CARTAGENA. 1) Ni programas ecologistas sin perspectiva económica, ni programas econocimistas sin perspectiva ecológica. Si cada proyecto de actuación económica va acompañado de un estudio de su impacto ambiental, cada proyecto de actuación ambiental debería ir acompañado de un estudio sobre su impacto socioeconómico, que evaluase cuántas riquezas y cuántos puestos de trabajo se perderían o se ganarían. No a los esquemas unilaterales.
2) El uso de la ciencia y la tecnología para prevenir y remediar los daños ambientales debería ser masivo. Nuestra región es líder en tratamiento y recuperación de aguas contaminadas y ha desarrollado una de las agriculturas más eficaces y protectoras del ambiente de la UE, pero con eso no basta. Hay que seguir avanzando en biorremediación, en lo cual nos pueden ayudar muchos organismos cuyas capacidades metabólicas exhiben una inagotable diversidad. El reto es llevar esas técnicas de biorremediación a escala industrial, para la cual sería conveniente que el Gobierno español y regional dedicasen muchos más fondos a ese tipo de investigaciones, estimulando, además, la colaboración entre los centros públicos de investigación, universitarios o no, y las empresas.
"no vamos a extinguirnos porque la temperatura media suba un par de grados. En peores trances se ha visto el Homo sapiens"
3) Las restricciones al uso de plantas transgénicas en la UE, exigencia de los Verdes alemanes, constituye un estúpido atraso y nos pone en inferioridad de condiciones frente a casi todos los demás países, sean capitalistas, como los Estados Unidos, o comunistas, como China, que las emplean más libremente. El colmo es que la UE esté preparando restringir también el uso de organismos modificados por edición genética, una técnica mucho más precisa basada en la famosa CRISPR, cuyos estudios inició el español Mojica. Es una superstición de los Verdes alemanes confundir la edición genética con los transgénicos y, en cualquier caso, el empleo de ambas técnicas aliviaría el impacto ambiental de muchos cultivos e incrementaría la productividad. Más en general, las técnicas agronómicas y ganaderas avanzadas deberían gozar protección y especial cuidado. No en vano tenemos unos excelentes centros universitarios de Ingeniería Agronómica, Veterinaria, Biología y Química, por no hablar de los CSIC, que también lo son.
4) El desarrollo de las energías renovables, como la eólica, la hidroeléctrica, la termosolar y la fotovoltaica, es muy positivo, pero no será posible basarse exclusivamente en ellas. Se basan en fuentes difusas y variables, pero hay procesos que requieren energías concentradas y otros, constantes. Además, los métodos de almacenarlas para paliar su inconstancia y dispersión son todavía muy ineficaces, o al menos resultan tan costosos como para ser inviables a gran escala. Se impone, pues, recurrir, al menos hasta que dispongamos de la energía de fusión nuclear, en la que China ha logrado algunos avances importantes, a otras fuentes de energía limpias.
5) Los ecologistas más radicales están poniendo pegas también a las energías renovables porque dicen, y llevan razón, que alteran los paisajes. No es extraño, porque ellos persiguen el decrecimiento económico, pero los que queremos combinar la ecología con la economía sabemos que esas energías, precisamente porque son difusas, necesitan mucho espacio para poder suplir el consumo actual, En cualquier caso, muchas especies prosperan en el terreno ocupado por las placas solares, principalmente porque no tienen que competir allí con nuestra especie.
"Es antipatriótico poner la suficiencia energética de España en manos extranjeras"
6) Depender del gas natural, del que España no posee yacimientos importantes y el resto de la UE tampoco, es temerario, pues nos pone en términos económicos y políticos en fuerte dependencia de países terceros, como Argelia en nuestro caso y Rusia en el de Alemania. En ese aspecto, Francia, un país más patriótico, se ha asegurado una cierta soberanía energética con su programa de construcción de centrales de fisión atómica, una energía para la que se han desarrollado ingenios de tamaño reducido extremadamente seguros. Es absurdo, en ese contexto, cerrar nuestras centrales y comprar esa energía a Francia. Por cada central nuclear que se cierra en la UE (excluida Francia) se abren 10 centrales en el resto del mundo. El Aparecido no está a favor de la muerte económica y política europea por su programada insuficiencia energética. La UE debe reaccionar. El precio de la luz se mantendrá muy alto, e incluso subirá más, mientras sigamos dependiendo del gas. Y eso provoca una inflación que empobrece a las clase medias y bajas.
