El celtíbero español

MURCIA. Otra vez el macho alfa. El líder dominante de la manada que toma decisiones y somete. El poderoso, fuerte, rudo y viril gallo del corral que necesita jactarse de sus atributos. Que se pavonea, como un pavo que despliega su colorida cola, alardeando de lo que él, como los de su misma raza superior, considera como lo más honroso y decente en el mundo: su hombría.

Y pobres de aquellos que no lo sientan: de los débiles, de los diferentes, de los que se atrevan a mostrar un arcoíris en un día que no esté nublado, de los que lloren en público, de nuestros aliados... Pobres todos, menos ellos: los elegidos. Como debe ser en un mundo honrado y decente. El suyo.

"cualquier hombre que no responda a ese patrón de macho machísimo, que los hay a montones, merecería mucho más ser la noticia del día que un pobre gallo de corral"

Porque ser macho y, además, decente -algo que se empeñan en que va unido y no alcanzo a comprender por qué-, es un concepto que siempre abanderan los mismos, aquellos con posición de poder que se creen superiores, sobre todo a nosotras porque nos consideran débiles, y que como un Alfredo Landa en Manolo la nuit aún quisieran verse paseando por la Costa del Sol de los 70 con un montón de hembras, que no mujeres, todas muy femeninas, que no feministas, todas muy poco decentes -porque esas no debían aparentarlo, como manda ese refrán que tanto usan sobre la mujer del César- y todas desmayándose a su paso.

¡Ay si se llegara a saber lo que pasaba por las cabezas de aquellas guiris contratadas al ver esos andares chulescos al más claro ejemplo de macho alfa made in Spain! Pobres entonces ellos y sus sueños caducos.

En un día convulso y colapsado por las noticias, todas trágicas, sobre cifras al alza de contagios y muertes, de vergüenzas al aire y reproches, demasiados reproches, una se levanta y lee las declaraciones de uno de estos "machos alfas orgullosos" que vuelven a querer reafirmar su poder ante el público. Y lo primero que pienso, tras tomar aire, es que, en medio de tanta tristeza, cualquier hombre que no responda a ese patrón de macho machísimo y que esté más preocupado por calmar, contribuir, unir y no por separar, que los hay a montones, merecería mucho más ser la noticia del día que un pobre gallo de corral o los que lo aplauden, por muy honrosos y decentes que se empeñen en creerse.