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FC CARTAGENA | análisis

Córdoba marcó el camino

24/07/2020 - 

CARTAGENA. Existe una teoría en el ámbito económico llamada 'Cisne Negro' que sirve para describir aquellos sucesos que ocurren por sorpresa, que ningún analista había previsto ni tenido en cuenta porque, a priori, eran improbables y que, para bien o, generalmente, para mal, terminan teniendo un gran impacto y repercusiones trascendentales. El Cartagena tuvo su particular 'Cisne Negro' en Majadahonda hace dos años. Un partido sin apenas nada que reseñar explotó de la forma más cruel para los blanquinegros, a falta de segundos para cantar un ascenso que llevaba esperando la ciudad entonces seis años. Dos años después, sepultó también, sin saberlo, otra leyenda negra de su historia. Córdoba, durante años recordada por el famoso 'Cordobazo', se convirtió en sede santa para los aficionados del Efesé.

Aquella tarde, el equipo liderado por Andújar, tótem blanquinegro en aquel partido, agarró un liderato que a la postre sería trascendental. En Córdoba, el Cartagena espantó fantasmas, ajustó piezas y puso la primera piedra para afrontar con garantías una mini pretemporada para el play off de ascenso. No tanto desde el plano físico, sino sobre todo a nivel mental. Con un 4-2-3-1, el equipo se ordenó a partir del balón, dominó de principio a fin, y sometió a un Córdoba impotente ante la mejor versión del Cartagena de la temporada. La imagen de Córdoba tuvo su continuidad en Málaga

En la Rosaleda volvió a aparecer ese equipo vivo y serio que había encarado el ‘Everest’ de marzo con una contundente victoria. Emergió Lucas De Vega, intermitente a lo largo del curso, William y Vinicius Tanque se confirmaron como dos de los mejores fichajes del conjunto albinegro en los últimos años, y apenas hubo grietas en la defensa. No perdió sitio Álex Martín, fuera de su hábitat natural a lo largo del curso pero que en la cita más importante del club tuvo los galones suficientes para sostener junto a Andújar la defensa blanquinegra. No era un partido para pusilánimes. Precisaba el encuentro de hombres, como suele decir Simeone para explicar la mentalidad necesaria en este tipo de encuentros.

Uno de los aspectos que había dotado al Cartagena de una fortaleza pétrea a lo largo del curso fue la defensa. Sin grandes alardes goleadores, con Elady fuera de foco entre lesiones y su posible salida del club durante el verano, Munúa había cimentado el liderato del Efesé a partir de una defensa compacta. El librillo de Borja Jiménez, sustituto tras la marcha del uruguayo, buscaba lo mismo, pero a través del balón. Necesitaba el técnico abulense un jugador que dominara el juego entre líneas, capaz de conectar el medio campo con la delantera. En ese perfil, nadie como Lucas de Vega para mezclar en tres cuartos de campo. Lejos del perfil de Quim Araujo, más adecuado para lanzar al equipo que para ordenarlo, Jiménez sabía que su hombre era el mediapunta brasileño. 

Tanto en Córdoba como en Málaga, el brasileño se destapó como ese jugador que todos esperaban pero que apenas había aparecido. Sin mucha participación con Munúa, fue con Jiménez donde tuvo la confianza que da la titularidad. Siempre como opción de pase, sostuvo el juego ofensivo junto a Carrasquilla. Sin ser un partido vistoso el de la Rosaleda, con mucha precaución por parte de ambos equipos, tuvo el brasileño el arrojo de pedir el balón una y otra vez, siempre como opción de pase, valor seguro para su equipo, con pocos balones perdidos en la zona caliente del juego.

Si arrojo tuvo el brasileño, mención aparte merece el extremo William, ajeno a la presión de un partido marcado en rojo en el club. No sólo jugó valiente ante el Baleares, sino que tuvo el descaro de los grandes, buscando una y otra vez encarar a su par. El gran descubrimiento del año para la afición cartagenerista, que pronto acogió al extremo como uno de los suyos. Tuvo picante el brasileño en un partido sin mucho vuelo, temerosos ambos equipos de cometer errores, más pendientes de no fallar que de provocar el descuido ajeno. No era un partido de playoff, era una final. Un cita que demostró saber jugar Jiménez, capaz de campeonar por segundo año consecutivo, colocadas Miranda de Ebro y Cartagena en el fútbol profesional gracias a su figura.

En una categoría en la que es más importante cerrar tu portería que perforar la contraria, nadie como Marc Martínez para certificar un ascenso ya eterno en la memoria de la afición cartagenerista. Apenas se recuerdan fallos groseros del meta a lo largo del curso, siempre firme, garantía para un equipo que cimentó su éxito a partir del cerrojo a su portería. Si en Alcoy fue un delantero, Juan Pablo, el que firmó la vuelta al fútbol profesional, en Málaga fue la mano de Martínez la que agarró con fuerza un ascenso gritado en la Trimilenaria con fuerza. En Málaga el Cartagena tocó el cielo, pero fue en Córdoba donde empezó el camino a seguir.

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