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tribuna libre / OPINIÓN

Decisiones de caciques sobre santos inocentes

10/12/2020 - 

MURCIA. Llevo días pensando qué puede llevar a unos gobernantes a creer que la necesidad más urgente de un pueblo, justo ahora, en plena pandemia, pasa por cambiar algunos de los nombres que presiden sus calles o sus edificios públicos. No encuentro razón justificable, salvo que fuese para homenajear a quienes nos han dejado o han trabajado frente al virus, y no es el caso que nos ocupa.

Pienso que, si esos nombres que se pretenden retirar son de la talla del gran Paco Rabal, uno de los mejores actores de nuestro país y un murciano de pura cepa que llevó el nombre de la Región de Murcia y del pueblo de Águilas por todo el mundo, cualquier razón con la que se pretenda justificar pierde por completo su sentido.

"Es la misma arrogancia y ruindad de aquellos señoritos con poder de la novela de Delibes"

Quizás todavía haya a quien le resulte incómodo verle actuar en Los Santos Inocentes, donde brilla, nos imbuye en su mundo y nos obliga a reflexionar sobre la diferencia de clases. Ya no en un contexto de caciquismo, sino que nos hace ver que no es nada complicado hallar paralelismos con el mundo actual. Se entendería entonces que pudiese molestar su nombre a quienes aún ignoran esas notables diferencias entre clases. O quizás, tristemente, no exista más razón que la de que fuese un hombre de izquierdas y que lo hubiese gritado con el mismo orgullo con el que hablaba de su tierra, la nuestra.

Por desgracia, el de Paco Rabal no será el único nombre que se retiré de un pueblo de esta Región, que demuestra con estas iniciativas estar gobernado por la más absurda sinrazón. El de Rafael Alberti, uno de los grandes literatos españoles, al que ya quisieron borrar una vez de la historia de este país obligándolo a exiliarse tras instaurarse la dictadura, es otro de los elegidos. Su pecado, el mismo que el de entonces: pensar, hablar, escribir poesía y creer que un mundo más justo era posible.

El último de los nombres es el de Vicente Medina, escritor y emblema regional de la poesía y del panocho, pero como los anteriores, también participó activamente en la vida política de izquierdas y eso lo convierte en un firme candidato para ser sustituido.

No es casualidad. No puede serlo. Es volver a desterrar, borrar o tirar a una fosa común, como se hizo con Federico, a tres artistas y pensadores solo por sus ideales. Es volver atrás y repetir las mismas atrocidades. Es la misma arrogancia y ruindad de aquellos señoritos con poder de la novela de Delibes.

A quienes lo han decidido así, les pido que reflexionen sobre ello; que lean algunas de sus poesías o que vean ese pequeño fragmento de la película en el que un grandioso Paco Rabal llama a 'Milana bonita' para que se pose sobre su hombro. Seguro que se sienten tan pequeños frente a él como yo misma y rectifican al momento sobre esta triste e irrespetuosa decisión. O eso espero.

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