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como ayer / OPINIÓN

Cines de barrio

13/10/2022 - 

MURCIA. Unos contenedores en la puerta y cierto movimiento en el interior han bastado para que en estos tiempos de las redes sociales haya corrido como la pólvora la presunta noticia de que algo se prepara en los Cines Floridablanca, más de 16 años cerrados a cal y canto en la alameda de Colón, frente al jardín que les da nombre.

Parece que los propietarios, los mismos que aún regentan los supervivientes cines Centrofama y que deshojan la margarita sobre qué hacer con el histórico recinto del Rex, han decidido, según se dice, aprovechar el espacio inactivo por tanto tiempo dándole algún uso entre los que la autoridad permita.

"El gran bombazo en Murcia del cine de arte y ensayo fue 'Cuerno de cabra'" 

Pero lo cierto es que, mientras salimos de dudas, se nos brinda la ocasión de volver al Barrio con mayúsculas, o por antonomasia, el del Carmen, para recordar sus salas cinematográficas, comenzando por los citados Floridablanca, que ofrecieron sus servicios a los espectadores durante cerca de un cuarto de siglo.

El sábado 5 de diciembre de 1981, víspera del tercer aniversario de la Constitución, abrían sus puertas las nuevas instalaciones, con dos salas dotadas con los mayores avances técnicos y un 'music hall' que poco después se convirtió en una tercera sala, más reducida y dotada con una pantalla notablemente menguada.

En su primer día de exhibición cinematográfica, la sala A programó una de las aventuras de James Bond, Sólo para sus ojos, protagonizada por Roger Moore, mientras que la sala B proyectó Tarzán, el hombre mono, con Bo Derek como reclamo y único atractivo.

Contaban las crónicas que la sala A contaba con 800 butacas, mientras que la sala B disponía de 350. En ambas se incorporaban los más modernos sistemas de proyección, y de seguridad y comodidad para el espectador, que aún se veían mejorados en la sala principal, siendo las llamativas la incorporación de un 'cerebro electrónico' para controlar la proyección (amén de puertas de acceso, luces, música de fondo, sistemas de seguridad…) y el sistema de sonido 'dolby stereo', con 20 altavoces distribuidos en la sala y media docena más en pantalla.

También el efímero 'music hall' estaba dotado, al igual que los cines, de los más modernos sistemas de sonido e iluminación, escenario móvil, barra y capacidad para un centenar de personas, que luego se redujo a 75 cuando su transformación en sala C. Para entonces, el barrio del Carmen ya había perdido uno de sus cines: el Avenida.

Se encontraba muy próximo a la plaza popularmente llamada El Rollo, en la entonces avenida de Martínez Anido y hoy calle del Cuartel de Artillería, y fue construido exprofeso por la empresa Iniesta, que ostentaba casi el monopolio de la exhibición cinematográfica en la ciudad desde los años 20 del siglo pasado e inaugurado el 22 de diciembre del año 1949 con el estreno de la comedia titulada El retrato. No dudó la empresa Iniesta en sacar músculo, recordando que desde el inicio de su andadura en 1923 había acumulado la gestión de 23 salas en distintas localidades de la Región.

En el cine Avenida se localizó la primera sala de 'arte y ensayo' de la ciudad, al amparo de una orden ministerial de 12 de enero de 1967. Tenían que cumplir varios requisitos, proyectar las películas en versión original subtitulada, estar ubicadas en localidades de más de 50.000 habitantes y tener un aforo máximo de 500 butacas. Para su creación concurrieron el aperturismo buscado por los tecnócratas del tardofranquismo y las inquietudes culturales que iban calando en buena parte de la sociedad. Fueron sinónimo de cine culto, no comercial, apto sólo para minorías, a la vez que para el público medio lo era de películas aburridas e incomprensibles.

El 26 de septiembre de 1968 se obró la transformación del Avenida de cine de sesiones dobles a sala de Arte y Ensayo. Y la novedad no pasó desapercibida. José Iniesta Moreno, que ejercía por entonces la gerencia de la Empresa Iniesta, explicaba algunos pormenores en Línea, señalando que se pretendía programar un título por semana, para lo que se habían contratado 40 películas con el fin de garantizar la continuidad de la campaña obligatoria de nueve meses que solicitaba el Ministerio de Información y Turismo, comenzando por Repulsión, un título de Polanski, y siguiendo con Mamma Roma o Hirosima mon amour. Y todo ello, al precio de 25 pesetas la localidad, la mitad que en Madrid en salas similares.

El gran bombazo en Murcia del cine de arte y ensayo fue sin duda la proyección desde octubre de 1974 a febrero de 1975, durante más de cuatro meses consecutivos, de la película Cuerno de cabra, una película búlgara de 1972 que contenía una fuerte escena de violación y buenas dosis de violencia y venganza.

Fue el canto del cisne del Avenida, que cerró sus puertas para siempre ese mismo año 1975, dejando como únicas salas cinematográficas del barrio, hasta la llegada de los cines Floridablanca, al veterano Cinema Iniesta, el antiguo y entrañable Media Luna Cinema, en activo desde 1923, reconvertido luego en discoteca, como ya se mencionó en estos ayeres, y finalmente derruido, y el más moderno Coliseum, en el paseo de Corvera, que data del 15 de diciembre de 1948, estrenado a todo bombo con concierto de la Sinfónica de Murcia inclusive, cuya fachada aún podemos admirar paseando por el barrio carmelitano, o sencillamente, contemplando la portada del disco de M-Clan al que sirvió de título e ilustración.

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