CARTAGENA. Body art, fotografía y fotografía con dermatoscopio son algunas de las técnicas que combina la artista mazarronera Ana H. Reyeros en su exposición Mi piel, la de todos, en la que también recurre a la esqueletización de naturaleza muerta, moldeado y escultura. La muestra, que busca que todos los espectadores encuentren una imagen con la que sentirse identificados y que reflexiona sobre la existencia humana, se puede visitar en la sala Subjetiva Nicomedes Gómez del Palacio Consistorial de Cartagena hasta el 15 de febrero con acceso libre.
Se trata de una colección de ocho conjuntos que construye una analogía entre la piel humana y detalles corporales yuxtapuestos a elementos de la naturaleza. La segunda parte, con otras ocho piezas, estudia la salud mental y el auge de su deterioro colectivo en los últimos años. Además, se incluye un conjunto llamado "vacío" que se centra en la existencia del origen compartido de la realidad y la naturaleza de la autodestrucción.
"Yo soy estudiante de Psicología en la UNED -apunta la artista- y me he inspirado un poco en todo lo que estudio, en la existencia conjunta y en todo esto que yo trabajo a diario", ya que afirma que también trabaja "con personas con neuropatologías y con personas mayores en centros de día".
"Les diría que, sin duda, van a encontrar alguna imagen con la que sentirse identificados", afirma la artista al dirigirse a los futuros visitantes, "y animo a todo el mundo a que consuma arte, porque es un lenguaje que si no lo consumimos, se acaba quedando apartado o más olvidado", sentencia.
Ana H. Reyero (1995) es graduada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Desde que era pequeña mantuvo un gran interés por el dibujo y todas las formas artísticas. En palabras de la propia artista, "el arte es el único lenguaje con el que se siente escuchada y realmente entendida. No podría vivir sin crear, espero seguir teniendo mucho que decir".
Ha trabajado en una editorial y en una librería, con la que colaboró como autora e ilustradora. Desde allí dio un salto a la UNED de Cartagena, donde estudia Psicología. Compagina sus estudios trabajando como monitora en centros de mayores y personas con afecciones neuropatológicas. En los últimos años, además de vivir en el extranjero, ha tenido la oportunidad de formar parte de varias exposiciones colectivas.