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calculan que será de mil toneladas

El sueño de ANSE en las salinas de Marchamalo: este paraíso natural tendrá su primera cosecha de sal tras 30 años 

31/08/2024 - 

MURCIA. La Asociación Naturalista del Sureste (ANSE) tuvo un sueño: regenerar y recuperar la actividad en las salinas de Marchamalo, un espacio natural protegido al principio de La Manga de gran valor ambiental y cultural, ya que además de albergar un delicado ecosistema constituye un testimonio de la importante industria salinera que existió en Cabo de Palos desde finales del siglo XIX. Una parte de este ambicioso sueño ya se ha convertido en una realidad y este año ANSE estima que se van a recoger mil toneladas de sal en la primera cosecha masiva (que comenzará en breve) después de 30 años de inactividad

Para dar a conocer la labor realizada, y los muchos objetivos que aún quedan por delante, la asociación ha organizado unos talleres a lo largo de este verano en los que han participado cerca de doscientas personas. Estos 'salineros por un día' tuvieron la oportunidad de conocer los detalles del proyecto Resalar -que cuenta con socios como el IEO y WWF- durante una visita a las salinas, pudiendo admirar el bello paisaje, identificar la flora y fauna de la zona, averiguar cómo se lleva a cabo la que es una actividad milenaria y hasta obtener ellos mismo la flor de sal.

Mar y Alberto son los expertos en biología encargados de conducir estos talleres, que se han llenado en todas sus convocatorias. Al que asiste Murcia Plaza también cuenta con la presencia de Pedro García, director de ANSE y un histórico en la lucha ecologista en la Región. El punto de partida se sitúa en las naves restauradas -según el proyecto realizado por la arquitecta Paloma de Andrés Ródenas-, donde se encuentra un laboratorio y unos tanques para el cultivo de ostras planas cuya finalidad es repoblar el Mar Menor con este organismo prehistórico y filtrador de agua (nos muestran un fósil hallado en el Campo de Cartagena). Hay otro espacio, aún por habilitar, que albergará la parte cultural del proyecto (historia, fotografías, vídeos...), así como diferentes actividades. 

En el exterior, un vagón y unas carretillas antiguas recuerdan que nos adentramos en un viaje en el tiempo... cuando las salinas de Marchamalo eran un exponente de la rica biodiversidad de estos humedales y cuando el Mar Menor no estaba en constante peligro. Y es que como recuerdan nuestros guías, la industria salinera en Marchamalo tiene su origen en 1880, apuntando como curiosidad que esta es la única actividad humana que genera y beneficia ecosistemas.

Pedro García  recuerda cómo comenzó este sueño de ANSE, cuando la asociación ecologista, cansada de esperar a que las administraciones tomaran cartas en el asunto, decidió comprar en 2019 la concesión de uso salinero en dominio público -la única que quedaba- sobre una superficie de 8 hectáreas, así como un terreno de unos 7000 m2 que incluían una nave en ruinas, dentro del espacio natural protegido. En el año 2022, adquirió un terreno de unos 3700 m2 en suelo urbanizable y dos viejas naves de uso salinero aún en pie. Así, ANSE se convirtió en propietaria con el objetivo de llevar a cabo un proyecto que se extiende en el tiempo hasta 2025 (aunque no haya un final) y que cuenta con fondos Next Generation, además estar vinculado al Marco de Actuaciones Prioritarias para la Recuperación del Mar Menor del Ministerio para la Transición Ecológica, y tener detrás otros muchos apoyos.

Un raíl y un vagón en el Muro de la Sal de Cabo de Palos

Es solo el principio, ya que el proyecto incluye la construcción de una torre-observatorio, una piscina de salmuera y baños de lodo, además de seguir soñando con la restauración del molino de viento que hay en la zona, el único de la Región que se utilizó en la Región para moler sal, y con seguir regenerando espacios. Pronto será una realidad, por otro lado, el soterramiento del cableado eléctrico, que además de evitar que las aves se puedan electrocutar limpiará visualmente un paisaje mágico desde el que se vislumbra el Faro de Cabo de Palos. Además, se está trabajando para que en la rehabilitación que se lleve a cabo en el Muro de la Sal de Cabo de Palo se instale un raíl y una carretilla antigua para recordar que desde allí la sal recolectada en Marchamalo partía en barco para su comercialización.

Actualmente, se está trabajando en seis charcas -en un pasado llegaron a ser 75-, pudiéndose llegar a cosechar cuando estén en pleno rendimiento hasta diez mil toneladas de sal. ANSE ha contado para esta labor con el asesoramiento de Salinera Española, con la que firmó un convenio. El objetivo es poder comercializar la producción para ayudar económicamente al proyecto. Y de hecho, ya hay conversaciones al respecto.

El rosa de los flamencos

Durante la visita, Mar nos llama la atención sobre una planta de la especie salicornia propia de estos ecosistemas, ya que se adaptan al agua salina. También sobre el color rosa de las balsas, que se debe a unos microorganismos que poseen pigmentos purpúreos y asalmonados, siendo un indicador para los flamencos de la calidad de las aguas. De hecho, explica que estas aves migratorias van adquiriendo esa tonalidad rosácea debido a su alimentación en estas charcas. Por eso, no será de extrañar que en un futuro se las pueda ver por aquí (ya lo hacen en balsas más alejadas). A la bióloga marina no se le olvida tampoco hablar del fartet, ese pequeño pez endémico del Sureste español en peligro de extinción, e invita a los más pequeños a descubrirlos en los canales (alguno lo logra).

Durante la visita, también se muestran imágenes antiguas de las infraestructuras, que forman parte de la vertiente cultural del proyecto, para la cual se entrevistó a los últimos salineros de Marchamalo.

Cabe recordar que el proyecto Resalar en el que se enmarca la recuperación de las salinas de Marchamalo tiene como objetivo regenerar espacios del litoral del Mar Menor y su biodiversidad. También en dos espacios más: la Caleta del Estacio y Monte Blanco, donde se están llevando a cabo interesantes actuaciones que darían para otro artículo. No en vano, ANSE es la asociación ecologista que más proyectos tiene en marcha apoyados por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica. Para este proyecto, además, han contado con la colaboración de la Fundación Estrella de Levante y de muchas personas que han hecho donativos para verlo convertido en una realidad.

"Si no fuera optimista, no estaría aquí", señala Pedro García, que se muestra esperanzado con los avances en el Mar Menor y con todo lo que queda por hacer. Y es que sabe -ANSE lo ha demostrado- que a veces los sueños se cumplen.

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