MURCIA. La situación en el mundo cultural de la Región no es precisamente fácil. El sector está fuertemente golpeado por la economía y son muchos los creadores que tienen que compaginar otros trabajos para llegar a fin de mes. El futuro de aquellos que quieren vivir de la cultura divisa unos horizontes inciertos, a pesar de que hay talento de sobra; se sienten desgastados y abandonados. "Es injusta nuestra situación, tendrían que cambiar muchas condiciones para tener un trabajo digno", confiesa la escritora Almudena Gómez. Incluso hay quien se plantea abandonar la Región para probar suerte en otras ciudades o países, como es el caso de la galerista Sofía Martínez, que admite que es mejor valorada fuera de su tierra natal.
Desde Murcia Plaza hemos querido hablar con estas dos artistas murcianas y con la fotógrafa torrevejense Charlotte Lemassuy para que nos cuenten su situación en el sector y cuáles son sus perspectivas de futuro.
Almudena nació en Molina de Segura en 1989 y desde pequeña quiso dedicarse a la escritura. Cuenta que comenzó a devorar libros por imitación de su madre y a los 9 años escribió su primer cuento. Asimismo, recuerda que durante su adolescencia se introdujo en la fantasía literaria y fue en esta etapa cuando incubó el boceto que daría lugar a su primera novela, Intüix, más allá de la intuición, que finalmente publicó en 2022. Desde entonces ha estado en ferias y convenciones para promocionar su libro, ha impartido talleres de lectura y actualmente está trabajando en su segunda novela. Nos asegura, que el camino para lograr ser escritora no ha sido precisamente fácil y, aunque está muy satisfecha con su trabajo, vive en su propia piel la crítica situación que sufre la industria ediorial tanto en España como en la Región.
"Es un mundo difícil cuando empiezas, principalmente porque no sabes en qué momento venderás lo suficiente para poder vivir de ello. Puede pasar un año, dos o diez, es una incertidumbre. No aspiro a que mis libros sean superventas, no busco la fama, solo vivir de lo que me gusta", admite Almudena. La autora cuenta con la ayuda económica de sus padres, sin la que confiesa sería imposible sobrevivir, y de vez en cuando trabaja en eventos de fin de semana, pero señala que es complicado compaginar un trabajo estable "porque sería muy difícil tener constancia para escribir".
Para ella, al igual que para muchos compañeros de profesión, uno de los principales problemas de este sector es que el porcentaje que le corresponde al autor de la venta del libro -conocido como royalties o regalías- es tan solo del 10% aproximadamente. "¿Por qué se puede vivir de otra profesión, pero no de ser escritor? Incluso hay gente que te aconseja que te pongas a trabajar, cómo si escribir ocho horas diarias no tuviera ningún valor", lamenta la escritora, quien reivindica la injusta situación de su sector.
Otro de los problemas a los que se enfrentan los escritores es la ardua búsqueda de editoriales que publiquen sus libros de forma tradicional, que en muchos casos tardan más de seis meses en contestar mientras que en otros nunca reciben respuesta. Existe también la posibilidad de autopublicación, pero para hacerlo necesitan una inversión que en muchas ocasiones es inaccesible. "Por mi parte, prefiero la publicación tradicional, creo que está mejor vista, pero igualmente tampoco tengo dinero para publicar mis propios libros, así que no es una opción viable", explica Gómez. De las becas y ayudas para este sector, apunta que existen muchos filtros y letra pequeña, por lo que la mayoría de ocasiones es imposible acceder a ellas.
Pero la esperanza no está completamente perdida en esta industria. Según la escritora en los últimos años ha mejorado bastante gracias a las redes sociales, que han permitido un impulso para que la gente pueda darse a conocer. "Es más fácil compartir lo que publicas en redes sociales, incluso ahora hay tendencia en Tik Tok de recomendaciones de libros en la que puedes llegar a mucha gente si aparece tu nombre", explica Almudena. Otra forma de llegar a los adolescentes, gran parte de su público objetivo, es también a través de las pantallas y las nuevas tecnologías. En su opinión, los jóvenes de hoy en día no leen menos sino distinto, tanto en formato como en contenido: "No se les debería imponer obras clásicas, las novelas de ciencia ficción o fantasía quizás le interesen más y no es mala literatura".
