exposición en Festival Internacional de fotografía experimental en Barcelona hasta el 23 de julio

David de Flores toma el álbum familiar para hablar del poder de la fotografía en 'Diario de un viaje'

20/07/2023 - 

MURCIA. David de Flores estrena su nueva exposición fotográfica 'Diario de un Viaje', en el Festival Internacional de fotografía experimental en Barcelona. Hasta el 23 de julio se podrá visitar esta exposición del artista de Hellín, concretamente en el espacio de la Nau Bostik. "Diario de un Viaje es un proyecto artístico que toma como base el álbum familiar para hablar del poder de la fotografía para crear recuerdos y significado a través de las imágenes", afirma el artista de Hellín. 

De Flores (Hellín, 1977) es artista visual, profesor de fotografía, ingeniero forestal y antropólogo. Está especializado en fotografía de paisaje, retrato y fotografía documental, realizando sus trabajos con cámaras de gran formato y fotografía analógica. En 2010 crea La Cámara Roja, un proyecto profesional en el que conviven la fotografía, la docencia y la impresión fine art. La Cámara Roja es el dúo fotográfico que forma junto a su compañera Silvia Marte. Pareja sentimental y profesional en la que la fotografía es parte esencial de sus vidas.

Desde que nació su primera hija (Lucia, 2007), lleva fotografiando la vida de sus hijas y como se hacen mayores, siendo su proyecto más ambicioso. 'Diario de un Viaje' no es solo la interpretación del álbum familiar. Es la crónica de la historia de todos ellos, sus vidas y sus relaciones. Su familia es del tipo de familias denominadas por los expertos como una familia enlazada en la convivencia de manera intermitente, dos hijas de una relación anterior (Lucía y Sofía) con el núcleo familiar formado junto a Silvia Marte y los pequeños David Tristán e Indira. "Diario de un viaje es la crónica del periplo, de un camino vital que empieza en el momento que decidimos formar una familia. Un camino en el que, desde que los hijos llegaron, la vida en pareja fue completamente arrasada y borrada del mapa como si hubiera caído un meteorito sobre un territorio invadido y recolonizado por ellos", afirma el artista.

Desde el punto de vista de la psicología, el artista visual afirma que los recuerdos son constructos de nuestra memoria que ayudan a significarnos y a construir el relato que nos justifica. "Estos recuerdos son como huellas grabadas en nuestro cerebro, siendo más fuertes cuánto mayor es la carga emocional asociada al mismo. Desde la fotografía, las imágenes de nuestro álbum familiar contribuyen a crear estas huellas y a ser pruebas visuales de como éramos y de cómo crecimos. Pero a veces, estas imágenes pueden ser incompletas porque cada fotografía es un intento fallido de mostrar u ocultar una parte de verdad", asegura.

Para el propio autor, estas imágenes intervenidas son el propio relato actualizado y materializado, en el doble proceso de fotografiar y reinterpretar posteriormente esas imágenes, mediante el tratamiento pictórico con pigmentos y acuarelas. Pintar estas fotografías, asegura De Flores, le ha permitido completar esa verdad acerca de su mirada fotográfica, integrando emociones a través del uso pictórico del color y añadiendo cualidades energéticas en la imagen, resignificando esos recuerdos con el empleo del punteado del trazo y de las pinceladas. En otros casos, se añaden citas o pensamientos escritos relacionados con esa vivencia o ese momento concreto, integrando ese texto en la imagen, fundiéndolo en la pieza.

En cuanto a los colores, el autor emplea una paleta de colores vivos, tratados en clave telúrica: los tonos verdes de la naturaleza, los azules del mar, los ocres y marrones de la tierra o los rojos que simbolizan el fuego, la vida o la sangre de los lazos. Estos colores se traducen como capas de intensidad emocional que, a su vez, alterando la gama cromática típica de los objetos para crear y recrear un mundo que tiene que ver con el color de nuestros recuerdos. Este proyecto es un viaje íntimo que recorre la vida familiar, en el que no hay un destino determinado, pero que atraviesa todo el campo energético en el que gravitan las vidas de Silvia, Lucía, Sofía, Tristán, Indira y la del propio autor.

El artista utiliza la fotografía para reflejar su profundo vínculo con sus dos grandes temas, la familia y la naturaleza, la cual se convirtió en el lugar donde encontró la paz y curó las heridas tras una infancia complicada. De esta forma, bosques, mares, desiertos y montañas se convirtieron para David en espacios a venerar, en sus lugares sagrados donde poder refugiarse y calmar el espíritu.

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