MURCIA. El pasado miércoles los agricultores de Almería, Murcia y Alicante se manifestaron en Madrid contra el nuevo intento de reducir el caudal de agua trasvasable del Tajo al Segura. Una vez más, los regantes del Levante se han unido para defender la necesidad de contar con agua suficiente para producir los alimentos que una buena parte de Europa consume.
La protesta contra los recortes injustificados del trasvase Tajo-Segura ha provocado que representantes de la práctica totalidad de las fuerzas políticas de Murcia, Valencia y Andalucía expresen su rechazo al uso partidista del Plan de Cuenca del Tajo para modificar los criterios del trasvase.
La recuperación ecológica del Tajo no pasa por diluir la contaminación incrementando el caudal de agua, sino por mejorar los sistemas de depuración para evitar el vertido de aguas residuales deficientemente depuradas al río.
"Es el momento para que los parlamentarios de las tres comunidades más afectadas planteen una iniciativa conjunta para blindar el trasvase"
El trasvase Tajo-Segura ha permitido incrementar el regadío para producir más alimentos con menor coste ambiental, fortalecer la cohesión social, evitar la despoblación rural y combatir la pobreza y el desempleo de acuerdo con las propuestas de FAO y los objetivos ODS 2, 6 y 13 de la ONU. Asimismo, ha contribuido a desarrollar acciones contra el cambio climático permitiendo combatir la desertificación y reducir las emisiones de CO2
Sin embargo, la agricultura de la Región de Murcia, sobre todo la de la comarca del Campo de Cartagena, está sufriendo continuos ataques que dificultan, cada vez más, el mantenimiento de la actividad agrícola.
El desmesurado incremento de los costes de producción (luz, agua, combustibles, agroquímicos, mano obra,…), los intentos de recortar el trasvase Tajo-Segura y la obsesión de culpar a la agricultura del deterioro del Mar Menor están provocando que muchos agricultores se planteen abandonar la actividad.
La recuperación ecológica del Mar Menor no pasa por reducir la agricultura, sino por implantar una buena gestión del agua y del suelo que obligue a todos y no sólo a los agricultores y ganaderos.
Las administraciones, además de establecer normas para mitigar el impacto ambiental de la agricultura, deben asumir obligaciones con la misma celeridad que se les exige a los agricultores para renovar y modernizar el alcantarillado y la depuración de aguas residuales que eviten la contaminación de la laguna.
La transición ecológica es, desde hace años, una seña de identidad de los regantes por lo que reducir o suprimir el regadío por falta de agua supone un elevado riesgo de colapso ambiental y económico de una de las agriculturas más eficientes y sostenibles del planeta.
Es el momento para que los parlamentarios de las tres comunidades autónomas más afectadas planteen una iniciativa conjunta para blindar el modelo y régimen del trasvase Tajo-Segura, sin matices ni interpretaciones, que consoliden el derecho al uso sostenible y productivo del agua en el Levante.
Con una buena y sostenible gestión del agua, produciendo más con menos consumo, los regantes están cumpliendo. Toca ahora a los partidos políticos proponer en el Congreso de los Diputados mantener el actual régimen de explotación del trasvase Tajo-Segura como uno de los fundamentos esenciales del desarrollo socioeconómico y ambiental de España. Seguro que a los casi 103 diputados de Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana se les unirán de otras provincias para conseguir la mayoría suficiente para alcanzar ese fin.
Se trata de salvar la agricultura, el empleo y nuestro medio ambiente. Sin agua no hay vida, ni agricultura ni agricultores.
Miguel Ángel Cámara Botía