MURCIA. Voy a cerrar una semana tan femenina como la del 8M hablando del que es el vestidor oficial de la españolita media: Zara. No hay mujer que se precie en este país que no tenga en su armario algo del gigante textil, por lo civil o por lo criminal, porque si no encuentras nada que te cierre ya te encargas tú de comprarte ese vestido cien por cien elastano para parecer el embutido de las Fiestas de Primavera.
Al igual que con los hombres, con esta marca también he tenido mis idas y venidas. No siempre hemos estado de acuerdo en lo que es mejor para mí, ni si en lo que marca la báscula es lo que peso en realidad. Ese fue el motivo de muchos años de distanciamiento, obstinados en hacerme creer que mi talla era una XL. Pero, ¿cómo voy a usar una XL si cuando desembarcaron en Murcia allá por los noventa yo usaba una XS? ¿Y esas modelos? Con esas caras de amargadas que no animan nada a la compra; claro que lo entiendo, si les faltan dos cocidos a las pobres criaturas…
En otro momento, durante varias temporadas aquello tenía unas formas imposibles. Hubo una vez, que estando en el probador le pregunté a la encargada si el vestido iba con la alfombra del Twister de regalo. ¡Ángela María! Creo que salí con un brazo en la pata del pantalón y la cabeza en la manga.
"Hacen algo extraordinario que es hacernos felices a las españolas"
Y no digamos de los precios que mucho hablar de lo que ha subido la luz, pero con lo que una mujer lleva en una bolsa de Zara paga la factura de tres meses poniendo la lavadora en hora punta ¡Qué disparate! Además ¿usted no tiene la sensación de que cuando va le esconden las cosas más ideales? No es posible que te encuentres en el ascensor a la repija del ático y te diga que ese trapito tan divino es de Zara. ¡Imposible!, si yo soy la de los cupones de la Once que se pone en la puerta, vamos que estoy allí todos los días, y ¡eso no lo he visto en mi vida! Igual es que como la hija hace hípica, Marta se lo ha adelantado de la temporada; eso o que de tanto ir con la cuponera me he quedado ciega. El caso que es que la muy zorra ya te ha dado tema para no dormir en toda la noche.
Y lo último: cobrarte las bolsas, ¡qué ordinariez! Así que si ve a alguien con una bolsa de Mercadona desconfíe, puede llevar dentro el vestido para la comunión de su sobrina. Sin embargo, cuando compras on line te mandan una caja a casa que parece que de ahí vaya a salir un vestidazo de la última colección de Elie Saab ¡y gratis! Pues no sé usted, pero yo no entiendo nada.
Lo cierto y verdad es que me rindo a sus pies empresarialmente y como fashion victim que soy. Hacen algo extraordinario que es hacernos felices a las españolas, saben entendernos, qué nos gusta y lo que nos hace sentir bien (Más de uno debería hablar con Amancio para preguntarle cómo lo ha hecho). Ponen a nuestro alcance colecciones propias de las Semanas de la Moda y todo esto cualquiera diría sin pestañear. Han colocado la moda española en el mundo y son un referente en el ámbito de los negocios. Así que ¿quién soy yo para cuestionar nada? ¡Viva la XL y la madre que parió al señor Ortega!
Gracias por su lectura.