MURCIA. La Comunidad Autónoma ha iniciado el procedimiento para la adjudicación de las obras de restauración de los pozos de la nieve de Sierra Espuña identificados como 11 y 13, de acuerdo con lo establecido en el Plan Director de estas antiguas neveras, diseñado el pasado año, por un importe de algo más de 375.000 euros, que cuenta con financiación de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
La intervención que se aborda se corresponde con el eje tercero del Plan Director, que contempla el empleo de técnicas constructivas tradicionales; intervenciones contra el riesgo de caídas, que garanticen la seguridad, tanto de visitantes como de animales que hay en el entorno; acciones de consolidación de muros de mampostería o de recalzado; y obras de restauración integral, siguiendo técnicas originales, de manera que sea posible mostrar de una manera más fidedigna cómo podían ser originalmente. Criterios de singularidad, representatividad, accesibilidad, existencia de documentación o afección al entorno han conducido a priorizar la rehabilitación de los pozos 11 y 13.
Los pozos de la nieve de Sierra Espuña y su entorno conforman un conjunto patrimonial de gran relevancia por su interés histórico, paisajístico y etnográfico. Se trata, probablemente, del conjunto de pozos más grande de todo el contexto mediterráneo, lo que nos da una idea de la intensa actividad económica que hubo en esta región entre los siglos XVI y XIX. El Plan Director es la herramienta de gestión que garantizará la conservación y puesta en valor de estas antiguas fábricas de hielo y del paisaje cultural que conforman.
El conjunto patrimonial está formado por un conjunto de 28 pozos, junto a 12 construcciones anejas (ermita y casas), dos fuentes de agua, dos caminos de la red de senderos naturales (PR-MU-57 y PR-MU-63) y una vía pecuaria (con un abrevadero y descansadero de ganados). A esto se añade un entorno natural de gran valor medioambiental.
Las noticias más antiguas que se tienen sobre la construcción de los primeros pozos están fechadas a finales del siglo XVI, y se sabe que algunos de ellos fueron explotados hasta principios del siglo XX. Las ciudades más importantes del territorio, como Murcia y Cartagena, fueron las pioneras en llevar a cabo estas construcciones; posteriormente se les añadieron otras como Lorca, Mula u Orihuela. En el entorno de los pozos había un espacio delimitado para el abastecimiento de nieve, así como para la recolección de leña y otros elementos vegetales necesarios para la producción del hielo.
La mayor actividad de los pozos se producía en invierno, puesto que era el momento en que se llevaban a cabo las labores de recolección de nieve, y en verano se acometían las labores de extracción y distribución del hielo a las distintas ciudades. En el siglo XIX comenzó la decadencia de los trabajos en los pozos, debido principalmente al inicio de la producción de hielo artificial, si bien no sería hasta 1924 cuando realmente se certificó el cese de toda actividad en las cumbres de Sierra Espuña.
Los pozos son elementos cilíndricos situados sobre el terreno. Desde el exterior se visualiza únicamente el tambor y la cubierta, con forma de cúpula, quedando la nevera, lugar de almacenaje del hielo, inmersa en el terreno. La mayor parte de los pozos de nieve se encuentran por encima de los 1.350 metros de altitud y en laderas a umbría, y la mayoría en el municipio de Totana.
Los dos pozos que se van a rehabilitar están en el conjunto de los que empleó Murcia para su abastecimiento. Separados por el Collado Mangueta, en las umbrías de los Morrones de Totana y Alhama de Murcia, se ubican los dos grandes conjuntos de pozos de nieve: los llamados de Cartagena (diez) y los de Murcia (nueve), los primeros con la cúpula redondeada y los segundos con un remate más picudo. En dos zonas intermedias entre ambos hay otros seis, y tres más en puntos aislados: la Carrasca, Valle de Leyva y barranco de la Hoz.