CARTAGENA. Decía Ana Belén Castejón, alcaldesa de Cartagena, mientras tragaba saliva segundos antes de contestar, que la cara es el espejo del alma. Y no le falta razón. Su cara lo decía todo: había pasado una noche de desvelos y pesadillas, originadas por el espectáculo que le brindaron un grupo de alrededor de doscientos funcionarios municipales durante el acto de La Llamada.
El boicot de los trabajadores municipales fue sonado, por la forma y por el fondo. No generó demasiadas adhesiones, más bien lo que provocó fue el rechazo entre una gran parte de los ciudadanos que acudían a uno de los actos que más esperan los fervientes admiradores de la Semana Santa cartagenera.
Castejón tuvo que apretar los dientes, aguantar el tirón y salir cuanto antes de aquel acto que, según ella misma desvelaba unas horas más tarde, ha marcado un antes y un después con los funcionarios o, más bien, con sus representantes sindicales.
Cada parte tiene una versión y una opinión de lo acontecido no solo en éste, sino en todo un capítulo de acuerdos, desacuerdos, mentiras y protestas que, recordemos, paralizaron de nuevo la ciudad este jueves con una caravana de coches, en otro acto más de protesta de los funcionarios.
Durante cinco horas Castejón y Arroyo, alcaldesa y vicealcaldesa, se reunieron, por fin, con los funcionarios este viernes, una negociación infructuosa que, como las anteriores con otros interlocutores, quedó exenta de soluciones.
Los trabajadores municipales se sienten engañados por Castejón, a la que no dudan en llamar mentirosa cada vez que salen a la calle a protestar. La alcaldesa abolía el último día del año pasado el Acuerdo de Condiciones de Trabajo, que suponía el incremento en las nóminas de los trabajadores, entre otra serie de medidas. Ese acuerdo lo había rubricado en abril ella misma, de ahí que los funcionarios manifiestan su indignación por esta marcha atrás, casi, como dicen los aficionados al fútbol, con el tiempo cumplido.
Castejón, ahora gobernando conjuntamente con el Partido Popular y Ciudadanos y sin el aval del PSOE, de la que, recordemos, fue expulsada el pasado verano, tuvo que enroscar el acuerdo tras los consejos de los ahora sus socios. Avalados con el informe del Interventor Municipal, esgrimen que el equilibrio presupuestario se rompe si se hace efectivo el acuerdo y generará un agujero a las arcas municipales de 15 millones de euros
Llevamos, por tanto, dos meses desde que se abolía dicho acuerdo y la presión crece semana tras semana. El Ayuntamiento propone un acercamiento que el gabinete de crisis de los funcionarios considera insuficiente. Los números que proponen los funcionarios no les valen a los otros. Las cuentas no suman lo mismo y la negociación se ha enconado.
El lunes pasado el Ayuntamiento daba por rota la negociación, pero fue momentánea, porque tras una mínima reflexión, este viernes volvían a la mesa de negociación.
Desde el ayuntamiento esgrimen, ahora, que han propuesto a los funcionarios diversas alternativas para poner en marcha de manera inmediata la mayor parte de las mejoras recogidas en el acuerdo de condiciones de trabajo. Incluso la implantación de la carrera administrativa, siempre que lo permita la regla de gasto y una vez comprobado, en octubre, la evolución del importe gastado en la Red de Especial Disposición, pero "han rechazado la mayoría de las ofertas presentadas por el equipo de Gobierno tras una reunión que ha durado más de cinco horas", dicen desde el equipo de Gobierno.
No obstante, el ‘show’ de este pasado miércoles durante La Llamada no ayuda a encontrar un punto de acuerdo, más bien lo contrario. Y a todo esto, el Ayuntamiento pretende aprobar los presupuestos municipales y llevarlos al Pleno para su aprobación el viernes 13 de marzo….viernes y 13, nada puede salir mejor.