En la historia del cine estadounidense hay dos épocas diferenciadas, antes del código Hays y después. El código fue un conjunto de reglas morales que las grandes productoras acordaron cumplir. Por ejemplo, el adulterio siempre tenía que acabar mal. Si hubo una película que desató ese afán de censura que duró décadas, fue Baby Face, que mostraba cómo una mujer de clase obrera solo podía ascender laboral y socialmente por medio de la prostitución
MURCIA. El cine negro o de gánsteres está muy bien, pero al mismo tiempo, a través del tópico genérico, ha servido para no llegar a la cuestión de fondo. La Ley Seca en Estados Unidos estuvo dirigida contra los inmigrantes de clase trabajadora, en su mayoría en aquel momento, italianos e irlandeses, que tenían el consumo de alcohol totalmente incorporado a su cultura social. Los puritanos y clases dominantes protestantes actuaron contra ellos de esta manera.
Es en ese punto en el que comienza Baby Face, en un bar clandestino en un domicilio. La protagonista, Barbara Stanwyck, es la hija del tabernero. En las primeras escenas, un político y empresario local habla con su padre para intentar quedarse a solas con ella. La chica se niega a tener relaciones con él, le da verdadero asco, tanto es así que le acaba rompiendo una botella en la cabeza al político. Antes, su padre le había obligado a acostarse con otros hombres, trabajadores siderúrgicos. De hecho, dicen que es conocida como "la novia del turno de noche". Al salir del bar, el político, como no ha podido, le dice a su padre que le va a cerrar el negocio.
Por este incidente, se enfrentará a su padre y terminará huyendo del pueblo. Desde ese momento, no parará de prostituirse para poder salir adelante; desde que coge el tren y no tiene para el billete hasta que tiene que colarse en una oficina a solicitar un trabajo. Así logra entrar en una empresa neoyorquina y ya como oficinista, es pan comido. Uno por uno, va acostándose con hombres de cada vez más estatus dentro de la organización. El desenlace lo dejaremos para más adelante.
Este argumento fue uno de los que desencadenaron los movimientos para establecer un código moral en el cine estadunidense. Para empezar, mostraba a una mujer que hablaba con cinismo de las convenciones sociales, sobre todo las sexuales, y perseguía sus objetivos sin pensar en las consecuencias. El porqué de su forma de buscarse la vida era que un amigo del pueblo le había recomendado la lectura de Nietzsche. En segundo lugar, la protagonista tenía una relación de camaradería con la criada de su padre, una mujer afroamericana, y se escapa con ella. Cuando la protagonista se enriquece con la prostitución, ella se convierte en su criada, pero de forma meramente nominal, siguen siendo amigas.
No obstante, lo más importante es cómo se mostraba de forma evidente que en la Gran Depresión una mujer solo podía ascender en la escala social recurriendo a la prostitución. Práctica en la que ya la habían iniciado cuando era menor. En la actualidad, sigue siendo exactamente igual, más de la mitad de las prostitutas son introducidas en la explotación sexual cuando son menores de edad.
