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análisis / OPINIÓN

El nuevo liderazgo: del narcisismo a la virtud de la humildad

18/01/2024 - 

MURCIA. En tiempos de adversidad, tanto los individuos como las organizaciones tienden a buscar un líder "iluminado" capaz de ofrecer soluciones a las difíciles situaciones. Curiosamente, es en medio de estas crisis que emerge la figura del líder narcisista, presentándose como el salvador de la angustia y la incertidumbre. Este tipo de líderes capturan con gran facilidad la atención y manipulan a las personas para alcanzar sus propias metas, ya que su principal preocupación es la satisfacción de sus propios intereses y la alimentación de su vanidad, relegando a un segundo plano la búsqueda de soluciones a los problemas de los demás.

Con el transcurso del tiempo, nos damos cuenta del error en nuestra elección, ya que las competencias que el líder narcisista afirmaba poseer resultan ser ficticias. Además, descubrimos que ha utilizado de manera intencionada la técnica de restringir el intercambio de información entre los miembros de su equipo para consolidar su posición de poder, incluso a expensas del rendimiento del grupo. Esta estrategia transforma el entorno de trabajo en un campo competitivo, dando lugar al surgimiento de conflictos entre sus miembros y erosionando el espíritu colaborativo del equipo.

"la humildad emerge como una cualidad esencial para los líderes"

Ejemplos palpables de este tipo de liderazgo se observan en los destacados fichajes de altos directivos realizados por empresas, tanto públicas como privadas, con la promesa de ser la panacea para nuestros problemas. Lamentablemente, estos líderes estrella no solo dejan en evidencia su incompetencia, sino también, en la mayoría de los casos, una alarmante falta de ética. A pesar de estas evidencias, parece persistir una preferencia por estos líderes glorificados que destilan carisma, en detrimento de otros líderes que podrían recordarnos que la solución a los problemas está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad.

Investigaciones recientes apuntan a la eficacia y beneficios de un tipo diferente de liderazgo, formado por individuos humildes y modestos. Por ejemplo, un estudio realizado en el mercado industrial, que abarcó a 161 equipos de ventas de empresas alemanas, reveló que los vendedores liderados por responsables comerciales humildes estaban más dispuestos a admitir errores y limitaciones, compartir información sensible y recibir consejos de ellos. En esta misma línea, estudios actuales en el ámbito de los Recursos Humanos confirman que los líderes humildes contribuyen positivamente al rendimiento a largo plazo de la organización, ya que generan un ambiente de cooperación y confianza. Estos líderes equilibrados aprecian las contribuciones de los demás, están abiertos a nuevas ideas y se muestran receptivos a recibir sugerencias, sabiéndose adaptar a las diversas situaciones que se puedan producir en su entorno.

En consecuencia, los resultados de los estudios organizacionales actuales son claros: optar por líderes humildes y modestos conlleva beneficios tangibles para todos, creando un entorno propicio para la cooperación y el progreso colectivo del equipo. Estos líderes no solo fortalecen la autoestima de sus colaboradores, sino que también contribuyen a la formación de comunidades de trabajo organizadas que canalizan los esfuerzos individuales hacia metas comunes en beneficio del colectivo y de su propia organización.

En resumen, podemos concluir diciendo que la humildad emerge como una cualidad esencial para los líderes. Mientras que el ego y la prepotencia nos alejan de los demás, la humildad nos acerca, estableciendo las bases para un liderazgo efectivo, colaborativo y sostenible. En un futuro próximo, las empresas dirigidas por líderes egocéntricos y narcisistas enfrentarán una fase de extinción, ya que las personas talentosas optarán por evitar trabajar en entornos donde la vanidad y la falta de ética prevalezcan. Por el contrario, los líderes humildes, al no sentirse amenazados, ya que no se aprecian superiores ni inferiores a nadie, están para servir a sus equipos, gestionando el éxito con prudencia y ayudando a sus colaboradores ante el fracaso con el fin de que puedan desarrollar su máximo potencial.

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