CARTAGENA. El ascenso electoral de Cs, que ya es pasado pluscuamperfecto, el pasado del pasado, tuvo dos fuentes principales de votantes: los socialistas, especialmente los catalanes, desencantados con la defensa de la autodeterminación en la que seguía empeñado el PSC incluso en plena eclosión de los separatistas, y los populares en el resto de España, críticos con los escándalos de corrupción aflorados (y exagerados, mientras que el de los ERE socialista nunca atravesó Despeñaperros). Una vez amortiguada, que no finiquitada, la amenaza separatista (en buena medida gracias a la aplicación del 155 y a la decidida acción judicial en defensa de la Constitución), los votos catalanes volvieron al PSC en las recientes elecciones, y una vez extirpada la corrupción por el relevo generacional protagonizado en el PP por Casado, Egea y la nueva hornada de dirigentes regionales, como Miras y Bonilla, los del resto de España están volviendo al PP. No todos, pues aún queda un residuo de Cs en Cataluña y en el resto de España, pero la tendencia parece imparable.
"La disputa entre la línea prosocialista de Vidal y la propopular de Franco seguirá adelante; y en esa disputa se ve inmerso Padín"
Los químicos saben que una cosa es la tendencia de una reacción en unas condiciones determinadas y otra muy distinta la velocidad a la que ocurre. Puede que, en cierto sistema, la reacción vaya en el sentido de que la sustancia A-B se descomponga en A y B, pero acaso eso ocurra tan lentamente que resulte casi inapreciable. Un catalizador es una sustancia, C, que acelera el curso de la reacción sin alterar su tendencia. En presencia de C, la sustancia A-B sigue descomponiéndose en A y B, pero ahora mucho más rápidamente. Pues bien, la ingeniera Vidal, que de eso debería saber, ha actuado sin quererlo como un catalizador político de la tendencia del bagaje electoral de Cs a descomponerse en sus componentes básicos, el socialista y el popular. No conforme con ocupar un importante papel como consejera y portavoz del Gobierno regional, quiso presidirlo. Esa aspiración coincidió con la de Arrimadas de cambiar los pactos establecidos en la etapa de Rivera con el PP por otros con el PSOE y el resultado fue la fracasada moción de censura en nuestra región y las elecciones anticipadas en la madroñera, con un fracaso aún más grave, puesto que se han quedado sin diputados, no solo sin consejeros.
Ocurrido lo dicho, las primeras manifestaciones de Arrimadas no debieron parecerle muy tranquilizadoras a Vidal: "Lo de las mociones de censura fue cosa de los dirigentes regionales". La presencia de Cuadrado en la famosa reunión de Centrofama, que nunca mereció mejor su nombre, indicaba que la dirección nacional había participado, pero la jefa estaba aprendiendo las viejas mañas de responsabilizar a otros de las derrotas y apropiarse de las victorias. Ya no era nueva política. Le quedaba a Vidal el comodín del tránsfuga, pero también se vio arruinado por tres datos: primero, una encuesta de un importante diario regional dio como resultado que el 70% de los votantes de Cs estaba contra la moción (era de esperar, pues muchos provenían del PP, como la propia Vidal, no veían corrupción por ningún lado en el Gobierno de Miras, y lo que sí veían eran los pactos de los sanchistas con los separatistas y podemitas); segundo, cuatro de los seis diputados regionales de Cs no apoyaron la moción y, como el reglamento de la Asamblea está diseñado para proteger a la mayoría de cada grupo de las minorías disidentes, Vidal perdió el control del grupo; tercero, durante la campaña madrileña, la propia Arrimadas destrozó el argumento del tránsfuga al elogiar y situar en primer plano de un mitin al eurodiputado Nart, que se dio de baja en Cs cuando Rivera se negó a apoyar al Sánchez que pactaba con IRC y Reunir, pero siguió ocupando su escaño y quedándose con el dineral proveniente del europarlamento (un tránsfuga de manual, pues, según sus cánones, pero políticamente beatificado por Arrimadas porque defendía el acercamiento al PSOE. Al carajo el argumento del tránsfuga).
