En un escenario de desaceleración generalizada al que se enfrentan las economías desarrolladas, los mercados emergentes están en un momento más halagüeño, especialmente en el caso de India, cuya economía se ha multiplicado por siete en los últimos 20 años, hasta convertirse en la quinta más grande de todo el mundo. Si se compara con China, que está sufriendo un proceso de desaceleración en los últimos años, India vive un momento de impulso que le convertirá próximamente en el país que más aportará en el futuro al crecimiento mundial.
DWS ha elaborado un documento en el que analiza algunas de las claves para entender por qué India es un mercado en el que los inversores deben poner el foco en los próximos años.
Durante el ejercicio fiscal 22-23, India fue una de las economías que más rápido creció, superando el 7%, casi el doble de la media de las economías del resto de mercados emergentes. Desde 2012, India ha escalado hasta seis posiciones en el ranking de PIB nominal, situándose como la quinta economía a nivel mundial y la segunda posición en población activa, alcanzando los 522 millones de trabajadores, con una edad media muy baja, situada en los 28 años.
Desde la crisis del Covid-19, la India experimentó una recuperación en forma de V, con una contracción del 24% durante el primer trimestre del año fiscal 20-21 antes de recuperarse al 20% en el primer trimestre del año 21-22, a lo que le ha seguido un crecimiento muy robusto en los siguientes ejercicios.
El potencial de crecimiento de India ha mejorado notablemente, siendo el tamaño y los costes de la mano de obra, el despliegue de la digitalización, el aumento estructural de los servicios de alto nivel y el potencial de recuperación del consumo los protagonistas de esta mejora.
En cuanto a la productividad, puede observarse una mejoría, impulsada en parte por las reformas del lado de la oferta y la digitalización. Asimismo, se estima que en 2031 la cuota de mercado de exportación de bienes se duplique hasta el 4,5%. El país está ganando cuota de mercado mundial en las exportaciones de servicios de alta cualificación (servicios de IT, teléfonos móviles, medicamentos y productos farmacéuticos).
Paralelamente, India se encuentra al inicio de un largo proceso de recuperación del consumo, con un PIB per cápita en la actualidad de sólo 2,5 billones de dólares (frente a los 12,7 billones de China), pero con unas tendencias demográficas muy positivas.
India resulta ser una potencia económica cada vez más accesible. En inversión extranjera de cartera, aún tiene margen para el crecimiento, especialmente en renta fija. Se estima que la incorporación de India a los índices de bonos comience en junio de 2024, después de que JPMorgan anunciará el pasado ejercicio que los bonos gubernamentales se incluirán en los índices GBI-EM de mercados emergentes, comenzando con una ponderación del 1% en junio de 2024, aumentando gradualmente hasta la ponderación máxima del 10% en marzo de 2025.
Con más de 20.000 millones de dólares de flujos de entrada estimados, la inversión internacional se convierte en fuente clave para financiar el desarrollo del país. A largo plazo, India podría entrar a formar parte también de los índices Global Agg (Bloomberg) y en los índices FTSE, que son significativamente mayores.
En definitiva, la India puede ser un motor de rentabilidad, así como un motor de diversificación a tener en cuenta, tanto para las asignaciones de renta variable como para las de renta fija.
El impulso en la digitalización, dada la creciente penetración de Internet y los teléfonos inteligentes, ha conducido al Gobierno y a los reguladores a impulsar la India Digital, acelerando la adopción de tecnologías digitales. Todo el proceso de digitalización de la India está basado en IndiaStack, un proyecto gubernamental para crear una plataforma de software unificada para llevar a la población de India a la era digital.
En cuanto a las transacciones de pago digitales, el crecimiento es sobresaliente, experimentando un incremento del 42% en 2023, hasta alcanzar un 76,1% sobre su PIB, aunque ese porcentaje ya supera el 100% del PIB en lo que va de 2024.
India ha mejorado notablemente su red de infraestructuras, apostando por el incremento del gasto en capital. El país ya cuenta con el cuarto sistema ferroviario más grande del mundo, con más de 13.000 trenes de pasajeros y más de 9.000 trenes de mercancías diarios, y un presupuesto en el ejercicio 2023-24 es casi 9 veces más que el de una década antes (2013-14). Para carreteras y autopistas, el Gobierno de la India asignó 33.000 millones de dólares en el ejercicio 2023-24. Con ello, un total de 202 autopistas nacionales están en fase de ejecución, lo que supone un total de 6.270 km de longitud. Con respecto a la red aeroportuaria, gracias a iniciativas gubernamentales como el Plan de Conectividad Regional UDAN, lanzado en 2016, se han puesto en funcionamiento 469 rutas que conectan 74 aeropuertos nacionales e internacionales.
En cuanto a energías renovables, India propone un objetivo de 500GW para 2030, con una inversión en líneas de transmisión que alcanza los 29.000 millones de dólares.
Paralelamente, en materia de vivienda y desarrollo urbano, la asignación presupuestaria experimentó un aumento de hasta 9.000 millones de dólares en el presupuesto 2023-24, triplicando la asignación de 3.000 millones de 2015.