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diario de una jubilación / OPINIÓN

De "Don...." a "marido de..."

2/10/2022 - 

MURCIA. Es ya clásica la expresión que muestra una de las consecuencias de la jubilación, tratándose de profesionales de la alta dirección o incluso empresarios: "Jubilado hace meses, he dejado de ser el director general de la empresa XX, don Fulanito de tal, y ahora en la panadería, el quiosco y la frutería me mencionan como "el marido de dña. Juana, la señora del 5º B". Otras profesiones, sin embargo, parecen mantener los rasgos de autoridad que la sociedad en su conjunto les otorga "de por vida": jueces y magistrados, catedráticos universitarios, médicos, etc., que sostienen el D. por delante.

Y es que una vez jubilados, el rol laboral que durante tanto tiempo va pegado a nuestra identidad, reforzándola, deja de tener contenido porque la función social representada ha cambiado y, para algunos, se hace poco llevadero y habrá que superar la herida narcisista , que eso conlleva.

"Pocas veces se siente uno tan perdido como cuando afeitándose delante del espejo cae en la cuenta de que no tiene que ir a trabajar"

Pocas veces se siente uno tan perdido como cuando afeitándose delante del espejo cae en la cuenta de que no tiene que ir a trabajar, que ya está jubilado...  ¡Y no digamos cuando llevas unos meses...! "No tengo que repasar balances, ni afrontar despidos, ni responder la queja de clientes, ni reunirme con..., etc". Qué hacer con esa capacidad productiva tanto tiempo sostenida, cuando se trata de llevar los nietos al cole, recoger el pan y el periódico —ya ni eso con los diarios digitales—, pasar por la tintorería, etc. Y todo antes de ir a sentarse en el banco del parque, a la sombra o al sol, y casi siempre compartido con los mismos a quienes la ociosidad obligada reúne; o a la partidita de dominó, o recuperar la lectura de tantos libros amontonados por la anterior falta de tiempo, o refugiarme en esas banalidades que necesitamos considerar importantes porque, simplemente, "nos ocupan tiempo...".

Entonces me da por pensar: "Qué días aquéllos de estresantes decisiones sometidas a la incertidumbre, por muy planificadas que estuviesen, y sus inevitables imponderables. ¡Qué añorado "subidón adrenalítico" por el acierto o por el amargo regusto del fracaso! Cuántos enjuagues de endorfinas y cortisol que, aun en el jubilar estado, sostienen su umbral acostumbrado desde el casi olvidado día de la despedida, placa incluida y un "vuelve cuando quieras"; esa intención que se agota al segundo reencuentro de café con los excompañeros porque no entiendes de qué están hablando y porque ya hay un sustituto —tu sustituto—, que les lleva al trote con su propio estilo y lenguaje en el puesto que tú ya no ejerces.

Y entre tanto, medio 'depre', elaborando duelo por la pérdida de actividad y poder —por qué no decirlo—,  y rumiando el desoficio, buscas en qué ocupar tu tiempo de manera que te haga sentirte útil, resistiéndote a la pérdida de tu influencia sobre otras personas, actividad tan estimulante meses atrás.

¡Qué hacer con tanto saber y talento disponible para evitar que se te vuelva en contra!  

Algunos se anticipan unos meses a su día J y aprenden a vivir con una plenitud insospechada...

¡Afortunadamente, hoy ya hay expertos para casi todo, que te pueden ayudar!

Diego A. Yepes

Psicólogo Coach Acreditado

"40 años humanizando empresas"

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