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el eurocristiano tibio / OPINIÓN

Adrián Vázquez, a la lista del PP

24/12/2023 - 

CARTAGENA. ¿Se imaginan ustedes al presidente nacional Sánchez siendo recibido en el palacio de San Esteban por el presidente regional Miras para negociar las peticiones murcianas al Gobierno español? Ni siquiera haría falta retirar la bandera de España cuando Miras, sonriente, comunicase al público las concesiones conseguidas. Bueno, pues esa imagen no se va a materializar. Y no porque Sánchez le tenga manía a Miras, sino porque Murcia no es una nación. Es más, muchos murcianos están convencidos de que solo hay dos naciones en la península ibérica: Portugal y España. En cambio, esta semana hemos visto al presidente Sánchez siendo recibido en el palacio de la Generalidad por el presidente autonómico Aragonés para negociar las peticiones catalanas. Y hemos visto a un sonriente Aragonés, una vez retirada la bandera española, comunicar una larga ristra de concesiones por parte del gobierno español. Y eso ha sido porque, en opinión casi toda la izquierda española y una parte de la derecha, Cataluña es una nación distinta de España. Y, claro, las negociaciones entre naciones distintas tienen un rango superior a las establecidas entre una nación y una de sus regiones.

Hubo un partido de izquierdas que comprendió que el modelo plurinacional de España perjudicaba mucho a las regiones menos desarrolladas (eso era obvio), pero también (y eso era menos obvio) a una fracción importante de los ciudadanos de las regiones consideradas naciones. En corto, otorgar a Cataluña el estatus de nación no solo iba en contra de Murcia (y de Andalucía, Extremadura, etc.), sino también contra la mitad de los catalanes. En particular, todos aquellos cuya lengua familiar fuese el español. Ese partido se llamaba Ciudadanos y, gracias a su programa socialdemócrata españolista, ganó las elecciones autonómicas catalanas.

"Sería una lástima que perdiese su escaño europeo, lo que ocurriría si se presentase a las próximas elecciones en la lista de Cs"

Tras ese resonante éxito se expandieron por el resto de España, pero variaron su inicial inspiración socialdemócrata por una de tipo liberal. Aun así, obtuvieron suficiente apoyo electoral para entrar en varios gobiernos regionales en coalición con el Partido Popular, uno de ellos el de Murcia. Eran los tiempos en los que el ingeniero ciezano García Egea, alias Teo, mandaba mucho en el PP. Pero los tiempos cambiaron. Los dirigentes de Cs, ahora se sabe que también Arrimadas, programaron una serie de mociones de censura contra los propios gobiernos de los que formaban parte. Solo triunfaron en la capital de Murcia, dando la Alcaldía al médico socialista Serrano. En la región de Murcia fracasaron, igual que en Castilla León, y en Madrid la audaz Ayuso convocó elecciones media hora antes de que la censura entrase en el registro oficial. En Andalucía, el dirigente Marín se negó a presentar la censura y el Gobierno presidido por el pepero Bonilla siguió adelante.

El resultado de esa línea política errática se tradujo en un hundimiento generalizado electoral. En la región de Murcia solo conservaron una concejala, la de Ceutí. Tras haber antes negociado una moción contra el alcalde pepero y gobernar con el socialista, acaba de mantenerlo en la Alcaldía. Pero la relevancia nacional de esa decisión es prácticamente nula.

Más interesante es recordar que Cs mantiene varios eurodiputados, adscritos al grupo Renovar Europa. El motivo es que las elecciones europeas se celebran cada cinco años, de modo que todavía no ha dado tiempo a que los electores les retiren la confianza, como han hecho en las principales ciudades y todas las regiones. Entre esos eurodiputados ancestrales figura Adrián Vázquez, un hombre nacido en 1982 cuya inteligencia ha resistido pasar por varias universidades. A diferencia de otros políticos, cuya mente no se ha visto degradada por pisar las aulas universitarias, lo que los hizo idóneos para que los nombrasen ministros o embajadores, Vázquez es un tipo con una cierta formación intelectual. Y, además, está haciendo un excelente trabajo en el Parlamento Europeo en relación con la amnistía que el presidente Sánchez va a conceder a los malversadores separatistas a cambio de que le mantengan en el cargo. Sería, pues, una lástima que perdiesen su escaño europeo, lo que previsiblemente ocurriría si se presentase a las próximas elecciones en la lista de Cs. La España ideal para que Cs aplicase su programa centrista de pactar en unos sitios con el PP y en otros sitios con el PSOE sencillamente no existe. Estamos en una segunda transición tal que, si la primera nos condujo de la dictadura franquista a la democracia, esta nos llevaría, si culminase, de la democracia nacional al populismo plurinacional. En una situación tan dramática ya no hay sitio para sedicentes centristas. O se está con la nación o se está con la plurinación. No cabe ninguna tercera posición.

A la vista de lo anterior, sería oportuno que el PP abriese puestos de salida en su lista europea para gente de Cs. En concreto, sería ideal que Vázquez renovase su escaño mediante un acuerdo con el PP. Y como no se trata de humillar a nadie, en ese acuerdo debería figurar la garantía de que Vázquez podría volver a incorporarse al grupo Renovar Europa sin que nadie lo tildase de tránsfuga. Que en esta región hay una gran afición a ese calificativo, repartiendo carnets de tránsfuga a diestra y siniestra. Bueno, a siniestra menos, que el podemita Serna se ha pasado del grupo parlamentario de Sumar al Mixto sin que nadie lo denuncie a la Comisión del Pacto contra el Transfuguismo. El Tibio, como cree que los diputados no están sujetos a mandato imperativo alguno, tampoco se lo reprochará. Pero, en el caso de Vázquez, mejor prevenir que lamentarse: al parlamento europeo en la lista del PP, anunciando de antemano que seguiría en Renovar Europa.

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