Los pasos de Sofía Martínez Hernández (Totana, 1987) siempre estuvieron ligados a la creatividad. Nos cuenta que se formó en Historia del Arte y en Restauración, y muy pronto comenzó a dirigir una galería de arte en Murcia en la que pudo conocer de primera mano el pésimo trato que recibían los artistas. "No me gustaba como funcionaba el mundo del arte en Murcia, por eso decidí crear mi propio negocio y romper con el modelo convencional", reflexiona Sofía. Fue en 2013 cuando abrió la Galería Léucade y años más tarde, en 2018, la feria de arte internacional Keyhole Art Fair.
Desde su punto de vista, uno de los principales problemas que sufren los artistas en Murcia es que sólo son valorados por su trayectoria profesional o su fama; "la calidad de sus obras queda a un segundo plano y a muchos no se les da la oportunidad de empezar". Añade que "creé mi galería de arte para darle voz a todos los artistas que quisieran estrenarse, aunque sea la primera que exponen sus obras tienen una gran calidad".
En el caso de Sofía, puede vivir de las galerías -también es responsable de El Punto Rojo-, sin embargo es un trabajo muy sacrificado que requiere todo su tiempo y dedicación para que sea rentable. A pesar de que se siente valorada por el público y los artistas, confiesa que no recibe apoyo de las entidades ni de la Región: "En este sector es evidente que hay amiguismo y necesitas un padrino para que apuesten por ti. Es un secreto a voces que en Murcia hay mucha distinción dependiendo de quién seas y a quién conozcas".
Por este motivo, Sofía se plantea cambiar de ciudad o país, porque reconoce que fuera valoran más su trabajo, como le sucede a muchos otros artistas que no consiguen triunfar en la Región: "Aquí hay mucho talento, desde fuera somos muy reconocidos, mucho más que en nuestra propia tierra".
Para la galerista, una de las soluciones para que el sector cultural mejore en la Región es darle oportunidades a gente nueva y no sólo al mismo círculo de artistas. "Somos un equipo y tenemos que ayudarnos unos a otros, es la única forma de mejorar", explica Sofía.
Charlotte (Torrevieja, 1996) comenzó a fotografiar el mundo que le rodeaba a los 17 años, cuando su padre le regaló su primera cámara para ayudarle en su trabajo. Cuenta a Murcia Plaza que, a pesar de que nunca dejó de fotografiar, fue hace tres años cuando comenzó a cobrar por ello al trabajar en en bodas y eventos. Todos estos años ha trabajado como agente de pasaje en el Aeropuerto de Alicante-Elche para poder ahorrar: "Para dedicarme completamente a cumplir mi sueño necesitaba tener un colchón financiero, es difícil vivir de esto sin tener un apoyo financiero".
Señala, que hace apenas dos meses, por fin, pudo renunciar a su trabajo en el aeropuerto y dedicarse por completo a la fotografía, pero el camino como freelance es más complicado de lo que esperaba. "Ahora mismo no me da para vivir de ello, no tengo las suficientes sesiones para llegar a un sueldo digno", admite la fotógrafa, quien añade que las cuotas como autónoma en muchos casos son más altas que sus ganancias.
Asimismo, nos comenta que las opciones alternativas a ser autónoma en este sector son la fotografía de empresa o fotografía creativa, pero según Charlotte su trabajo "no está suficientemente valorado". En ocasiones tienen una jornada de más de cuarenta horas semanales y apenas llegan a los 800 euros. "Lo mejor es trabajar por tu cuenta por muchos contras que haya, de esta forma puedes abarcas más mercado y puedes conseguir más dinero", explica la fotógrafa.
Otro de los problemas a los que se enfrentan en este sector son las largas jornadas de trabajo después de las sesiones, ya que en algunos casos deben pasar ocho horas editando para conseguir las fotografías deseadas. "En algunos tipo de sesiones como las infantiles sí sale rentable, pero en otras pasas demasiado tiempo editando para lo que cobras", se lamenta Lemassuy.
Las redes sociales es lo que más le permite darse a conocer en un mundo donde hay tanta competencia y gracias a ellas puede conseguir más clientes y llegar a más a público.
A pesar de las dificultades que presenta ser autonóma en este sector, Charlotte mantiene una mirada positiva hacia al futuro: "Cada vez se hacen más fotos de recién nacidas, de embarazo, smash cake... hay más oportunidades que antes pero es complicado darte a conocer".