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HECHO A MANO / OPINIÓN

¡Cuánto daño ha hecho Decathlon!

4/09/2020 - 

Dados los temas de vital importancia que preocupan actualmente a nuestros políticos como cambiar el nombre a la Avenida Juan Carlos I o el Comité de Expertos y Expertas ¡ejem!… el siguiente tema capital a tratar es poner blanco sobre negro el daño que ha hecho Decathlon a la sociedad española.

Nunca he sido muy deportista. En las monjas hacíamos punto de cruz mientras cantábamos 'Alabaré'. El deporte y enseñar las piernas eran pecado y ¡quién soy yo para llevarle la contraria a las esposas de Jesús! Así que cuando se abrió el primer Decathlon en Murcia pues como quien pasa por delante de una Iglesia Evangelista, entrar iba contra mi religión.

Hace una década, al inaugurarme como madre de colegio de barrio, pensé que junto con alguna otra desgraciada era la única currita que llevaba a los niños al cole encaramada a unos tacones, no sin dificultad. Hacía tiempo que no me habido sentido tan observada… como en una tortilla de chanquetes… cien ojos puestos en mí. Todas las demás madres despreocupadas iban bien equipadas y cómodas con sus Domyos fosforitos, Kalenji ceñidos y Artengos relucientes. Perfectas para la clase de fitness y pilates.

A Dios puse por testigo, al más puro estilo Escarlata O´Hara, que trabajaría duro para ser una de esas mamás escultoras de su cuerpo, disfrutonas de su tiempo y  que nunca más volvería a pasar hambre. Como se puede imaginar la única que he cumplido a pies juntillas es la última. De hecho la promesa me ha costado una pasta en nutricionistas.

Con el paso del tiempo empecé a observar comportamientos que no se alineaban con la cultura del mens sana in corpore sano. Algunas de ellas eran dignas musas del mismísimo Botero. ¡Umm!.. Sospechoso. Después de dejar a los niños se arremolinaban para lo que yo creía que era ir juntas al gym a darle castigo al tejido adiposo. ¡Ay alma de cántaro! ¿Saben dónde hacían las sentadillas? ¡En la cafetería! Desayunos de Carpanta para ponerse al día del último chismorreo del barrio. Pero… no entiendo nada… ¿por qué disfrazarse de Eva Nasarre para montarte un Deluxe de arrabal? Sencillo, muchas personas han confundido el casual wear con la malla modelo pezuña de camello y el chándal de Joshua. A alguno me han dado ganas de decirle: 

- "Estrenarás chándal para la comunión de tu hija que el de los domingos lo tenemos muy visto".

 Y ¿quién tiene la culpa de esto?, ¡está claro!... Decathlon. ¿Han visto la que ha liado en las playas? No sé ustedes, pero en verano me siento como un zahorí buscando un hueco donde plantar la sombrilla entre tanta arquitectura decathlonista. Si les sale más barata una parcelita en MonteVida que una carpa Quechua ¡Qué disparate! Miedo me da pensar qué llevan para acampar en Verdolay…Un sofá Knopparp con cojines Ektorp ¡Bienvenido a la república independiente de mi casa!

Todo esto ¿a qué conclusión me lleva? A que confundimos la gimnasia con la magnesia y así con todo… el ir cómodo con vestir de chándal, la caballerosidad con el machismo, el dinero con el éxito, los títulos con la educación... el mundo al revés. Por eso me he apuntado a clases de meditación… para amortizar las rebajitas que me he agenciado en el susodicho almacén… Total, ya me he vuelto agnóstica.

Gracias por su lectura.

Trinidad Guía Sánchez es Licenciada en Ciencias Económicas, Máster en Dirección y Administración de Empresas y Experta en Ventas.

@GuiaTrinidad Linkedin: Trinidad Guía


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