Ahora en Cs pugnan dos tendencias. Una, que capitanean Arrimadas, Bal y Nart, predica recuperar el proyecto de un Cs capaz de pactar tanto con el PSOE como con el PP, línea a la que se han apuntado Vidal y Gómez en nuestra región. Prevén realizar un show-road por las 17 comunidades autónomas para relanzar esa idea y culminar con una Convención. Probabilidades de éxito muy escasas porque, para desgracia suya, el sanchismo seguirá apoyándose en los podemitas y los separatistas y, además, ahora hay mucha menos corrupción en todo el PP que en el caso Plus Ultra por sí solo. Posiblemente no llegarán en ningún sitio al 3% en el próximo ciclo electoral y se esfumarán, como antes UPyD y todavía antes el CDS. La otra línea, predicada por el castellano Igea y por el andaluz Marín, defiende formar plataformas electorales con el PP en todos los sitios, sin temor a una eventual fusión. A esa se ha apuntado Isabel Franco y su pandilla. Tienen alguna probabilidad de sobrevivir si Casado acepta su oferta, aunque solo fuese como paso intermedio para la fusión final en un mismo partido.
En el futuro inmediato veremos a Vidal en el grupo Mixto, pues lo de estar en minoría en su grupo inicial no hay reglamento ni Constitucional que lo arregle, y al grupo de Cs cambiar su nombre para evitarse una querella por apropiación de marca. Pero la disputa entre la línea prosocialista de Vidal y la propopular de Franco seguirá adelante.
Y en esa disputa se ve inmerso el concejal cartagenero Padín. Fundador hace 12 años de Cs en la región, ha desempeñado muy dignamente su papel de concejal en las dos últimas legislaturas y fue el artífice del pacto tripartito Castejón-Arroyo-Padín que ha gobernado sin sobresaltos la trimilenaria desde hace dos años. Podría haber servido de ejemplo a imitar en el Gobierno español (se imaginan la potencia de un gobierno PSOE-PP-Cs), pero Conesa prefirió expulsar a todos los concejales socialistas de Cartagena, ejemplo sublime de la política de unidad ante la pandemia que su jefe reclamaba en Madrid.
Ahora ante Padín se abren cuatro vías y a las cuatro ha sido invitado. Podría retirarse con honores y volver sin más a su vida como empresario cartagenero. A esa vía tratan de inducirlo los que se beneficiarían de su retirada, que son sus fuertes competidores internos en Cartagena y los del Movimiento Ciudadano. También podría unirse a la línea Vidal y en ese sentido se dice que ya ha recibido una llamada de Edmundo Bal anunciándole que, si se presta, quedaría en nada el expediente de expulsión y se podría estudiar dónde insertarlo. Problemas: Padín sigue sin ver el pacto con la actual línea socialista, tan abierta a podemitas y separatistas, en una ciudad, como la suya, tan empresarial y españolista; además sería muy probable que lo excluyesen de todos modos de las listas o que no lograse obtener escaño si, por milagro, revalidase candidatura en Cs. Tercero, podría alinearse con Franco y formar candidatura con el PP, pero él, proveniente de CDS, no ve con simpatía los cambios súbitos de bandera y se resiste a una operación que, sin embargo, le sería la más segura si Arroyo la consintiese.
Finalmente, y ahí está la sorpresa, podría aliarse con Castejón y formar una agrupación de electoral, que no un partido, con el único objetivo de hacerse con la Alcaldía de Cartagena o, al menos, estar en condiciones de pactar el próximo gobierno municipal. Para eso se requieren 3.000 firmas y, si las obtuviesen, tendrían garantizados los dos escaños. Si la cifra subiese a 6.000 se situarían por encima de los cinco concejales. Hay sectores empresariales muy interesados en esa posibilidad, pues, como es bien sabido, Padín ha contribuido a la regeneración del Casco Viejo y se quiera contar con su presencia en el Ayuntamiento ahora que habrá que decidir qué hacer con el entorno del Lago central de Cartagena, cerca del famoso cerro del Molinete. Algunas personalidades cartageneras, que por ahora prefieren el anonimato, están evaluando esa jugada y se esperan próximas conversaciones con Padín para perfilar la idea antes de abordar a Castejón, pieza clave en el asunto. Naturalmente, se mantendría durante esta legislatura el pacto suscrito y Arroyo ocupará sin sobresaltos la Alcaldía en los dos años que faltan. El próximo pasico versará sobre el debate en torno al palacio de Asdrúbal, asunto relacionado con todo este lío. Al loro.
JR Medina Precioso