MURCIA. Una pequeña escultura de gran valor, conocida como 'El Centauro de los Royos', dará la bienvenida a aquellos que se adentren en la exposición Muerte entre los íberos, necrópolis ibéricas de la Región de Murcia, que se podrá visitar en el Museo Arqueológico de Murcia desde el 27 de septiembre al 26 de enero de 2025. Se trata de un bronce griego arcaico del siglo VI a.C, hallado en Caravaca de la Cruz, que por primera vez se exhibe en Murcia, ya que fue donado en 1897 al Museo Arqueológico Nacional. La figura -que mide 11'20 centímetros y representa al ser mitológico que es mitad hombre y mitad caballo- es también la imagen que se ha elegido para la cartelería de esta gran exposición en Murcia sobre el mundo funerario ibérico en el Sureste español, que se nutre de piezas propias así como de las procedentes de una decena de museos arqueológicos de la Región y de la Comunidad Valenciana, además del Museo Nacional de Arqueología.
El pequeño centauro comparte protagonismo con otras muchas piezas emblemáticas, entre las que también destacan los 'Jinetes de Coimbra del Barranco Ancho', de Jumilla, una de las obras maestras de la escultura ibérica a nivel nacional. Junto a ellos, la exposición reúne numerosos hallazgos encontrados en las necrópolis ibéricas, que muestran a través de la despedida a sus muertos cómo era la vida de esta cultura que estuvo muy presente en la Región de Murcia, donde existen algunas de las necrópolis más importantes que se conocen. Es el caso del Cabecico del Tesoro, en el Verdolay, la más extensa excavada de manera sistemática en España; así como otros yacimientos de gran interés como el Cigarralejo (Mula) o Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla).
Así lo destacó la consejera de Cultura, Carmen Conesa, durante la presentación de la exposición, que ha sido comisariada por especialistas de la Cultura Ibérica regional, como son José Miguel García Cano, Virginia Page y Carlos Espí.
Gracias a los ajuares recuperados en más de 2.000 tumbas ibéricas de incineración en la Regón, se han obtenido una gran cantidad de materiales fechados entre finales del siglo V y el siglo I a.C. José Miguel García Cano comentó durante la visita que el rito funerario de los íberos -que "bebían vino y cerveza como nosotros"- era la cremación del cadáver. Esta se producía, por lo general vestido, y las cenizas -a veces en una urna cineraria- eran posteriormente enterradas en una fosa, donde se introducían objetos personales e, incluso, comida. Comentaron, de hecho, que en una de estas piezas, con forma de candelabro y decorada con cabezas de lobos, se encontró lo que se pensó que era un pájaro, resultando ser finalmente una perca. Los más ricos, por otro lado, pudieron levantar monumentos escultóricos como signo de poder.
En los ajuares expuestos se pueden contemplar joyas, cerámica, perfumes, objetos rituales y herramientas y útiles relacionados con las distintas profesiones. Si se incluía una panoplia (la espada típica) significaba que se trataba de un hombre y de un guerrero. En esta muestra se puede ver también una lanza, que tuvieron que calentar para retorcerla y que cupiese en la tumba. Además, como curiosidad, existen algunos objetos egipcios, ya que por aquel entonces existía un comercio entre las dos culturas.
La exposición abarca halllazgos encontrados en Murcia, Alicante y sur de Albacete. Baste decir que en la Región se han exhumado 609 enterramientos en el Cabecico del Tesoro (Verdolay, Murcia); hay 547 incineraciones documentadas en El Cigarralejo (Mula), posiblemente la necrópolis ibérica mejor conocida y publicada; y se cuenta con 277 tumbas catalogada en Coimbra del Barranco Ancho (Jumilla). Otros yacimientos en Los Nietos (Cartagena), Castillejo de los Baños (Fortuna), Cabezo del Tío Pío (Archena), Archivel (Caravaca de la Cruz) o el casco urbano de Lorca completan el elenco.
Esto supone un conocimiento exhaustivo del ritual funerario ibérico en Murcia, siendo uno de los mejor conocidos en el ámbito nacional, apoyado en excelentes trabajos de campo e infinidad de publicaciones científicas, como las desarrolladas por investigadores de la talla de Gratiniano Nieto, Emeterio Cuadrado, Ana María Muñoz, José Miguel García Cano o Virginia Page, según destacan desde la Consejería de Cultura.