CARTAGENA. La dirigente de Sumar, Yolanda Díaz, ha sido entrevistada por Ana Rosa Quintana. Entre otras declaraciones interesantes figura la de que no le gustan los partidos. Y eso que dirige una formación compuesta por más de quince partidos, ha militado en el Partido Comunista de España (PCE) desde joven, y ha fundado hace poco su propio partido. Eso sí, lo ha llamado Movimiento Sumar porque no le gustan los partidos. Tampoco le gustan las cosas feas de la política. ¿Cuáles son? El poder y las listas electorales. Bueno, pues no gustándole el poder dice que aspira a repetir como vicepresidenta del Gobierno de España y tiene varios ministros en su cabeza. Y no gustándole las listas lleva más de quince años en puestos de salida. Pelillos a la mar. Hoy de lo que quiero hablarles es del feminismo de Yolanda. Al día siguiente de nombrar de portavoz de Sumar en asuntos de feminismo a Elizabeth Duval, una persona transexual que quiere que la consideran mujer, Yolanda se define como feminista. La encargada de defender a las mujeres desde Sumar nació con pene, pero Yolanda es muy feminista. El debate es apasionante. Y lo ha abierto Silvia Agüero, una activista del feminismo nacida con vulva y vagina. Oigámosla.
"Nunca vas a ser gitano, no puedes. Puedes gitanizarte, pero gitana no puedes ser. Es una lotería, que te puede tocar. A mí me ha tocado y es maravilloso". Eso decía Silvia en un acto titulado Mi feminismo es gitano. Así que las cosas claras: gitana se nace y la que no tenga la suerte de nacer gitana nunca lo será. Lo más que puede hacer es imitar algunos elementos de la cultura gitana. Por ejemplo, puede pintarse las uñas o vestirse de lunares e incluso, causando un gran daño, cantar en público una alboreá, a pesar de que las novias gitanas solo las entonan en ausencia de hombres. Y eso duele, insiste Silvia. Está especialmente dolida con la cantante Rosalía, a la que acusa de apropiarse de costumbres gitanas sin serlo. A Silvia no le gusta que Rosalía se haga pasar a veces por gitana. Y no digamos cuanto canta alboreás.
Pero la cosa es más compleja de lo que la activista imagina. En el Café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano: "Soy más torero que tú, más valiente, y más gitano". Y no lo decía ningún indigente intelectual, sino que era Paquiro "en la calle un torero de cartel". En ese texto de Federico García Lorca se introduce una gradualidad, ausente en las palabras de Silvia. Para ella, gitana se es o no se es. Desde luego, Rosalía no lo es. Para Federico, se puede ser un poco, bastante o muy gitano. La eterna dualidad entre la variación discontinua (Silvia) y la continua (Federico), que tanto juego ha dado al comparar la Física cuántica (discontinua) con la clásica (continua). Por no hablar de la diferencia entre los caracteres cuya herencia estudió Mendel (variaciones discretas) y que los que estudió Galton (variación continua). ¿Y en el caso de la gitanería? ¿No será que Rosalía es un poquito gitana, aunque no tanto como Paquiro?
Lo curioso de todo esto es que el acto de Silvia lo organizaba el Ministerio de Igualdad, el mismo cuyas responsables andan diciendo que cualquiera puede ser mujer si así lo siente. Si hacemos caso a Yolanda, Duval puede representar a las mujeres; si hacemos caso a Silvia, no podría representar a las gitanas. ¿En qué quedamos? ¿Influyen los genes para ser gitana, pero no para ser mujer? A ver si al final van a llevar razón los que sospechan que otorgar a cualquiera la condición de mujer solo sirve para desarticular el movimiento feminista. Justamente eso anda diciendo Beatriz Gimeno, de Podemos.
O sea, que tenemos tres feministas de izquierda, Yolanda, Beatriz y Silvia, cuyas opiniones sobre el debate Duval-Rosalía difieren ostensiblemente. Para Yolanda, feminista declarada, Duval, una persona trans, puede representar al feminismo. Para Beatriz, feminista oficial, no puede. ¿Y qué dice Silvia? Su feminismo es indudable, pero es un feminismo gitano. Tanto que no dudó en responder cuando le preguntaron por la costumbre gitana de meter un pañuelo en la vagina de la novia para para comprobar su virginidad. En opinión de Silvia, "en el coño de todas las mujeres deberíamos mandar cada una de las mujeres". Muy feminista, pero la lio con esa respuesta. De hacerle caso, habría que tener coño para ser mujer. ¿Qué tipo de coño? ¿Uno de nacimiento o uno quirúrgico? La diferencia es importante.
Para Yolanda, aunque uno nazca con pene, puede mujerizarse hasta el punto de convertirse en mujer, a lo que Silvia objetaría que no llegarás a gitana por más que te gitanices. Si Duval quisiera liarla del todo lo que tendría que hacer es declararse mujer gitana. Entonces si que íbamos a asistir a una disputa de interés. Ahí sería nada: una persona paya nacida con pene declarándose mujer gitana. A ver si al final va a llevar razón Federico y no solo se puede ser un poco gitano, bastante gitano o muy gitano, sino también se puede ser un poco mujer, bastante mujer o muy mujer. De la nada a la mujer total. Lo mismo alguna persona podría decirle en el Café de Chinitas a su hermana: soy más valiente que tú, más mujer y más gitana. Un lío y las verdaderas feministas, cabreadas. Cuidadín, Feijóo, con asumir sin más las competencias en Igualdad si, pasado el 23 de julio, los números te diesen. Yo que tú contrataría preventivamente de asesora a Silvia.
JR Medina Precioso