¡Como vaya yo y lo encuentre!

MURCIA. ¡Ay, Dios! Como fuera tu madre y lo encontrara, consecuencias físicas no había, pero psicológicas… ¡para un año! Es que no buscas…, ¿has visto? estaba en su sitio (que tú nunca has conseguido saber cuál era). O todo ese rosario de razones que siempre tienen las madres y que con el tiempo nos hemos dado cuenta de que son verdades como templos. O al menos algunas, porque ¿a cuántos de ustedes se les han pegado las tripas por tragarse el chicle? ¿Cuántos de ustedes después de una fiesta estaban para madrugar? Esa madre indignada, cuya venganza más cruel era pasar la aspiradora con su ruido infernal y golpear la puerta del dormitorio con el cepillo a las diez de la mañana.

Hay frases de madre que con una sola palabra condensaban todo un mensaje. Respuestas que no son baladí, como a la pregunta: ¿Qué hay de comer? ¡Comida! La respuesta implícita en esa escueta palabra era en realidad: la comida de hoy no te gusta, pero te la vas a comer porque para eso he estado dos horas en la cocina hecha una esclava.

¿Cómo sabías que estabas "hinchando" a tu madre?: "No me, no me, que te, que te".

¿Cómo sabías que tu madre pasaba de ti?: Mamá me aburro. "Pues pipí caballito".

Todos hemos ido para marqueses, pero la cigüeña se equivocó de casa. Todas las cosas estaban ¡ahí!, pero ¿dónde?: ¡Pues ahí, hija, ahí! Todos hemos tenido dos problemas cuando nos hemos enfadado: enfadarnos y desenfadarnos. Para ellas, todos hemos pensado que eran el Banco de España o que vivíamos en una pensión a la que íbamos a comer y dormir.

Según tu madre, después de un ¡me vas a enterrar! porque llegabas a casa amaneciendo, a partir de las tres de la mañana solo quedaban en la calle fulanas y borrachos. ¡Si hubiera visto las tascas por un agujerito!

Nuestras madres ya tenían superpoderes en los ojos antes que cualquier superhéroe de Marvel o DC. cómo nos inmovilizaban con solo una mirada

Nuestras madres ya tenían superpoderes en los ojos antes que cualquier superhéroe de Marvel o DC y, si no, que nos lo digan a nosotros. Cómo nos inmovilizaban con solo una mirada cuando hacías o decías algo delante de otros que consideraban inapropiado. Pero todo esto por supuesto, "lo hacían por nuestro bien", para hacernos personas de provecho y que cuando te casaras no te devolvieran.

No puedo dejar en el tintero los "ni mamá, ni mamó", "y si tu amiga se tira por un puente ¿tú también te tiras?", "como sigas llorando vas a llorar, pero con razón", "bébete el zumo que se le van las vitaminas", "no tires el líquido del yogurt que ahí está todo lo bueno", "es la primera vez que me siento en todo el día" o ese memorable "un día cojo la puerta y no me veis más".

¡No, por Dios!, esa sí que era una amenaza terrible. No podríamos imaginar nuestra vida sin nuestra madre, porque al margen de toda esta caricatura hay un ser de amor infinito que te arropaba por las noches en la cama por muy enfadada que estuviera contigo, que no se separaba de tu lado cuando estabas malito, que te preparaba unos cumpleaños por todo lo alto, que no se cansaba de recordarte que eres lo más maravilloso que tiene en la vida y que te comía a besos después de peinarte para ir al cole y que aún lo sigue haciendo, preocuparse por ti.

Quiero hacer un homenaje a mi madre con una frase que siempre me decía en la puerta del ascensor cuando tenía un examen: "Haz lo que sepas, lo que no sepas no lo hagas", y lo estoy intentando mamá. TQ.