñez Feijóo.
Hay satisfacción en Moncloa por el resultado del cara a cara que protagonizó con él en el Senado Pedro Sánchez a principios de septiembre porque explican que sirvió para contrastar lo que ofrecen uno y otro ante la crisis y para evidenciar, como dijo el presidente del Gobierno, que actúa con "insolvencia o mala fe".
Ya avanzó el Ejecutivo que no sería el único, y este mes volverán a protagonizar otro debate después de que Sánchez haya pedido su comparecencia ante el pleno de la Cámara alta para informar de las medidas fiscales y económicas y de la participación de las comunidades autónomas en el mantenimiento del estado del bienestar.
Un debate en el que estarán muy presentes las posiciones a favor y en contra del proyecto de ley de presupuestos.
"Ese contraste directo de ideas y propuestas nos beneficia", afirman las fuentes del Gobierno que dan por descontado que el Partido Popular intentará seguir sacando rédito de las desavenencias entre los socios de coalición en aspectos de las cuentas del Estado como el gasto en Defensa.
Al respecto, aseguran que Unidas Podemos estaba informada del incremento de la inversión en este capítulo y consideran que algunos de sus dirigentes han "sobreactuado" en un asunto que admiten que es especialmente sensible para ellos.
Sánchez repite una y otra vez en sus intervenciones que está tomando decisiones pensando principalmente en la clase media trabajadora, y se trata de un mensaje que en Moncloa afirman que va a seguir reiterando "porque se trata de una realidad" y porque pretende dar soluciones a los problemas más allá de intereses electoralistas.
"Como dice Ximo Puig, no hay que pensar en las urnas, sino en las neveras", apuntan las fuentes del Gobierno recogiendo unas palabras del presidente de la Comunidad Valenciana.
Puig fue el barón socialista que provocó cierto enfado en el Gobierno por anunciar una rebaja de impuestos que rompía el discurso con el que se venía criticando la actitud fiscal de las autonomías del PP.
Sin embargo, tras ese anuncio llegó la reforma fiscal del Ejecutivo que se alinea con las bajadas de impuestos no generalizadas y que sirvió para aliviar tensiones con sus comunidades en un año también electoral para ellas.