Cuando Baby Face fue lanzada, la oficina del código moral de Hays pidió que se retirara. Warner Bros tuvo que negociar con ellos cómo hacer que la película fuese más aceptable y el guionista Darryl Zanuck tuvo que dimitir. En el final sin censura, la protagonista amasa una fortuna con la prostitución, es decir, convirtiéndose en la amante y mantenida de los jefes de su oficina. Cuando su última pareja cae en bancarrota y necesita dinero, se niega a dárselo, porque, según expresa, reunirlo le ha costado perder la sensibilidad y el cariño. En un desenlace moralmente ambiguo, al final opta por ayudarle con el dinero y ser feliz a su lado.Por el contrario, los censores propusieron que la protagonista al final volviera a su pueblo y se conformara con llevar una vida sencilla. La escena en la que tiene que acostarse con el vigilante del tren para poder cogerlo sin pagar porque no tiene dinero, también se eliminó. Cuando los hombres lascivos la miran de arriba a abajo, esos planos ascendentes de sus tobillos y piernas se quitaron. También cambiaron los discursos del aficionado a Nietzsche que le daba consejos. El original era:
Una mujer, joven, hermosa como tú, puede conseguir todo lo que quiera en el mundo. Porque tienes poder sobre los hombres. Pero debes usar a los hombres, no dejar que ellos te usen a ti. Debes ser un ama, no una esclava. Atiende: Nietzsche dice: "Toda la vida, no importa cómo la idealicemos, no es ni más ni menos que explotación". Eso es lo que te estoy diciendo. Explótate a ti misma. ¡Ve a alguna gran ciudad donde encontrarás oportunidades! ¡Usa a los hombres! ¡Sé fuerte! ¡Seductora! ¡Usa a los hombres para conseguir lo que quieras!
Y el censurado:
"Una mujer, joven, hermosa como tú, puede conseguir todo lo que quiera en el mundo. Pero hay una manera correcta y una manera incorrecta. Recuerda, el precio a pagar en el camino equivocado es demasiado alto . ¡Ve a alguna gran ciudad donde encontrarás oportunidades! No dejes que la gente te engañe. Debes ser un ama, no una esclava. Se limpio, se fuerte, desafiante, y será un éxito" .
Y luego remata:
"Has elegido el camino equivocado. Sigues siendo una cobarde. Te envío este libro con la esperanza de que permitas que te guíe por el camino correcto"
Si la película no aceptaba estos cambios, no habría podido proyectarse en Nueva York. Mark. A. Vieira, en Sin in soft focus: Pre-code Hollywood, sostiene que sin duda alguna este título fue uno de las 10 que consiguieron que el Código de Hays tuviera una aplicación en todo el país y afectase al conjunto de la producción.
Hasta 2004, la copia original permaneció inédita. Se la encontró George Willeman en la biblioteca de la Fuerza Aérea de Dayton, Ohio. En su biografía de 2010, Foxy: my life in three acts, Pam Grier citaba estos melodramas de Warner de antes del Código como una inspiración para los guiones que solía interpretar en los 70: "Las tramas casi siempre se parecían a los viejos melodramas de Warner Bros., con toques de glamour de la moda de MGM, -mostrada en la calle-. Era común el personaje femenino perseguido, enfadado y menos conflictivo que su contraparte masculina, que iba a destruir una estructura de poder blanco que le había causado dolor y daño a ella y a su familia”.
Es una muestra de que Baby Face era totalmente punk. Mostraba en qué clase de situaciones extremas y de marginalidad crecía la clase trabajadora durante la Gran Depresión. Contextos en los que luego solo hacía falta aguzar el ingenio para seguir por el camino del medio y recurrir a la prostitución para subsistir o, por qué no, enriquecerse. La protagonista deja claro en numerosas ocasiones que toma ese camino porque nunca ha tenido nada. En el final, queda claro el precio. Ha perdido su identidad, su intimidad y sus sentimientos. Todo lo que conforma a una persona. Mostrado en crudo era una bomba de neutrones.
La censura por eso se empeñó en dos objetivos, que su actitud fuese penalizada por su entorno, su amigo decepcionado, y que volviera a recuperar su vida sencilla satisfactoriamente. Es decir: la felicidad en la pobreza. Una forma de decir "circulen" a la sociedad estadounidense ante la manifestación de los problemas de la profunda crisis económica que estaban sufriendo. A nosotros, hoy, nos puede servir para valorar el fenómeno del proxenetismo. Una actividad disparada desde la ley de 1995 que lo flexibilizó hasta el punto de que estalló una formidable industria sexual en España, como señalan los informes de la misma Guardia Civil, y que, en la actualidad, donde más resistencias hay a abordar la situación es donde más fuerte es el proxenetismo: en las comunidades con intereses en el sector turístico.