CARTAGENA. La vivienda sigue sin bajar los precios en un momento en el que, pese a que la inflación ha dado algo de respiro (6,8%), sigue en niveles desbocados que encarecen mucho el nivel de vida. En la Región, la vivienda se ha encarecido un 2,9% en el último año, estando en los 1.100 euros el metro cuadrado. Por municipios, el incremento más desbocado se produce en Calasparra, donde ha subido un 90% respecto a noviembre del pasado año según datos del portal inmobiliario Idealista. La Manga y San Javier, las otras dos poblaciones que completan el podio de localidades más caras para adquirir una vivienda, han experimentado una subida del 4,6 y del 7,4% respectivamente. En Calasparra, el metro cuadrado cuesta 1.530 euros, mientras que en La Manga asciende a 1646 euros y en San Javier 1.439 euros.
Torre Pacheco, Totana y Abarán, son otras localidades que experimentan un fuerte incremento del precio de la vivienda. En el caso de Torre Pacheco, el aumento es de un 10% respecto a noviembre de 2021, situándose el metro cuadrado en los 1.100 euros. Mientras que Totana y Abarán, pese a tener el metro cuadrado por debajo de los 1.000 euros, experimentan una subida del 14,7 y del 12% respectivamente. En Murcia y Cartagena, el precio se sitúa similar aunque con una tendencia diferente. Mientras que Murcia experimenta un incremento del 4% (1.112 euros el metro cuadrado), Cartagena registra una caída de 1,5%, aunque con un coste del metro cuadrado superior (1.151%).
Estos datos reflejan el estrés que sigue sufriendo el mercado debido a una escasez de oferta y una fuerte demanda. "Me gustaría avanzar que estamos trabajando intensamente para culminar un legado muy importante, que es una modificación de la Ley del Suelo. Queremos evitar la paralización de la actividad urbanizadora por defectos de forma en el trámite", señaló recientemente Isabel Pardo de Vera, Secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en un encuentro inmobiliario organizado por el diario Expansión. "Somos conscientes de los grandes tiempos para la concesión de licencias de obras que todos padecemos en el trámite municipal y suponen un sobrecoste y ralentizan todas las promociones. Estamos estudiando opciones que ayuden a las comunidades autónomas y ayuntamientos, sin quitar garantías, con nuevos instrumentos a los que puedan acogerse para poner en práctica en materia de urbanismo", añadía. Un problema que las instituciones deben solucionar cuanto antes.
La falta de suelo es uno de los retos a los que se enfrenta el sector. Según informan desde Apir, la patronal de promotores inmobiliarios de la Región, el número de viviendas acabadas es superior a las iniciadas, lo que muestra un problema de oferta que empuja los precios al alza, dificultando el acceso a la vivienda de muchos sectores de población. Entre estos sectores la población joven es la principal perjudicada. "Sigue habiendo más demanda que oferta", apuntan desde las inmobiliarias. "Apenas se ha construido en los últimos años. Esto afecta especialmente a la gente joven, que se tiene que ir a localizaciones más periféricas para poder encontrar una vivienda que puedan afrontar", añaden.
Sin embargo, el ciudadano de la Región sigue considerando un valor seguro la propiedad inmobiliaria. Un 73,4% de los ciudadanos de la Región vive en una vivienda en propiedad, mientras que el 18,3% lo hace en una vivienda alquilada. La estructura de tenencia de la Región de Murcia se muestra similar a la del conjunto del país, que cuenta con un 69,5% de ciudadanos con viviendas en propiedad y un 19% con viviendas alquiladas, según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas. La propiedad de una vivienda requiere de estabilidad económica, como muestra que el perfil de aquellos que viven en una vivienda de su propiedad es, principalmente, el de personas mayores de 30 años, siendo los mayores de 65 años la que cuenta con un mayor número de propietarios (85,6%). Por el contrario, aquellos que afirman residir en una vivienda alquilada son principalmente jóvenes, que suelen tener un menor nivel de renta y una mayor inestabilidad laboral.