CARTAGENA. En las profundidades del Mar Mediterráneo, donde la luz se extingue y el silencio es el dueño, se libra una batalla contra el tiempo. Un submarino, el S-80 "New Siroco", yace inerte en el fondo marino y su tripulación queda atrapada en el interior. La esperanza, sin embargo, no se ha perdido. Sobre la superficie, un ballet de acero y tecnología se despliega en una coreografía urgente: el rescate ha comenzado.
El ejercicio CARTAGO 24, que días atrás se llevaba a cabo en la Base Submarinos de Cartagena en su primera parte, simula un escenario que ningún marino quiere contemplar: la pérdida de contacto con un submarino. El S-80 "New Siroco", una de las joyas de la renovada flotilla española, se ha convertido en una víctima del silencio. Se activa el Plan General de Rescate y Salvamento, una sinfonía de protocolos y acciones desesperadas donde cada segundo cuenta.
La superficie del mar se revuelve en un hervidero de actividad. Media docena de buques, helicópteros y vehículos especializados de rescate, provenientes de España y de aliados internacionales como la OTAN y Suecia, se posicionan en el área.
La logística es titánica: aviones, camiones y personal se movilizan con precisión militar. El "Isaac Peral", el primer submarino de la serie 80 entregado a la Armada, también se une al simulacro, aportando sus capacidades para aumentar las posibilidades de supervivencia de la tripulación atrapada.
El tiempo es el enemigo número uno. Cada minuto que pasa reduce las opciones de supervivencia de los submarinistas. La tensión se palpa en el aire mientras los equipos de rescate se afanan en sus tareas:
Comprobación: Se verifica el estado del submarino y la ubicación exacta del mismo.
Búsqueda: Un rastreo exhaustivo del área se lleva a cabo utilizando tecnología de última generación.
Localización: Una vez encontrado el submarino, se establecen las comunicaciones y se evalúa la situación.
Rescate: La fase más crítica, donde se lleva a cabo la evacuación de la tripulación y se les brinda atención médica y psicológica.
El ejercicio CARTAGO 24, puesto en marcha por la Armada en Cartagena, no es solo una simulación. Es un recordatorio de la complejidad y el riesgo que entraña la vida en las profundidades. Es una puesta a prueba de la capacidad de la Armada española para afrontar situaciones extremas, donde la coordinación, la tecnología y el temple de los hombres y mujeres son las claves para salvar vidas.
La última semana de junio, el ejercicio se tornará real. En las aguas de Cartagena, se pondrán a prueba maniobras de ventilación del submarino, entrega de material y evacuación de la tripulación. Un simulacro de alto realismo que permitirá a la Armada pulir sus procedimientos y garantizar que, en caso de una emergencia real, la batalla bajo las olas se gane con la misma precisión y heroísmo que se demostraron en este ejercicio.
Los estudiantes de Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), bajo la atenta mirada de sus profesores, se convirtieron en reporteros en tiempo real. Noticias sobre el rescate, informaciones contradictorias sobre la suerte de la tripulación. La tensión y la confusión se han apoderado de la sala de prensa, al igual que lo harían en una crisis real. Permitió a los futuros periodistas poner en práctica sus habilidades en un contexto real y a los expertos en rescates submarinos mejorar su capacidad de comunicación en situaciones de crisis.