MURCIA. El Real Murcia, a pesar de los pesares, sigue despertando el interés del mundo del fútbol y de la empresa. Más de diez grupos inversores se han interesado por hacerse con la propiedad de esta centenaria institución, lo cual habla de su potencialidad, y fuera -hay hasta una propuesta planteada desde Dallas- se ven perspectivas de reflotar un barco que lleva tiempo amenazando con hundirse definitivamente en lo económico y que en lo deportivo va a pasar su periodo de tiempo más largo alejado del fútbol profesional.
Los 17,4 millones de euros que el Murcia adeuda a Hacienda y a la Seguridad Social, según su presidente y actual máximo accionista, Francisco Tornel, son una losa para el club, pero es que lo que ocurre en el campo tampoco ayuda precisamente a endulzar el día a día de los muchísimos aficionados y simpatizantes granas -más de 11.000 abonados en este ejercicio y más de 30.000 accionistas-.
El conjunto pimentonero, que todavía sigue siendo el que más títulos ha ganado en la categoría de plata -ocho-, ha pasado la mayor parte de sus temporadas entre Primera y Segunda -18 en la élite y 54 en el segundo escalón-, pero el presente y el pasado cercano hablan de otra historia bien distinta. Los granas afrontarán en el curso 2020/2021 su decimocuarta campaña en Segunda B, que será la séptima consecutiva en la división, mientras que en Tercera ha estado cinco años.
Es demasiado tiempo fuera del fútbol profesional, en el pozo del que tantas veces se habla, y, además, durante las dos últimas a distancia de la fase de ascenso a Segunda, ya que la pasada temporada fue décimo en el grupo IV y en la actual ha acabado en la octava posición al darse por finalizada la competición regular por la expansión del coronavirus. No es el lugar que le debería corresponder.
El nefasto verano de 2014, con un descenso administrativo por deudas después de que un juez decretara la salvación del Murcia y su permanencia en Segunda para que luego otro decidiera justamente lo contrario y prevaleciera su criterio, continúa pesando y mucho hasta el punto de que el club no ha logrado levantar cabeza futbolísticamente.
Esta mala racha sin estar en las dos primeras categorías es la peor de un club que estrenó la Liga en 1928, precisamente en Segunda B y ascendiendo a Segunda.
La entidad, entre 1994 y 2000, permaneció seis años seguidos fuera de las dos primeras divisiones e incluso pisó la Tercera División, a la que cayó en 1995.
En 2000 dio el salto a Segunda con aquel recordado gol de José Manuel Aguilar en Granada, seguramente el ascenso más ansiado y uno de los más celebrados de la centenaria historia del club incluyendo los 11 vividos a Primera División, el último de ellos en 2007.
Con los números en la mano se puede asegurar que de las nueve décadas que el Murcia lleva compitiendo -el campeonato sólo dejó de celebrarse de 1936 a 1939 por la Guerra Civil española- éste es su peor momento y, aun así, en Dallas se interesan por una sociedad anónima que sigue dando pérdidas en las oficinas y en el campo pero que algo tiene para aguantar contra viento y marea.