MURCIA. No voy a recordar al presidente (en funciones) aquello de “es la economía, estúpido” que popularizó Bill Clinton contra Bush (padre) allá por 1992; pero lo mismo nos podría decir la Comisión Europea a España en un momento de incertidumbre como el que vive la economía global, la europea con una Alemania cuasi en recesión y España salvada por los pelos de seguir en el Procedimiento de Déficit Excesivo.
Mientras PS hace arrumacos a PI (“que sí, tontito, que te quiero”, “que lo nuestro, cariño, puede ser para siempre”, “que no hay otro más que tú”…), Bruselas nos ha dicho en varias ocasiones -y la última con mayo contundencia- que recortemos 9.600 millones de euros o vamos a acordarnos de Paneque.
Parece que no es suficiente y como no hay más ciego que quien no quiere ver, habrá que dar la matraca -muy tradicional aún en los Jueves Santo de luto de algunos pueblos- y recordar que la deuda sigue disparada y, del déficit… para qué hablar. Pero hay más: la inversión extranjera se ha frenado, la nacional desconfía, los millennial a su aire, los baby boomers acongojados y aquellos de la postguerra reclamando unas subidas de pensión dignas.
¿Qué gran pecado habrá cometido este país para tener que tragar con lo que nos ha tocado? ¿No sería más fácil preguntar realmente a los que saben de esto -sin necesidad de plagiar tesis con las que ganar el doctorado-? Lo cierto es que me da miedo lo que pueda salir de los engendros.