CARTAGENA. ¡Hola, abuelo Fernando! Han pasado ya casi 8 años desde que te fuiste y hasta hoy no he tenido fuerzas para escribirte esta carta. Y lo hago en uno de los momentos más duros de mi vida. ¿Sabes por qué la escribo? Sí lo sabes: la abuela Titi ya está allí, en el cielo, contigo. No hace falta que te diga lo que temía que llegase este momento. Uno desde niño piensa que sus padres y sus abuelos son inmortales, o quiere pensarlo, pero conforme pasa el tiempo la vida cumple su ciclo y acaba de raíz con esos sueños.
Yo tengo la fortuna de haber disfrutado de ti casi 35 años y más de 40 de la abuela. Me siento afortunado, aunque estoy roto, como sabes. Yo y toda la familia: la Dori, la Meme; mi madre, la Flori; mi padre, Jose; mi hermana, Amparo. Los primos Roberto, Desireé, Rocío, Dani, el tito Antonio, el Pepé, Roberto padre; toda la familia y conocidos (aunque no puedo citarlos a todos) lo estamos sufriendo mucho. La abuela ya estará contigo y te lo contará todo. Pero te resumo que los últimos años se los ha pasado deseando reencontrarse contigo. Lo decía casi todos los días y ya últimamente no quería ni comer. Sólo se tomaba su 'Fanta'. Ha tenido la suerte de vivir muy bien muchos años y de irse tranquila. Esta mañana de miércoles se va a hacer una misa por ella en el Tanatorio Estavesa de Cartagena y después la llevaremos al cementerio de Los Remedios, de Santa Lucía, para que te acompañe por siempre.
Intentaremos llevarlo lo mejor posible. Aunque no lloremos siempre por fuera, por dentro lo estaremos haciendo y lo haremos mucho tiempo. No me enrollo más, abuelo, porque no puedo. Pero te prometo que os escribiré más cartas, para contaros cómo va la familia y este mundo de la 'covid'. Porque, abuelo, hemos vivido una pandemia. Sí, una gran pandemia que nos ha roto la vida y se ha llevado a millones de personas en todo el mundo. Una pandemia que ha hecho que hasta los duelos se vivan de otra manera y con muy poca gente. Que apenas pudiéramos visitar en persona a la abuela en la residencia de Maristas, donde estuvo acompañada hasta el final. Pero ya te contaré más adelante esta historia. Ahora recibe a la abuela. Y sed felices. ¡Ah! Y tenemos pendientes ir a pescar más veces. Porque yo creo que en el cielo estarás pescando y disfrutando. Saca muchas palometas y que la abuela las haga bien fritas, y luego mojamos el pan.
Fernando Sánchez
Redactor Jefe de Murcia Plaza