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crónicas de una región misteriosa

El crimen de 'los Olivares' en la calle San Roque de Cartagena y el misterio de las joyas 

1/10/2023 - 

CARTAGENA. Muy poca gente conoce estos hechos acontecidos en la calle San Roque de Cartagena. Nos situamos el 18 de marzo del año 1889, cuando la familia Olivares fue asaltada en su domicilio. Luis Pérez Adán, uno de los actuales cronistas de la ciudad, relata este acontecimiento:

"Petra Puertas abre el balcón de su casa para regar las macetas. Son las 10.30 de la mañana, un quejido desde un inmueble cercano al suyo le sobresalta, lo comenta con su marido y este no le da importancia. Una hora después, cuando Petra baja a la calle para comprar pan, observa que la puerta de sus vecinos, los Olivares, se encuentra entreabierta y con las llaves puestas en la cerradura.

Al mismo tiempo se cruza con Nicomedes Román, alcalde de barrio, que venía de la calle del Carmen, comentándole este hecho. Deciden ambos entrar en el portal del número 2 de la calle San Roque, una bonita casa de dos pisos con miradores de madera tallada. Todo está en silencio, llegan hasta la salita y allí se encuentran a una mujer tendida en el suelo en medio de un charco de sangre, inerte y sin respiración; en el dormitorio el cadáver de un varón y aparentemente cosido a navajazos.

LOS ACUSADOS. FUENTE: LUIS PÉREZ ADAN

Se trataba de un matrimonio de sexagenarios, formado por Pedro Reyes Olivares y su esposa, Florentina Cegarra, conocidos en Cartagena como los Olivares, de posición acomodada y rentistas de muchas propiedades. Los cuerpos presentaban numerosas heridas penetrantes realizadas por una navaja, causa directa de ambas muertes, según los informes de los forenses.

La noticia corrió como la pólvora por todo el vecindario. Hacía pocos meses que en Madrid se había producido el famoso y mediático crimen de la calle Fuencarral, el tema estaba de plena actualidad. La prensa local empezó a interesarse por este crimen y no se hablaba de otra cosa en Cartagena.

Los agentes de la autoridad anduvieron diligentes y en pocos días ya habían detenido a un grupo de personas relacionadas con el suceso.

Se trataban de individuos conocidos en los bajos fondos, la mayoría de ellos con antecedentes penales y que, al parecer, llevaban meses preparando un golpe en casa de los Olivares para robar el dinero que pudiera encontrarse en aquel lugar y para conseguir este objetivo no tuvieron inconveniente alguno en cometer un doble asesinato".

Fueron apresados por el doble crimen José Burillo de Lara, alias Espadero, Manuel Aznar Jorquera, alias El Gorro, Juan Salmerón Herrera, alias el Salmerón, Juan Saura Conesa, alias El Minero, Concepción Jiménez y Teresa Vizcaíno. Mantenían una estrecha relación entre sí y parece ser que este crimen lo estuvieron maquinando El Espadero y El Gorro.

PLANO DE LA ANTIGUA PLAZA CASTELLINI. EN EL NÚMERO 5 ESTABA EL ANTIGUO JUZGADO. FUENTE: JOSÉ EXEA 1887

Pasado un año desde su detención el juicio oral comenzó el 30 de mayo de 1890. Componían el tribunal el presidente la Audiencia, Pedro Espinosa, y los magistrados Mínguez y Nordenfels. Como fiscal Huertas, y como defensores los letrados Andrés y Crisanto Lorente representando al Minero y al Espadero.

Por su parte, Ángel Moreno, decano del colegio cartagenero, fue el encargado de la defensa de Gorro; y Juan Jorquera el de la de Salmerón; José María de Porras se encargó de Concepción Jiménez y Teresa Vizcaíno.

Fue un juicio con mucho público, atraídos por el morbo y los chascarrillos, viniendo público de diferentes lugares como La Unión, Murcia, Alumbres, El Algar o Alhama de Murcia. El juicio fue desarrollado en donde se ubicada entonces los juzgados, la Plaza Castellini.

Las sentencias de muerte debieron ejecutarse el 15 de julio de 1891. Incluso el verdugo estaba listo pues había llegado desde Madrid para llevar a cabo esas penas capitales en la Calle Real, pero en el último momento la Reina María Cristina firmó un indulto que llevó a los condenados a pasar el resto de sus días en prisión. Allí estuvieron hasta el día de su muerte y ninguno confesó en qué lugar escondieron el botín.

Una leyenda urbana habla que a finales de los años ochenta del siglo pasado, en unas obras de remodelación de la vivienda, apareció la caja fuerte donde guardaban las joyas de la familia, hecho del que no se tiene en la actualidad ninguna prueba y que no hace sino engrosar aún más en lo extraordinario esta historia de leyenda.

* Santi García es responsable de 'Rutas Misteriosas' y autor del libro “Murcia, Región Sobrenatural”

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