7) Es antipatriótico poner la suficiencia energética de España en manos extranjeras. Por ello, es imprescindible conectar la problemática ecológica y económica con las necesidades de la Defensa española. Los planes estratégicos de nuestra defensa, que ya contemplan el cambio climático, deben contemplar también que se garanticen los suministros suficientes de energía para nuestras Fuerzas Armadas. Los tanques y los aviones no funcionan sin combustibles. Ni el mecanismo europeo de defensa, en trance de creación, debe retrasarse, ni España debe permanecer al margen de ese proceso y asegurarse la suficiencia energética defensiva.
8) El hidrógeno verde es una fuente de energía con múltiples ventajas. España, y dentro de ella nuestra región, debe potenciar la investigación en ese aspecto, apostando por la electrolisis del agua, que no genera dióxido de carbono. Puede que el futuro no esté en el coche eléctrico, sin autonomía ni potencia suficiente para muchos propósitos, sino en el de hidrógeno.
"Aunque con precauciones, sí a la minería"
9) La conexión entre economía y ecología no solo depende de la energía, sino también de los materiales, algunos de ellos poco abundantes en el planeta. En España hay varias vetas de esos minerales, pero la presión ecologista está dificultando su extracción. Es preciso impulsar la minería limpia y no privarnos absurdamente de esos elementos, que tenemos que comprar fuera a precios muy caros y con crisis, como la actual, periódicas de desabastecimiento. Aunque con precauciones, sí a la minería. Y también, sí a los materiales sintéticos y a las nanotecnologías, de las que hay algunos buenos expertos en la región.
10) Aunque está en curso un proceso de cambio climático, ya hace unos 12.000 años se produjo un incremento medio de la temperatura de unos 6º C y aquí estamos. Como algunos saben, pero casi nadie dice, lo perjudicial para la diversidad biológica son los cambios rápidos de temperatura, no los lentos, a los que muchas especies pueden adaptarse. Nadie tema: no vamos a extinguirnos porque la temperatura media suba un par de grados. En peores trances se ha visto el Homo sapiens. No obstante, conviene seguir reduciendo la emisión de gases de efecto invernadero, pero sobre todo potenciar los métodos de captación de metano y dióxido de carbono. Lo más sencillo es reforestar, pero también es lo más lento. Sin embargo, hay técnicas microbiológicas y químicas para lograrlo. Debemos recurrir masivamente a ellas. La agricultura de conservación, en la que se potencia la absorción por el suelo de esos gases, también es útil. No se trata tanto de reducir el consumo energético sino de desarrollar técnicas para evitar el daño ambiental, lo que puede ser también una fuente de negocios.
11) El proceso de cambio climático acarreará cambios en el régimen de lluvias. Es, pues, absurdo prescindir de las infraestructuras hidráulicas existentes, como embalses y trasvases. Por el contrario, precisamente porque habrá inundaciones y sequías, lo racional es hacer todavía más embalses, trasvases, depuradoras y desaladoras.
12) Sobre el Mar Menor ya ha escrito el Aparecido varios Pasicos. Bastaría con aplicar a ese caso concreto las ideas generales expuestas en este. Resulta incomprensible que el Gobierno regional no responda con la agilidad a las diversas propuestas de varias empresas de ayudar a oxigenar, desnitrificar y demás técnicas de curación ambiental.
JR Medina Precioso
El impacto sobre nuestras vidas y nuestra sociedad será dramático. Sin duda se trata del mayor desafío que en estos momentos encara la humanidad